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«¡Aquí estamos!», han dicho los artistas e intelectuales de la Revolución

«Que un sol enérgico nos amanezca siempre entre las venas», pidió en la tarde de este viernes y recordando palabras del poeta Nicolás Guillén, el Primer Secretario del Comité Central del Partido Comunista y Presidente de la República, Miguel Díaz-Canel Bermúdez, durante la clausura del Consejo Nacional de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (Uneac), que tuvo lugar en el Capitalino Palacio de Convenciones

Autor:

Alina Perera Robbio

En hermosa reverencia a nuestro Poeta Nicolás Guillén y a sus versos, y también en homenaje a la resistencia de una Cuba que tiene a sus artistas e intelectuales en la primera línea de combate, el Primer Secretario del Comité Central del Partido Comunista y Presidente de la República, Miguel Díaz-Canel Bermúdez, expresó en la tarde de este viernes: «Que un sol enérgico nos amanezca siempre entre las venas».

«¡Aquí estamos!», añadió con certeza el Jefe de Estado esas palabras usadas por Guillén en su poema Llegada –las mismas que fueron escuchadas más de una vez durante la clausura del Consejo Nacional de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (Uneac), que tuvo lugar en el Capitalino Palacio de Convenciones-.

«Este Consejo ha devenido en una declaración de principios, de principios revolucionarios», valoró el dignatario en la reunión de creadores e intelectuales, la cual contó desde la presidencia, además, con la presencia del miembro del Secretariado y jefe del Departamento Ideológico en el Comité Central del Partido, Rogelio Polanco Fuentes; de la viceprimera ministra, Inés María Chapman Waugh; del ministro de Cultura, Alpidio Alonso Grau; del presidente de la Uneac, Luis Morlote Rivas; del Presidente de Casa de las Américas, Abel Prieto Jiménez; entre otros directivos.

Díaz-Canel Bermúdez dijo a los creadores: «Se ha trabajado; y además, se ha actualizado el Congreso. No se han resuelto todos los problemas, pero se le han arrancado buenos pedazos». Seguidamente enunció: «El país agradece a sus artistas e intelectuales el aporte que han hecho desde las Comisiones para dar seguimiento a la mayoría de los acuerdos y planteamientos del IX Congreso».

Las diez comisiones –comentó- «tienen resultados que mostrar. Y algunas llevan más de 20 años aportando en asuntos trascendentales para la nación, como la formación integral de nuestros ciudadanos o la contribución del arte a la sociedad».

El Presidente cubano hizo referencia a la Comisión de Educación, Cultura y Sociedad, «cuya primera misión fue diseñada con la contribución de intelectuales de la talla de Retamar, Graziella, Helmo, y otros». Y explicó su destaque de ese grupo: «por el alcance, el impacto y los años de trabajo; pero las diez comisiones merecen reconocimiento».

Sobre el valor de la jornada de este viernes, el dignatario reflexionó: «El Consejo, sus debates, la calidad de las discusiones y las propuestas, confirman que el Congreso no terminó cuando acabaron sus sesiones en junio de 2019, cosa que ya yo sabía, porque no terminó ni siquiera para mí que mes a mes, salga el sol por donde salga, recibo en nuestra sede de trabajo a artistas, escritores y maestros para continuar sobre los acuerdos».

Sobre esta etapa reciente, subrayó el Jefe de Estado ante los delegados: «Los dos años y un poco más que duró la pandemia han sido más productivos de lo que podría esperarse. Y eso se lo debemos, sin dudas, a los motores que prendió el Congreso y a la indudable sacudida que provoca en cualquier patriota el choque directo con los planes de subversión que apuntan primero, y con particular saña, al alma de la Patria que son ustedes y sus obras».

«Nunca como ahora –destacó Díaz-Canel Bermúdez- se hizo tan nítida la razón de Fidel al decir que la Cultura es lo primero que hay que salvar». Y comentó que «la COVID-19 no paralizó a la Uneac, no paralizó a los artistas y a los intelectuales cuyo empuje fue decisivo para restaurar y recomponer los ánimos de una sociedad golpeada por dos pandemias -la COVID y el bloqueo, pero el bloqueo recrudecido-; y todo ello a pesar de que ha sido también un gremio duramente golpeado por la pérdida de valiosos compañeras y compañeros, de creadores que hace apenas dos años compartían con nosotros las sesiones del IX Congreso».

