«¿Cuál es tu rutina de Skincare?», me interrogó la hija de mi amiga, con solo 12 años. «¿Skincare?», le pregunté. «Sí, el cuidado de la piel y, más específicamente, te pregunto por la cara… ¿qué productos usas?», indagó la adolescente, mientras hurgaba en su bolsita para mostrarme sus pomos de cremas importadas, «las que le pide a la tía para que se las envíe», me aclaró mi amiga.
¿Presumida?, sí, y me parece bien, pero en ella se repite el esquema de las Lolitas apresuradas, que, en edades tempranas, ya andan con pasos agigantados en busca de atuendos, accesorios y productos de belleza que las hagan lucir mayores, atractivas y seductoras.
Que se preocupen por su apariencia en términos saludables es loable y la piel, ya sabemos, requiere sus cuidados, pero me inquieta saber si realmente consultan a un dermatólogo para saber qué hacer o si se guían por lo que se publica en las redes sociales y los artículos relacionados con las rutinas de las celebridades sin tener en cuenta su edad, su tipo de piel y sus verdaderas necesidades.
Investigo y encuentro la respuesta. Ya es un problema y creciente, en la medida en la que la familia lo asume como normal y no supervisa adecuadamente. Muchos especialistas que se han enfrentado a casos de irritaciones, dermatitis alérgicas y acné agravado, han alertado sobre la búsqueda de una piel perfecta en niñas y adolescentes, fundamentalmente, sin tener en cuenta que esas rutinas cosméticas pueden derivar en patologías cutáneas y problemas de autoestima porque están diseñadas para pieles maduras, que han sufrido más daño con los años.
La adolescencia es una etapa marcada por cambios físicos y emocionales significativos, y es común que se sucumba a todo aquello que, presión mediante, hace pensar que aportará más belleza y mayor aceptación. Se exponen entonces a una inmensa variedad de limpiadores, exfoliantes y tratamientos específicos con sus posibles combinaciones inadecuadas y la sobrecarga de ingredientes activos en la piel como retinol, alfa hidroxiácidos, ácido salicílico y la niacinamida, entre otros, que necesitan prescripción y supervisión médica.
Cuba no está ajena al fenómeno porque ya sabemos que, desde el exterior, llega todo lo impensable, y no son pocos los niños, niñas y adolescentes que, incluso, hacen una rápida búsqueda en Shein para elegir lo que desean adquirir de manera directa o a través de quien viaje y pueda traérselo.
Entonces, sobreviene la gran interrogante: ¿realmente a esa edad es necesario un skincare? La verdad es que no. A esa edad se tiene suficiente ácido hialurónico y colágeno en la piel, no es necesario combatir arrugas o desmanchar la piel. Ante determinados padecimientos como el común acné u otro, es vital acudir a una consulta especializada y seguir las indicaciones. Fuera de ello, basta lavar el rostro con un jabón suave, usar una crema hidratante adecuada para piel normal y aplicar protector solar, esto último —por cierto— nunca tomado en cuenta como se debiera en un país tropical como el nuestro.
Por lo tanto, una vez más insisto en que los padres y demás familiares presten atención a lo que sus hijos e hijas encuentran y siguen en Internet, y cultiven una cultura de aceptación y diversidad en la belleza, para que, en vez de buscar la perfección a través de productos y ritmos acelerados, aprendan a valorar su piel tal como es y a comprender que la salud es más importante que cumplir con estándares estéticos sin necesidad real. Sigo creyendo que la verdadera belleza radica en la salud, la autenticidad y la aceptación personal. Realicemos rutinas diarias para contribuir a ello.