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Ballenas vuelven a las costas de República Dominicana

Como a pasar una luna de miel, las ballenas jorobadas se aproximan a la provincia de Samaná y comienzan su cortejo

Autor:

Juventud Rebelde

SANTO DOMINGO, febrero 25.— Como muchos famosos, algunas ballenas jorobadas están de vuelta a las aguas atlánticas de República Dominicana a cumplir esa dulce obligación de los seres vivientes: crecer y multiplicarse por el método que todos conocemos, reporta Prensa Latina.

Nadie sabe a ciencia cierta por qué lo hacen, pero desde mediados de enero, puntuales, los enormes cetáceos se aproximan a la provincia de Samaná (noreste) y comienzan su cortejo y retozos que en principio despertaron curiosidad y con el alza del ambientalismo, el interés de gran cantidad de personas que disfrutan de esa suerte de atisbo íntimo autorizado.

La travesía las trae desde puntos tan lejanos como Groenlandia, Canadá y el norte de los Estados Unidos, al igual que a los famosos que disfrutan de la exclusividad que ofrecen lugares paradisíacos como Casa de Campo, escenario de algunas bodas fastuosas del mundo del espectáculo, en especial estadounidese.

Este año las autoridades turísticas dominicanas, acorde con los tiempos, han incrementado el número de observatorios terrestres, alentados no solo por el pudor, sino también movidos en la intención de ajustar el costo de las visitas a todos los bolsillos.

Ver a los mayores mamíferos marinos empeñados en sus titánicos intercambios sexuales es caro: entre transporte, alojamiento, comidas y pago de embarcaciones para ver de cerca como los cetáceos fabrican su descendencia puede costar hasta 3 000 dólares.

Para los forasteros los costos son mayores, cuenta habida el creciente precio de los boletos de avión.

La iniciativa ha rendido pingües beneficios al Ministerio de Turismo dominicano que, en un comunicado, dio cuenta de un aumento del número de visitantes del orden del 30 por ciento, que es bastante como quiera que se mire.

Eso para comenzar, pues los anfitriones quisqueyanos esperan que hasta marzo, cuando los cetáceos se hartan de contactos íntimos y retornan a donde quiera que sea que pasan los tediosos meses entre apareamientos haya un aumento sustancial en los 15 000 visitantes registrados hasta ahora.

Todo indica que el atractivo de la región para esos menesteres se ha corrido en el reino de Neptuno pues este año, además, se han avistado tiburones y delfines, aunque no es seguro si vienen atraídos por el espectáculo, a disfrutar de la calidez de las aguas o a encontrar sus almas gemelas.

Las ballenas jorobadas, sin embargo, continúan en lo suyo sin importarles en lo más mínimo el júbilo de los directivos de la industria de la hospitalidad, la indiscreción de los turistas ni las visitas de otros habitantes de su medio.

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