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Polémica con Cándido Fabré

A 30 años del nacimiento de su banda, el improvisador mayor de la música bailable en Cuba sostuvo un candente diálogo con JR

Autor:

Osviel Castro Medel

MANZANILLO, Granma.— Algunos le pronosticaron el fracaso cuando, hace 30 años, decidió crear su propia banda. Llevaba una década en la cumbre junto a la Original de Manzanillo, de modo que esa decisión pudo haber significado el «opacamiento» o el descenso en su carrera.

Sin embargo, al margen de detractores, Cándido Fabré siguió improvisando como ninguno, componiendo y llenando plazas con presentaciones que retaban a la madrugada y se extendían, incluso, hasta la aparición del sol.

«Empezamos en el cine Bayamo el 19 de octubre de 1993. Era un cine viejo y allí mismo hicimos el concierto del debut. Fue un suceso popular, lo transmitió Radio Bayamo, miles de personas lo sintonizaron. Recuerdo a la gente con abanicos, con cartones, echándose un poco de fresco en el cine abarrotado porque el calor era temible», dice en el principio del diálogo con JR para referirse a la primera presentación con su orquesta.

A partir de ese día su agrupación sumó incontables reconocimientos, que incluyeron el Caracol del Caribe (Colombia) y el aplauso del público en Cuba y el extranjero. «A los pocos días de crear la banda nos presentamos en el festival Matamoroson, en Santiago de Cuba, y tuvimos el privilegio de que Juan Formel y los Van Van nos prestaran sus instrumentos. Tocamos para una gran multitud en el anfiteatro Mariana Grajales; aquello fue tremendo, la gente bailó, coreó, nos decía: “te queremos, Fabré” o “la banda está durísima”. Juan Formel, que en gloria esté, me dijo: “Vamos a tocar porque somos los Van Van, pero aquí no hay nada que hacer ya», cuenta con orgullo este hombre nacido el 20 de septiembre de 1959.

Claro, el largo diálogo no solo tocó aspectos de aquella fundación. Hablamos de música, de su controvertida personalidad y más.

— ¿Por qué siguió con el formato de la charanga al fundar su agrupación? ¿No le aconsejaron crear algo diferente?

— Cuando tú te sabes creador, te sabes bandera, no tienes por qué perder tu carril o tomar otro camino que no conoces. Gracias a Dios no me equivoqué, no tenía por qué cambiar. He dicho siempre que el formato no define el éxito de un artista. Silvio Rodríguez, José Feliciano, Pablo Milanés, Los Compadres, los Matamoros... se hicieron inmensos a golpe de guitarra y son universalmente conocidos.

Cándido Fabré en una de sus tantas presentaciones en las comunidades del país. Foto: Rafael Martínez Arias

Hay quienes dicen que, afectado en sus cuerdas vocales, no debería intentar cantar, solo componer. ¿Ha pensado en dejar de hacerlo, o es que se sentiría muy mal si no canta?

— Si hoy llegara el fin de mi carrera en escena me sentiría contento, feliz. La historia está hecha. Y me da fuerzas pensar así una entrevista que vi en internet a Ismael Rivera, el Grande de Puerto Rico; a mí me encantó por su manera de decir tantas cosas. Él estaba afectado de la voz, lo habían operado y no quedó bien del todo; cuando le preguntaron ¿y si no puede cantar más?, respondió: “ya yo he cantado bastante”. Así mismo me atrevo a decirte ahora. 

«Te digo también que cuando comienzo un concierto inicio preocupante, pero a la hora de estar cantando me pongo que la gente dice: “¿Y ese es Fabré?”. Entonces me doy cuenta que debo preocuparme más por la preparación antes de subir. Es que tampoco puedo negar que ya llevo 45 años en los escenarios, entregando el corazón, y eso uno se lo siente.  El pueblo me ha demostrado que quiere escuchar a Cándido. Creo que todavía puedo. Hay quien necesita una voz impecable para que la gente le crea, yo no». 

Ciertas personas lo tildan de ser autosuficiente, otras de polémico. ¿Qué les respondería?

— Creo que los mediocres son los únicos que se atreven a decir que Cándido es autosuficiente. No tengo que vanagloriarme de lo que no soy, ni auto-reconocerme. Sé el lugar que ocupo, ahí está mi obra y el pueblo la ha hecho suya. No he sido el mejor compositor, pero sí me han versionado muchos en el mundo, gracias a Dios.