«Creo que uno de los méritos de este Consejo –definió el mandatario-, es haber provocado un debate en torno a los desafíos de la Uneac y su membresía frente a la ola colonizadora que amenaza con invadir todos los espacios culturales, por los canales más sofisticados y diversos».

«Quiero centrarme, recalcó, en este tema porque diría que es medular en cualquiera de las tareas que se haya propuesto la membresía de la Uneac, aún antes de nacer la organización, desde los días de Palabras a los intelectuales».

El Presidente expresó: «Cuesta hablarles a ustedes de un tema en el que hemos trabajado gracias a ustedes. En particular agradezco el desvelo por estos asuntos que siempre nos trasmiten Víctor Fowler, Helmo, Graziella, Torres-Cuevas, Limia, Israel, José Ernesto, Elier, Javier y Abel, entre otros, todos los meses».

Se refirió a esa labor como «una verdad que enorgullece» y que «nos acompaña desde 1868: nuestra vanguardia artística y cultural se distingue por haber librado, siempre, una larga y profunda batalla contra la colonización cultural».

«Es preciso –aseveró el mandatario- crear, mostrar, viralizar como se dice ahora, la genuina y poderosa cultura cubana -y también universal- en todos los ámbitos, para ganarle la pelea a la mediocridad. Digo universal porque creo en el valor de la Cultura en su sentido más amplio».

Recordó entonces la sentencia martiana: «Injértese en nuestras repúblicas el mundo, pero el tronco ha de ser el de nuestras repúblicas», para no olvidar que «universalidad e identidad resultan inseparables en la cultura cubana: una alimentando a la otra, y ambas tributando a la conformación de la originalidad que nos distingue».

Esa originalidad, dijo, «es pieza clave en la historia de los pueblos. Está en la base de nuestra resistencia. Por eso el imperio le confiere tanta importancia a la guerra cultural. Por eso el asedio, el acoso, el permanente interés por comprar artistas, intelectuales, deportistas, médicos, científicos, en fin, personalidades con reconocimiento social».

«Para ello se valen de un potente aparato de reproducción ideológica con grandes conglomerados de medios de comunicación, recursos materiales y financieros que bombardean constantemente ideas, valores, y modos de ser».

El Primer Secretario del Comité Central del Partido Comunista reflexionó que «frente a ese descomunal despliegue de recursos en función de ganar las mentes y corazones de los jóvenes en particular, y del pueblo en general, nuestros recursos y las capacidades de producción que nos permitirían sustituir buena parte de esos productos hechos para el encantamiento acrítico, hoy resultan muy limitados; y en algunos casos, inexistentes».

Una interrogante quedó planteada por él en el salón donde tenía lugar la clausura del Consejo Nacional de la Uneac: «¿Qué hacer entonces frente a esta dolorosa pero innegable certeza?» Se sucedieron nuevas ideas: «En primer lugar, siempre será preciso apelar a una de las armas fundamentales del arsenal político de Fidel: educar al pueblo. Fomentar una conciencia crítica, un pensamiento crítico, que garanticen un discernimiento culto de lo que vale, y lo que no».

«Esa conciencia tenemos que formarla, pero también inducirla, teniendo muy en cuenta que los medios y los públicos ya no son los mismos. Se precisa en ese sentido, un mayor impulso a la educación audiovisual y a la cultura en el espacio digita».

«Ustedes, como casi ningún otro grupo profesional, tienen la capacidad y la posibilidad de estimular, desde el conocimiento y la sensibilidad artística, el desarrollo de una cultura del debate, desde edades escolares tempranas, mediante actividades extra-curriculares altamente creativas (concursos, publicaciones digitales, encuentros de opinión, festivales culturales en la escuela, homenaje a grandes figuras, entre otros)».

Díaz-Canel subrayó: «Tenemos, y es una gran fortaleza, nuestra organización institucional, bien establecida y consolidada en diferentes sistemas de trabajo: Un Sistema Nacional de Medios de Comunicación, un Sistema de Educación, un Sistema Nacional de Instituciones Culturales, un Sistema de Publicaciones y Sitios en el Espacio Digital».

«Si logramos la articulación de estos sistemas para la difusión coordinada de ideas, conceptos y herramientas, las carencias materiales pesarán menos. Pero nuestras respuestas, ideológicas o comunicacionales, que transitan por estos sistemas, tienen que dejar de ser formales y burocratizadas. Tenemos que eliminar las retóricas triunfalistas o vacías que muchas veces terminan alejándonos de todos los públicos, provocando que el pueblo o determinados segmentos desconfíen y se distancien de nuestras instituciones y de nuestros discursos».

