Juventud Rebelde - Diario de la Juventud Cubana

Convida-20

Autor:

Mileyda Menéndez Dávila

Una invitación alentadora circula por las redes sociales. Un llamado a cambiar de actitud ante una realidad espantosa a la que no podemos dar marcha atrás, pero al menos podemos recuperar nuestra entereza y frenar el espanto, porque su naturaleza es letal, es cierto, pero puede embridarse con sensibilidad y civismo. O, al menos, no deberíamos alimentarla con inercias y fatalismos.

Es un convite simple, inocente: evitar regodearse en el nombre oficial de la epidemia y enfocarse en las vacunas más antiguas y eficientes empleadas por nuestra especie: esperanza, empatía y paciencia.

La idea de no decir-pensar una palabra puede parecer pueril otonta, pero tiene una base científica en la Programación Neurolingüística. Desde hace miles de años se sabía (y hoy se confirma con las tecnologías médicas) que la energía de tu cuerpo sigue a tu pensamiento, y como energía es vida, tu vitalidad se enfoca o diluye según tu actitud ante los desafíos cotidianos: Desde un molesto apagón hasta un estornudo; desde el latir por un familiar enfermo hasta el tomarse en serio una teleclase.

Ese declarar innombrable un enemigo tampoco es un recurso nuevo, ni es exclusivo de una única cultura. Cientos de obras literarias lo confirman como socorrida tabla mental de salvamento. Su propósito es esforzarse a concienciaen hacer crecer los opuestos, en este caso la salud, la responsabilidad, la creatividad, el contentamiento… todo lo que fortifique nuestro sistema neurosicoinmunológico, porque las defensas del cuerpo no son solo partículas en la sangre que combaten a otras partículas no bienvenidas en el organismo.

No se trata de negar el peligro obvio, sino al contrario: Aceptar que está ahí, pero no es invencible y depende de mí que no me alcance. Con esa convicción puedo enfocarme en terminar con vida el 2020, aunque eso implique posponer mis planes y renunciar a oportunidades que tal vez no regresen.

Mientras hay vida, hay esperanza, dice un refrán. El Convida-20, ese nuevo reto que inunda el mundo virtual, es un llamado a convertirlo en retruécano: fortalecer la esperanza para garantizar lo más valioso, que es la vida.

La prueba de que es posible está en esas personas centenarias (o casi), que han sobrevivido los embates del virus y regresan a casa sonrientes. A estas alturas, su razón de ser no es conquistar nuevos mundos nirealizar sueños pospuestos. Tarde o temprano cumplirán su cita con la Parca, y lo saben, pero volvieron a sonreír ilesos para plantear al mundo un desafío: Si yo pude, ¿por qué no te esfuerzas tú también?

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