Candidatos a las presidenciales de noviembre 2025 en Chile. Autor: PL Publicado: 13/11/2025 | 10:00 am
La ultraderecha y una izquierda con discurso que apunta al centro pudieran ser las opciones para renovar la presidencia chilena, luego de la votación del próximo domingo.
Se escogerán presidente, la totalidad de la Cámara de Diputados, parte del Senado, y gobernadores. Pero obviamente, lo que acapara la atención en la elección, es quién sucederá a Gabriel Boric en el Palacio de la Moneda.
EL ballotaje se perfila como opción casi segura según las encuestas, que no son infalibles. Hay ocho candidatos inscritos, pero según los sondeos ninguno obtendría la mayoría absoluta; cuatro de ellos tienen posibilidades de pasar a la segunda ronda, pero dos son quienes aparecen con mayores puntajes: la candidata oficialista Jeannete Jara, procedente del Partido Comunista y quien se postula por la alianza Unidad por Chile, a la cabeza con puntajes que van del 20 y tantos al 30 por ciento, y en segundo término, la ultraderecha representada en Antonio Kast, del Partido Republicano, en su cuarto intento por la primera magistratura.
Como ha dicho Jara en algún momento de esta campaña, se enfrentan dos modelos.
Detrás van Evelyn Matthei, considerada como representante de la derecha tradicional y quien se postula por Chile Vamos, y Johannes Kaiser, del Partido Nacional Libertario, descrito como un émulo del argentino Javier Milei que se ha dado a conocer sobre todo a partir de su proyección en las redes sociales.
Los expertos en pronósticos auguran que Jara obtendría más puntos en la primera ronda pero sería superada por Kast -o eventualmente, por Kaiser- en la segunda vuelta, cuando se espera la unión de todos los votantes de la derecha para frenar el paso a Jara.
Sin embargo, nada puede darse todavía por hecho.
La seguridad se describe como el tema principal en la campaña para una ciudadanía que hace seis años estalló en una virtual rebelión popular con puerto en la exigencia de una asamblea constituyente, aceptada de modo inteligente por el entonces presidente Sebastián Piñera.
El hecho de que aquellas demandas sociales no estén ahora sobre el tablero puede entenderse como resultado de la gestión de Gabriel Boric y las reformas emprendidas —a pesar de navegar sin mayoría en el Congreso— que consiguieron otorgar a la población el disfrute de algunos derechos sociales negados hasta entonces.
Una de las más emblemáticas de esas reformas es la relacionada con las pensiones, que en enero de este año dejó de ser resultado del sistema privado heredado de la dictadura de Augusto Pinochet.
Sin embargo, la redacción de una nueva Carta Magna reclamada en masivas protestas en 2019, y que fue el primer punto en la agenda de Boric al asumir el mando, fracasó luego de dos consultas populares en que el mismo número de versiones de textos constitucionales no consiguieron la aprobación necesaria de la población: una, considerada muy a la izquierda, poco divulgada y víctima de la propaganda del miedo desatada por la derecha, y la otra, en el extremo opuesto.
Otros puntos de su agenda tampoco pudieron ser cumplidos. Se va con una aceptación que se ha mantenido en torno al 40 por ciento según los estudios de opinión, y ahora no llega a ese puntaje.
La propia elección del presidente más joven que. haya tenido el país, procedente del movimiento estudiantil contestatario cuya emergencia en 2006 y 2011 fue interpretada como que «Chile despertó», fue un reflejo de la beligerancia social del momento.
El hecho de que en los primeros lugares, según los sondeos, aparezca ahora una representante de su gobierno con historia en la militancia comunista —aunque ahora refleje pragmatismo y menos radicalidad—, no deja de seguir siendo un hito en un país donde se mantiene mucho de la herencia del dictador Augusto Pinochet —empezando por la Constitución— y, como en otros lugares de la región, se intenta borrar o desvirtuar aquel pasado por quienes promueven el negacionismo.
Sin embargo, los sondeos dicen que al final se impondrá la ultraderecha, lo que representaría un tremendo retroceso.
Esperemos por las urnas. A ver qué dicen ellas.
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