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Más parabienes a Lula en medio del silencio de Bolsonaro

Acudió el Presidente argentino, personalmente, a saludar al líder del PT

 

 

Autor:

Juventud Rebelde

BRASILIA, octubre 31.— El mutismo del presidente Jair Bolsonaro casi 24 horas después de su derrota en las urnas era la nota descollante de este lunes en Brasil, luego del suceso histórico que constituye la vuelta de Luiz Inácio Lula da Silva a la presidencia, decidida la noche del domingo.

Aunque en su alocución tras conocerse el triunfo, Lula dijo la víspera que se tomaría dos días de descanso antes de emprender la enorme tarea que será el traspaso y su asunción del poder, prevista en enero, el líder del Partido de los Trabajadores se reunió este lunes en Sao Paulo con el presidente de Argentina, Alberto Fernández, quien acudió a saludarlo personalmente y lo hizo con un efusivo abrazo.

«Todo mi amor, mi admiración y mi respeto, querido compañero. Tenemos un futuro que nos abraza y nos convoca», escribió Fernández en Twitter al dar cuenta del encuentro.

Todavía este lunes, las redes sociales dejaban constancia de la enorme estela de felicitaciones transmitidas en las horas recientes a Lula por estadistas y personalidades políticas de Europa y de Estados Unidos, luego de que lo hiciera casi toda América Latina y el Caribe.

El francés Enmanuel Macron le dio los parabienes mediante llamada telefónica; también lo felicitaron el primer ministro de Países Bajos, Mark Rutte; la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, y su vice, Josep Borrell; el canciller alemán, Olaf Scholz, y el expresidente estadounidense Bill Clinton, entre otros.

Antes, apenas conocerse su victoria la noche del domingo, lo habían hecho casi todos los mandatarios latinoamericanos; el jefe del Gobierno español, Pedro Sánchez, y el actual jefe de la Casa Blanca, Joe Biden.

El festejo popular del domingo en la noche se extendió durante varias horas, como pudo apreciarse mediante Telesur, y desbordó a lo largo de varias cuadras la conocida Avenida Paulista, en Sao Paulo, con lleno completo de una acera a la otra, mientras los seguidores de Bolsonaro desmontaban el escenario donde tenían previsto celebrar el triunfo que no se dio, y se lamentaban con llantos y rezos.

Sin embargo, este lunes se reportaba que en unos 70 puntos de distintos estados, camioneros bolsonaristas cerraron caminos y organizaron barricadas con neumáticos en llamas, usando sus propios vehículos.

Esa reacción era esperada por analistas que toman en cuenta el discurso agresivo de Bolsonaro previo a las elecciones, que enardeció a sus seguidores y alimentó hechos de violencia, cuestionador de la institucionalidad electoral brasileña al punto de temerse que no reconociera su derrota si, como ocurrió, perdía las elecciones.

Esos antecedentes, precisamente, agravan su silencio luego de conocerse el resultado —50,9 por ciento de los votos válidos para Lula y 49,1 para el saliente—, que hasta este lunes al atardecer en Brasil, Bolsonaro seguía sin reconocer.

Lula consideró la jornada como «una de las elecciones más importantes de nuestra historia», que puso frente a frente dos modelos de país y tiene un único triunfador, el pueblo, dijo, primero mediante discurso escrito y luego con intervenciones espontáneas, obligado por la muchedumbre que lo aclamaba.

El ya dos veces presidente, a punto de asumir por tercera ocasión, también afirmó que la victoria no era suya, ni del PT, ni de los partidos que los acompañaron, sino de un movimiento que se movilizó para que la democracia fuera la ganadora.

El suyo no fue un discurso ideológico y tuvo un espíritu tan abarcador en su alcance como amplio fue el respaldo que consiguió Lula en la forja de alianzas, y durante el cual enalteció la democracia frente al mandato dictatorial y caudillista de Bolsonaro, y blandió la reconciliación nacional y el amor frente al odio sembrado durante cuatro años por el mandatario saliente.

Con ello, Lula demostró que es consciente de que uno de sus retos será gobernar con estabilidad incluyendo a ese 49,1 por ciento de votantes que apostaron por su contendiente.

El candidato ganador también evocó la inmensa maquinaria puesta en funcionamiento por el Estado para evitar que él llegara a la presidencia, pasando por la campaña de mentiras tejida contra su figura y el PT desde las elecciones de 2018, y que tuvo como antecedente el golpe de Estado contra Dilma Rousseff en 2016.

Me quisieron enterrar vivo, dijo, y aquí estoy.

Incluso el domingo, reportes de Telesur reflejaron las denuncias de potenciales votantes impedidos de llegar a sus colegios electorales por el bloqueo que la Policía Federal de Carreteras protagonizaba en distintas vías, sobre todo en el nordeste del país, donde está la mayoría de los seguidores de Lula y del PT.

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