Necesitamos –enfatizó el dignatario- «una ofensiva absolutamente creadora frente a la agresividad imperial. Y aún es muy pobre el uso que le damos a las nuevas tecnologías para la comunicación digital: los podcast, los videos en YouTube, los blogs de autor, los foros de chat, los grupos de debate en redes sociales, las series para la Web, o Webseries. Necesitamos cada vez más opciones que invitan y ofrezcan espacio de expresión y disfrute a los jóvenes de ahora y el futuro».

«Existen, dijo, un diseño y un programa de trabajo para la descolonización cultural que hemos estado discutiendo desde la Presidencia y la dirección del Partido con muchos de ustedes. Es amplio, abarcador, ambicioso, pero es preciso socializarlo, es imperativo dar el salto, generar contenidos a la altura de las potencialidades de nuestra cultura; pero para que eso sea posible, aún hay mucho que transformar y emplearse a fondo en ello».

El Jefe de Estado afirmó que en los últimos años han vuelto a tomar aliento la producción audiovisual y dramatizada: «la televisión, el cine y el teatro, han confirmado cuánto pueden calar las obras propias y qué hermosos sentimientos despiertan en el alma sensible de las cubanas y los cubanos».

En un recuento que él calificó de incompleto –y en el cual mencionó a series como Lucha Contra Bandidos, Duaba, Entrega, Calendario, o el documental Soberanía, las puestas en Nave Oficio de Isla, o las películas El Mayor e Inocencia- el mandatario declaró que ahí está «la prueba de que, bajo los peores ataques y las mayores carencias, con la cultura como espada y escudo de la nación cubana, Cuba vive y promueve los mejores valores humanos».

«Son esos resultados los que inspiran e impulsan nuevos proyectos de impacto en las audiencias, como la guía de otros que esperan su oportunidad. Mientras más vemos, más están surgiendo ya».

Los encuentros emancipatorios sobre la mujer, los eventos sobre literatura, tradiciones y humor, el despegue de la comercialización de la música (que sigue estando por debajo de su potencialidad, pero muestra un desarrollo imparable), la danza o el ballet, fueron enumerados por el Presidente cubano; y acerca de ellos valoró: «Nos están diciendo, desde la noticia cotidiana en nuestros medios que, pese a los golpes y por sobre ellos, Cuba es Cultura».

«Estos años desafiantes –dijo el dignatario- quedarán en la memoria popular no solo por la suprema creación de los científicos sino también por sonidos inseparables de los músicos», quienes, afirmó, lo mismo han exaltado a los valientes de las zonas rojas y a los creadores de vacunas, que han respondido directamente a los ataques de los medios tóxicos contra Cuba.

El grupo Buena Fe, la voz de Cándido Fabré, Arnaldo y su Talismán o Raúl Torres fueron traídos a colación, a modo de ejemplo, por el Jefe de Estado. «Emocionan esos sonidos asociados a un tiempo heroico», dijo, y no pasó por alto el orgullo nacido de ver al enorme Silvio Rodríguez llenando gradas en México o en Madrid.

«Hoy es imprescindible –enunció el mandatario- elevar esa obra enorme e imposible de sintetizarse en un discurso, a los medios tradicionales, y sobre todo a las redes sociales, considerando las jerarquías artísticas sin censuras de naturalezas ajenas a la creación, y promocionando lo mejor, lo que más nos distingue y nos aporta. Que se combine el buen arte con buenas prácticas en el uso de todas las plataformas».

Igualmente Díaz-Canel Bermúdez hizo hincapié en que «hay que atender con inteligencia los consumos culturales de las nuevas generaciones, evitando excluir, por prejuicio, lo que en ocasiones consumen acríticamente. Hay que escuchar, debatir y mover la formación de otros consumos a través del diálogo real y la participación que garantiza mayor integración social».

Sobre el programa de atención integral a nuestros barrios, el mandatario comentó a los escritores y artistas: «Me alegra saber que hemos contado con ustedes para el programa de mejoramiento de la vida en los barrios».

«La Uneac ha sido pionera en días tan difíciles como los actuales. La obra de los promotores culturales y de los artistas en sus barrios, los proyectos que se convirtieron en paradigma -como el de Villafaña, el de Alden Knight, como Palomas por su extensión a todos los ámbitos de la vida en la comunidad y la expresión de esa vida en audiovisuales que son a la vez, indagación y testimonio de un tiempo crucial-, abrieron caminos por los que hoy transitan nuestros esfuerzos por conquistar toda la justicia social posible».

