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Pesca en Gaza: valores a pequeña escala

Poco ha importado que este 2022 haya sido declarado por la ONU como el Año Internacional de la Pesca y la Acuicultura Artesanales, pues los trabajadores del litoral de Gaza se enfrentan a la política del apartheid sionista

Autor:

Amado René Del Pino Estenoz

Ni la falta de orientación cardinal, la carencia de insumos o los cambios atmosféricos constituyen los motivos de temor primordiales para los trabajadores de la pesca en la Gaza sitiada: son los ataques de la marina israelí y los arrestos cerca de la zona portuaria lo que preocupa a pescadores y acuicultores palestinos.

Como parte de las medidas de punición a la que es sometida la población civil, desde enero de este 2022 se han incrementado los disparos intimidatorios de las cañoneras hacia el enclave costero, la confiscación de embarcaciones y la prohibición del uso de fibras de vidrio para la reparación de las exiguas naves árabes que solo pueden laborar en un área de seis millas, donde la riqueza pesquera es menor.

A pesar del asedio y las expresiones de provocación a la que es sometida, la pesca se ha convertido en uno de los oficios más establecidos dentro de la Franja de Gaza. Destinada en su integridad al abastecimiento del mercado local, la captura de peces apenas puede satisfacer necesidades perentorias de múltiples familias palestinas. 

En un período particularmente afectado por la inseguridad alimentaria —producto de los efectos del cambio climático, la proliferación de conflictos bélicos y la interrupción de las cadenas de suministros—, la labor de los millones de trabajadores pesqueros y acuicultores en el mundo ha adquirido una importancia cada vez más sostenida.

Si bien no existen límites exactos sobre la modalidad «artesanal» de la pesca, la mención está referida a las modestas cotas de producción obtenidas a partir de insumos precarios y escasa concentración de mano de obra.

En las costas de Gaza las especies marinas conviven con el material bélico. Foto: Middle East Eye

Pese a sus bajos niveles tecnológicos y de financiamiento, esta modalidad productiva —desarrollada fundamentalmente a nivel familiar y comunitario— ofrece un aporte imprescindible a las economías en desarrollo en ámbitos como la generación de empleo, la lucha contra la malnutrición y la inclusión social de la mujer.

La Organización de las Naciones Unidas (ONU) ha reconocido la contribución de la pesca dentro del sistema alimentario mundial ante múltiples desafíos como el agotamiento de recursos no renovables, la malnutrición y las enfermedades derivadas de la falta de nutrientes, la presión demográfica y los efectos de la pandemia de la COVID-19.

Con el objetivo de promover el consumo sano y equilibrado de los peces y las plantas acuáticas, y de reconocer la importancia de los ecosistemas marinos en el equilibrio ecológico, la ONU ha declarado 2022 como el Año Internacional de la Pesca y la Acuicultura Artesanales.

La zona de pesca en Gaza se redujo a seis millas náuticas como parte de la punición israelí. Foto: Middle East Eye

Esa designación de la Asamblea General de la ONU pone en evidencia las expresiones de admiración que ha merecido la resiliencia y valentía de los pescadores palestinos.

Más que sensibilizar a la opinión pública mundial sobre la demanda del sector pesquero de recursos globales, activos financieros, capacitación, respaldo tecnológico y créditos asequibles, el Año Internacional de la Pesca aboga por la viabilidad de esta práctica socioeconómica —según lo plasmado por los Objetivos de Desarrollo Sostenible.

De inversores, funcionarios públicos y activistas ecológicos dependerá la optimización de las condiciones de vida de la comunidad pesquera, así como la sabia gestión de los recursos oceánicos. Por encima de represiones, incomprensiones y despilfarros el Mar ofrecerá a los humanos su imponente legado.

Sin embargo, para el reducido número de apenas unos 4 000 pescadores palestinos —al comienzo de este milenio eran 10 000 los dedicados a ese oficio—, las aguas rebosantes de peces les están prohibidas. La política del apartheid sionista apenas le deja espacio a la sobrevivencia.

El mercado de pescado en Gaza resulta fundamental para el consumo de la población civil. Foto: Middle East Eye

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