«Polémico fui, soy y seré. Hay quien prefiere callarse para no dialogar o le gusta el “sí señor”, “no señor”, ese no es Cándido Fabré. Soy polémico porque a veces me toca hablar de algo que quiero, amo y defiendo, pero en el que hay cosas que no me gustan como están funcionando. Entonces me pongo rebelde y recuerdo que provengo de la tierra de los Maceo. Digo mis verdades y las defiendo».

— ¿Cómo ha podido mantenerse haciendo música y traspasar fronteras desde una ciudad que, aunque importante, no es siquiera la capital de una provincia? ¿No pensó en irse?

— Tengo un lema: el diamante es diamante aunque esté en el fango. Antes casi todas las orquestas se quedaban en su lugar de origen, no había necesidad de irse. La propia Original se hizo grande desde Manzanillo. Pero te pongo más ejemplos: Los Muñequitos no se fueron de Matanzas, Maravillas de Florida no se fue de Camagüey, ni la Aliamén de Villa Clara. Y Polo Montañez triunfó desde su monte. 

«Yo vine para Manzanillo desde Palma Soriano, después de haber estado más de cinco años en mi combo y aquí me fui enamorando, primero de Conchi (su actual esposa), después de este pueblo. Cuando salí de la Original no regresé a mi San Luis, me quedé y aquí ya llevo 40 años. Mi orgullo es haber sido desde este rincón un digno representante de la música cubana».

— ¿No le preocupa que el oído musical de las nuevas generaciones esté siendo «educado» prácticamente para un solo tipo de ritmo?

— Me alegra mucho la pregunta. Hay que analizar las causas de eso. Las agrupaciones de música popular no tuvimos el apoyo que internacionalmente le dieron a este tipo de ritmo: al reguetón, a la llamada música urbana. Surgieron unos muchachos con un verbo preocupante, pero que tienen millones de seguidores en la juventud. 

«Los que hacemos música popular en vez de tratar de destruir algo que ya está vivo en la gente debemos ocuparnos por preservar nuestro público. El repertorio tiene que estar acorde a los tiempos, el lenguaje debe ser contemporáneo y lo digo desde la experiencia: a mí solo me ponen en la radio, en algunas emisoras. Habrá que analizar qué hacemos para recuperar el camino».

— Se ha comentado que está molesto por no haber sido invitado a algún que otro festival de música en Cuba

Claro que a uno le duele que lo traten de excluir, de eliminarme no, porque no pueden. La razón de que no me inviten es que soy un guerrero de la tarima y porque en mí están presente la Revolución y Fidel, yo no soy neutral. A algunos les conviene decir que me estoy quejando, lo que hago es reclamar mis derechos. Después de eso ya no me interesa. Aquí pueden hacer mañana un festival, incluso hoy mismo, que si están esos que organizaron yo no voy. 

— Recibió varias críticas a raíz de un estribillo que contenía palabras verdes. ¿No cree que se equivocó?

— ¿Te refieres a las malas palabras?

- Sí, a eso mismo

- Para mí no fue un error. Creo que dije lo que quería decir en ese momento. Hay veces en que esa es la palabra que cabe, no hay sinónimos ni otra frase bonita, como pasó en la historia de Cuba cuando alguien invitó a la rendición a la tropa rebelde y Juan Almeida dijo: «aquí no se rinde nadie». No me caracterizo por eso, otros sí lo hacen y se han hecho famosos soltando malas palabras, tú los puedes escuchar por las calles y ahí están, nadie los critica. Sí creo que pueden usarse de vez en cuando, como hice en el tema «Deja que Roberto te toque», porque lo que dijo la señora cuando le devolvieron la voz fue exactamente eso.

— ¿Se atrevería a improvisar, a modo de resumen, lo que hemos hablado?

— Lo más importante es que todo lo que he dicho ha sido improvisado. Para complacerte debería hacerlo con rima o poético y no creo que pueda encadenarlo. Soy un creador que improvisa, no un improvisador que crea, tengo más de 2 000 temas en mi trayectoria. Así que me disculpas si no te complazco. Será para la próxima. Y te agradezco por la entrevista.

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