La noticia no puede ser más alentadora. Víctor Moya ha retornado a los entrenamientos, después de un año y medio alejado del cajón de saltos y someterse a una intervención quirúrgica en la pierna derecha.
Moya es el único saltador de altura cubano que ha brincado sobre 2,35 metros después de Javier Sotomayor. Su camino fue muy tenso desde julio del pasado año, cuando se lesionó durante el certamen centrocaribeño de atletismo, celebrado en Cali, Colombia.
Un aparatoso resbalón fue el causante de todo, pues la prueba donde intentaba «volar» sobre 2,31 metros se desarrolló después de un fuerte aguacero y el área de competencias estaba empapada.
Se le diagnosticó una ruptura en el borde superior del tendón rotuliano. Entonces, apenas tres horas después del accidente, lamentaba no poder estar en Beijing, pero me dijo con firmeza: «Volveré a competir. No soy de esas personas que se rinden fácilmente».
Y el tiempo le dio la razón. El regreso al entrenamiento ha requerido de una adecuada preparación psicológica, a partir del proceso de fortalecimiento de sus piernas mediante ejercicios con pesas y carreras en la arena.
Con paciencia asiática, el espigado moreno de 26 años enfrenta a diario el reto. Tanto él como su entrenador, Bárbaro Díaz, están muy optimistas.
Nuestro medallista de plata mundial en Helsinki 2005 y campeón panamericano en Río de Janeiro 2007, tiene previsto encarar sus primeras competencias desde finales de febrero o principios de marzo. En esa fase podría saltar sobre 2,27 metros. Si pasa los exámenes iniciales, su primer desafío de nivel serían los Juegos Centroamericanos y del Caribe, en Mayagüez, Puerto Rico.