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Los cambios serán profundos en Ecuador

Así lo confirmó el vicepresidente Lenin Moreno Garcés en encuentro con estudiantes de su país que se forman en Cuba

Autor:

Marina Menéndez Quintero

El vicemandatario ecuatoriano recibió el saludo de los jóvenes de su país que se forman como profesionales de la Medicina en Cuba. Foto: Roberto Suárez

El vicepresidente de Ecuador, Lenin Moreno Garcés, confirmó a JR su satisfacción por encontrarse «en este país tan hermano y solidario», donde dijo sentirse «extraordinariamente cómodo».

«La gente cubana es como yo me la había imaginado: de un espíritu extraordinario y una solidaridad inconmensurable», valoró.

Las declaraciones tuvieron lugar durante su visita a la Escuela Latinoamericana de Medicina (ELAM) este sábado, pocas horas después de las reuniones sostenidas en distintos momentos del viernes con el vicepresidente del Consejo de Estado de Cuba, Carlos Lage; el canciller Felipe Pérez Roque y el General de Ejército Raúl Castro Ruz, a quien consideró poseedor de «un extraordinario conocimiento de la historia cubana, latinoamericana y mundial. Nos dio una clase completa de la Revolución», afirmó.

En la ELAM, Moreno Garcés compartió largamente con una representación nutrida de los 631 estudiantes que se forman en ese plantel y de los que cursan la carrera en otras provincias, así como alumnos ecuatorianos del ISPJAE, de la Escuela Internacional de Deportes y de la Universidad de La Habana.

En nombre de todos, Cristina Aldaz, presidenta de la delegación de estudiantes ecuatorianos en Cuba, recordó los lazos de hermandad existentes entre nuestras naciones y respaldó las decisiones adoptadas por el gobierno de Rafael Correa para la salida de Ecuador de la transnacional Oxy, la restitución al país de la Base de Manta, y por el NO al TLC con EE.UU.

«Nuestro mensaje es de apoyo, pero también de exigencia para que el programa social se cumpla», apuntó. Su vicepresidente no la defraudaría.

CAMBIOS PROFUNDOS

«Estamos muy orgullosas», alcanzaron a comentar a esta reportera dos muchachas entre las decenas de estudiantes ecuatorianos que buscaban presurosos las puertas del teatro de la ELAM, una vez concluido el intercambio con Moreno.

Tal vez para la mayoría aquel fuera el primer contacto con un gobierno por el cual, probablemente, muchos deben haber votado desde Cuba. Ahora, frente a frente, el vicemandatario les confirmaba el deseo de cambio del ejecutivo presidido por Rafael Correa —«un hombre valioso», diría—, y los jóvenes le manifestaban a su segundo en la presidencia no solo la decisión de acompañar a ese gobierno en sus propósitos de soberanía sino, además, la demanda de que así sea.

En efecto, los cambios están en marcha y provocan hechos relevantes como el mayoritario voto por el SÍ en el referendo del 15 de abril; y serán «profundos, no epidérmicos, porque los problemas son profundos y requieren transformaciones profundas», reafirmó.

Moreno Garcés fue eje de un diálogo sustancioso y ameno, durante el cual contó a los estudiantes sobre la esperanza en que se convirtió rápidamente Correa «cuando parecía que iba a demorar la concreción de un liderazgo en nuestro país», y exaltó su firmeza desde que, aún en las oficinas del Ministerio de Economía durante el gobierno de Alfredo Palacio, el entonces ministro del ramo y hoy mandatario dijo NO al uso de los excedentes petroleros para pagar deuda externa, «mientras la gente se moría en la calle por no tener medicinas». Sin embargo, dijo, se destinaban mil millones de dólares a pagar deuda por adelantado.

«¡Cómo se robaron el país!», apuntaría al aludir al saqueo de las transnacionales que explotan el petróleo.

Ahora, advirtió, la Asamblea Constituyente será un hito para el cambio de las estructuras que Ecuador exige.

Locuaz, apasionado en el decir, jaranero y didáctico con los muchachos, Moreno contó también detalles de su vida, marcada por el asalto y herida de bala que hace nueve años le dejó un persistente dolor. Estuvo los primeros cuatro años en cama, hasta que la risa nacida en la conversación con un amigo le alivió. Estudió el humor y comprobó sus efectos analgésicos, inmunológicos y terapéuticos.

Jamás solazarse demasiado en el dolor físico ni en el del alma, y fe para batallar en lo que se cree: esos fueron dos de sus consejos al joven auditorio, cuya presencia y capacitación como médicos y seres humanos aquí, agradeció a la Isla.

«Gracias, hermanos cubanos, por formarlos».

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