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Un soñador empedernido

«Escribo ciencia ficción porque es también una manera de leer el pasado y el presente, de cuestionar la realidad que conocemos y de abordar las concepciones dictadas por el mundo moderno»

Autor:

Marilyn Bobes

«Lo mejor es soñar es un libro conformado por nueve narraciones. Cada una de estas puede ser englobada, a su vez, dentro de algunos de los subgéneros más conocidos de la ciencia ficción: space opera, cyberpunk y biopunk. Son textos en los que abordo temas que, como autor, me interesa afrontar: la manipulación de las funciones y estados mentales más básicos e íntimos del ser humano (como sueños o recuerdos); los sistemas dominados por la manipulación mediática; la consecuente proyección en las relaciones sociales o los límites éticos de los avances tecnológicos».

Así lo explica el matancero Raúl Piad (1989), cuando El Tintero lo interroga sobre Lo mejor es soñar, su libro premiado con el Premio David de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (Uneac) en el género de ciencia ficción. «Mi intención fue que estas no fueran simples exposiciones descarnadas, sino que mantuvieran cierta dosis de exotismo, aventura, y, en general, algún que otro coqueteo con el género fantástico, como el horror. Cada una de ellas compone un lienzo ambientado en mundos futuros donde se reflexiona acerca del presente. No buscaba predecir lo que vendrá; sino hacernos pensar cómo somos y cómo nos proyectamos como miembros de la raza humana, poniendo en evidencia nuestras virtudes y defectos», enfatiza este licenciado en Estudios Socioculturales, egresado del 18vo. Curso de Técnicas Narrativas del Centro de Formación Literaria Onelio Jorge Cardoso, en 2016.

—¿Por qué la ciencia ficción?

—La ciencia ficción es un pretexto, una excusa para hablar del presente observándolo bajo el «barniz» del futuro, o de sus posibles avances tecnológicos. ¿Qué haríamos si fuéramos invisibles? En 1897, el escritor H. G. Wells imaginó a un científico que logra que su cuerpo no absorba o refleje luz, haciéndolo invisible al ojo humano. Más allá del resultado, la pregunta que se plantea es cómo actuaría una persona en estas condiciones. ¿Ayudaría a otros de manera anónima y desinteresada? ¿Lo usaría para su propio beneficio? Al tratarse de textos imaginarios que no pueden darse en el mundo que conocemos, debido a una transformación del escenario narrativo o una alteración de  coordenadas, es posible utilizar el género a manera de respuesta a ciertas circunstancias que nos afectan.

«Escribo ciencia ficción porque es también una manera de leer el pasado y el presente, de cuestionar la realidad que conocemos y de abordar las concepciones dictadas por el mundo moderno».

—¿Qué opinas de la ciencia ficción que se escribe actualmente en Cuba?

—Cuba es y ha sido siempre uno de los núcleos duros de América Latina en cuanto a la calidad y la cantidad de escritores interesados en el género. En la actualidad bien puede hablarse de un renacimiento del interés por escribir ciencia ficción, no solo por la nueva hornada de autores que ha surgido y crecido en estos últimos años, sino por la esforzada labor de talleres literarios como Espacio Abierto o editoriales como Gente Nueva con su colección Ámbar. Como literatura al fin, no escapa a las influencias de la sociedad en que se desarrolla, con toda la carga positiva y negativa que esto pueda acarrear.

«Los autores de ciencia ficción, tanto los ya consagrados como los que recién comienzan —entre los que me incluyo— están apostando por una literatura que mira a los rincones más apartados y extraños del universo, sí, pero también al entorno, a la Cuba de todos los días que vive y respira, a ese país que es o podrá ser, con un marcado interés por las corrientes más novedosas y actuales del género. Esto último es importante, sobre todo porque, afortunadamente, no se ha olvidado lo que nos hace originales ante un mundo que sigue pensando, parafraseando al Yoss, que la verdadera ciencia ficción todavía se escribe en inglés».

—¿Cuándo y cómo comenzaste a escribir? ¿Siempre fue la ciencia ficción?

—Es muy difícil definir el momento exacto en que empecé a escribir, aunque ya desde niño siempre me había interesado hacerlo, atraído tal vez por mi manía frenética y compulsiva de leer todo lo que cayera en mis manos. Sí recuerdo los primeros textos «serios» que me atreví a garabatear, al terminar la enseñanza secundaria y comenzar en el IPVCE Carlos Marx; eran copias más o menos descarnadas de Tolkien y Lovecraft, pero que me divertían mucho y, lo que era más importante, que tenían un «público» que las seguía. A partir de ese momento mi interés por la escritura fue creciendo, estimulado por los talleres literarios a los que asistía y por los amigos. Realmente escribí de todo, aunque mi primer —y duradero— amor siempre fue el género fantástico en su sentido más amplio. La ciencia ficción vino después, entusiasmado por las lecturas de los grandes maestros del género y de los mejores escritores cubanos.

—¿Qué nuevos proyectos tienes en mente?

—En estos momentos estoy trabajando en una novela de ciencia ficción cuyo título definitivo debe ser Las sombras mueren dos veces, y retocando varios cuentos recién concluidos. También planeo terminar en un futuro cercano otra novela de realismo, en la cual mezclo el absurdo con la cotidianeidad.

—¿Cómo te definirías a ti mismo?

-—Me gusta verme como un soñador empedernido; alguien que, a pesar de lo difícil que pueda ser (y de hecho lo es) encontrar su lugar en la vida, lo ha conseguido, y que mientras pueda escribir se seguirá considerando la persona más afortunada del mundo.

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