«Y por si faltara una prueba, llegó el período de la pandemia para ponerla». El Jefe de Estado recordó «la respuesta positiva a la demanda de trabajo artístico en  las comunidades, en los vacunatorios, en sedes de la Uneac y en proyectos como el de Kcho en Romerillo»; hizo referencia al cine, la televisión, la radio, las brigadas artísticas en hospitales y centros de aislamiento de todas las provincias: «todo fue menos duro por eso, y quedó en la memoria del alma cubana gracias a la obra de los creadores cubanos».

«Esa militancia con la vida, no al lado sino dentro del pueblo, ha puesto a la cultura cubana –denunció Díaz-Canel Bermúdez- bajo el fuego de la guerra mediática que se atiza contra Cuba, creyéndose el imperio su propia mentira de que la Revolución vive sus días finales».

«Conocen, eso sí, el impacto directo de los creadores y artistas en el tejido espiritual de la nación. Pero eso van con todo contra la cultura».

«Acosados, agredidos en las redes y en los escenarios, con la misma saña que se persiguen la economía y las finanzas del país, nuestros más valiosos intelectuales y artistas han respondido con serenidad, con valor y con profesionalidad a los peores ataques. No se han dejado arrastrar por la espiral de la ignorancia y el odio de los adversarios sin moral, sin ética, y sin obra».

Por solo citar un ejemplo, el mandatario recordó que «cuando en nombre de la cultura se organizó el boicot contra un evento histórico de la Artes Visuales, la IV Bienal de La Habana, y se apeló a la libertad de creación para mancillar los símbolos de la Patria e irrespetar la nueva Constitución como primer paso al objetivo perverso de desmontar el profundo proceso emancipatorio de 63 años de la Revolución, no se renunció a hacerlo, no se botó el sofá, y la Bienal triunfó sobre el odio».

«Ustedes -y cuando digo ustedes hablo de todos los creadores reconocidos por la Uneac, a los que ustedes representan- han sido infatigables artesanos de la alternativa, defendiendo espacios y obras del patrimonio nacional y de nueva creación, como prueba de su vitalidad; eso es también resistencia creativa».

«Y han sido también escudos poderosos contra el odio», expresó el dignatario a los intelectuales, con quienes quiso evocar la idea martiana de que «una idea enérgica, flameada a tiempo ante el mundo, para, como la bandera mística del Juicio final, a un escuadrón de acorazados».

El Presidente afirmó: «No veo otra manera de ser y actuar cuando se viene de una tradición de grandes como sus fundadores, especialmente Nicolás Guillén, primer presidente de la Uneac, voz personalísima y universal, cuyos 120 cumpleaños celebramos con estas sesiones».

«Cada encuentro con intelectuales y artistas -sea este Pleno o sean nuestras reuniones de chequeo mes a mes-,  alimenta muchos de nuestros sentidos y nos llena de entusiasmo para emprender nuevos proyectos. Cada vez nos sentimos más parte de ustedes, seguros siempre de que el presente y el futuro tienen que ser socialistas».

«El socialismo nos salvó ante la pandemia –afirmó el Jefe de Estado-; el socialismo venció el intento de golpe vandálico, y lo que realmente nosotros vamos a festejar como un primer aniversario el 11 de julio, es que el pueblo cubano y la Revolución cubana desmontaron un golpe de estado vandálico».

«Estoy convencido, dijo Díaz-Canel Bermúdez, de que defendiendo el Socialismo superamos la dura situación actual y venceremos al odio imperial».

Voces y sentimientos de un encuentro vital  

A 120 años del nacimiento del Poeta Nacional de Cuba, Nicolás Guillén, ha estado dedicado este encuentro de la sensibilidad y la inteligencia, como apuntó en la tarde de este viernes el presidente de la Uneac, Luis Morlote Rivas. «Que estemos hoy aquí –enfatizó- es una victoria de la ciencia cubana». Y en su intervención de pórtico pidió a los presentes un minuto de silencio en homenaje a quienes, en tiempos recientes, dejaron de estar físicamente entre sus compañeros y formaban parte del ejército de artistas y creadores.

Fueron leídos los dictámenes de las comisiones que sesionaron durante el Consejo Nacional de la Uneac, y que abordaron temáticas relacionadas con la escritura; con la música; con el cine, la radio y la televisión; con las artes escénicas; y con las artes plásticas.

Morlote Rivas resaltó: «Estar hoy aquí, luego de tantos obstáculos, es también un acto de resistencia creativa». Y habló de los ataques contra la Revolución, lanzados especialmente desde las redes, esos que buscan quebrantar la unidad y los consensos.

Seguirán en pie interrogantes del IX Congreso de la Uneac, afirmó Morlote Rivas, como las siguientes: ¿Cómo podemos ayudar más a nuestro país? ¿Cómo seguir fortaleciendo el tejido espiritual de la nación? La Uneac, dijo, tiene el deber de anticipar respuestas, porque la sobrevivencia de la Revolución pasa por la economía, y también por la dimensión cultural.

No hemos dejado morir el Congreso, como nos pidió el Presidente Díaz-Canel, seguiremos cantando, contando y pensando la Revolución, enfatizó Luis Morlote, quien, tomando las palabras del poeta Guillén expresó: «¡Aquí estamos!».

El destacado intelectual Miguel Barnet compartió entonces su percepción acerca de las dificultades que el pueblo cubano está sufriendo en el día a día: «Nosotros no estamos sufriendo un bloqueo sino una guerra económica y política sin precedentes en el mundo», afirmó el poeta y etnólogo, para quien todo análisis que se haga sobre la Isla debe pasar por la realidad de la guerra que se nos hace.

«No olvidemos nunca esta historia», dijo, y pidió hacer preguntas claves: hacia dónde vamos; cuál será el futuro de Cuba; qué haremos con nuestros jóvenes. La Uneac fue, es y será siempre vanguardia artística, y política; sigamos empujando este país hacia el futuro, añadió.

De Matanzas, el creador Rubén Darío Salazar compartió ideas sobre la infancia y la responsabilidad que la intelectualidad tiene con esa parte de la nación: «Se impone volver sobre nuestras raíces, para fortalecerlas». Y aseveró que «estamos compitiendo con un mundo terrible y lo único que tenemos es nuestra verdad y amor por esta Isla hermosa y llena de contradicciones».

«Nos tiraron a matar, nos siguen tirando a matar, lo que pasa es que nadie se va morir, menos ahora», comentó el periodista Pedro de la Hoz, quien además dijo que padecemos carencias, pero nadie nos quita nuestros sueños, los sueños están intactos, y los multiplicamos. El escritor reflexionó sobre cómo hace un año nos vaticinaron que la Revolución  se caía: «Un año después de aquello que parecía el final, ¡aquí estamos!, recomenzando hasta siempre».

Agustín Antonio Villafaña, artista de la plástica, se sumó al «¡aquí estamos!», y desde su experiencia de treinta años de trabajo comunitario, habló de cómo, desde ese ámbito, se han formado múltiples generaciones a las que se les «sembró esa semilla de la sensibilidad, del sentimiento».

Aquel que se separa del pueblo, advirtió, no está haciendo de verdad el papel del artista revolucionario. Y Nelson Valdés, joven músico, cantante y compositor cienfueguero, hizo hincapié en la importancia que tiene la cultura: Hay un deber sagrado con la Patria y que tiene que ver con lo que somos, resaltó; hay que volver a enamorar a los jóvenes con lo más lindo de este país, y que no sean los mediocres los que se muestren con el éxito.

Poner a los artistas en la justa coordenada que merecen dentro de la Isla; colocar en la creación los pasajes más trascendentales de nuestra historia; defender en los medios de comunicación los dramatizados pero también la música que es identidad; influir en el comportamiento de la gente, para que la gente abandone la vulgaridad; aprovechar las potencialidades de la radio. De tales temas se conversó en la jornada donde también se escuchó hablar sobre epopeyas propias y espíritu de lucha.

El humor como arma –y que como expresó la escritora Laidi Fernández de Juan nos sostiene más allá de toda adversidad-; la trova como un tesoro; que la Escuela de Ballet de Cuba sea patrimonio nacional de la Cultura –como propuso Viengsay Valdés, Primera bailarina y directora general del Ballet Nacional de Cuba (BNC)-; formaron parte de una jornada preñada de pensamiento y sentimientos.

Regina Balaguer, directora del Ballet de Camagüey, expresó que estos son momentos de unirnos y de lograr encadenamientos creativos, desde las fuerzas la Uneac, para poder, entre todos, defender patrimonio, nación, soberanía e independencia.

El Consejo Nacional de la Uneac se pronunció definitivamente por un texto titulado «¡Aquí estamos!», el cual fue elaborado en el transcurso de la jornada y ratificó el compromiso de la organización con defender las raíces históricas y el orgullo de ser cubanos e hijos de una Revolución humanista, que no claudica.

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