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Washington incita guerra de Turquía en Siria

Desde mediados de enero, el Gobierno de Ankara, presidido por Recep Tayyip Erdogan, despliega todo su poderío militar al sur de su frontera contra varios miles de combatientes de la minoría kurda, que suma alrededor de un millón y medio de habitantes en esa región del país árabe

Autor:

Leonel Nodal

Un inesperado repunte de guerra desangra de nuevo a Siria. El norte del país, fronterizo con Turquía, el territorio de los kurdos sirios, es el escenario escogido esta vez por los promotores de los conflictos bélicos, los únicos que ganan dando de comer a su industria armamentista.

Desde mediados de enero, el Gobierno de Ankara, presidido por Recep Tayyip Erdogan, despliega todo su poderío militar al sur de su frontera contra varios miles de combatientes de la minoría kurda, que suma alrededor de un millón y medio de habitantes en esa región del país árabe, de terreno escabroso y difícil acceso.

El enemigo contra el que Turquía ha desplegado una tropa de más de 10 000 hombres, con apoyo aéreo y artillero, son las Unidades de Protección Popular (YPG, por sus siglas en kurdo), aliadas de Estados Unidos.

La campanada de guerra la dio precisamente Washington al anunciar su intención de mantener una presencia militar en esa zona fronteriza sirio-turca, con una fuerza de 30 000 kurdos y árabes, integrantes de las llamadas Fuerzas Democráticas Sirias (FDS), entrenados y armados por el Pentágono.

El simple anuncio del proyecto por un anónimo «vocero de la Coalición Internacional», detrás de la que se escuda la ilegal intervención de Estados Unidos en Siria, bastó para que en cuestión de horas Erdogán lanzara la Operación Rama de Olivo contra los que Ankara califica de «terroristas», el  brazo armado del Partido de Unión Democrática (PYD). Objetivo: eliminarlos de la localidad de Afrin, su plaza fuerte.

Turquía también cuenta con el concurso de varios miles de milicianos opositores al Gobierno del presidente Bashar al-Assad, que desde poco después del comienzo del conflicto en 2012 fueron reclutados, armados y encuadrados en el llamado Ejército Libre Sirio (ELS).

Combatientes del YPG en el norte de Siria. Foto: AMN

Pretextos y motivos de la agresión a siria

A pesar de negar el propósito de crear un ejército títere en la zona fronteriza, como se dijo en principio, el propio secretario de Estado de EE. UU., Rex Tillerson, aseguró, sin el menor recato, que Washington mantendrá su presencia militar en Siria con el objetivo de sostener la presión sobre el Gobierno de Damasco y supuestamente garantizar que el grupo terrorista Estado Islámico (Daesh, en árabe) no pueda resurgir.

«La retirada total del personal estadounidense ayudaría al presidente sirio Al-Assad», declaró Tillerson durante una reunión en la Universidad de Stanford, California.

Al propio tiempo aprovechó para volver a cargar contra Irán —a tono con los reclamos de Israel, espantado por la creciente influencia del país persa en la región, donde ha contribuido a afianzar al Gobierno de Damasco y a su aliado libanés, el partido de la resistencia islámica Hizbolah.

Según Tillerson, «el repliegue de las tropas estadounidenses de Siria prepararía el terreno para que Irán fortalezca su posición en dicho país árabe».

Las reacciones no se hicieron esperar. Rusia, aliada de Damasco que jugó un papel decisivo en la derrota de los grupos terroristas y preconiza un diálogo político para darle fin al conflicto que estalló en marzo de 2011, señaló que la nueva estrategia de Estados Unidos apunta a «desmembrar» a Siria, según la portavoz del Ministerio de Exteriores de Rusia, María Zajárova.

¿Quiénes son los kurdos?

El nuevo estallido bélico en el noreste sirio pone sobre el tapete, otra vez, el espinoso drama del pueblo kurdo y cómo las partes involucradas en el conflicto lo tratan de utilizar en su provecho.

En los últimos años  la región al oeste del río Éufrates, incluyendo Afrin, se tornó un problema para Estados Unidos, que tiene una base en Mambij, porque  Turquía —su aliado en la OTAN— ha dicho que no aceptaría allí una presencia militar kurda, aunque sea bajo la sombrilla norteamericana, como se pretende ahora.

La región de Afrin está ubicada en el noroeste de la provincia de Alepo. Está bordeada por Turquía al oeste y al norte, y por regiones controladas por opositores armados sirios proturcos al sur y al este. En el este de Afrin, los insurgentes están apostados a lo largo de una carretera entre las ciudades de Azaz y Marea, sus dos bastiones en la región.

El presidente de Turquia, Recep Tayyip Erdogan. Foto: HispanTV

Ankara teme que en Siria emerja una región autónoma controlada por las milicias kurdas cercanas al Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK), activo desde 1984 en suelo turco, prohibido y perseguido como organización terrorista.

Los kurdos son un pueblo de origen indoeuropeo que se asentaron en el sur de Anatolia en torno al siglo X antes de nuestra era. El Kurdistán es una región sin acceso al mar situada en Asia Menor, al norte de Oriente Medio y al sur de la Transcaucasia. El pueblo kurdo es  la etnia sin Estado que desde hace más de 2 600 años reclama su territorio.

Como resultado del reparto neocolonial posterior al desmembramiento del Imperio Otomano y tras la fijación de fronteras que siguió a la Segunda Guerra Mundial, el Kurdistán se encuentra actualmente repartido entre cuatro países: Turquía, Irak, Irán y Siria, a los cuales hay que añadir un pequeño enclave en Armenia.

La mayoría de los kurdos profesan el Islam, pero también existen diferentes minorías cristianas y la de los yazidíes, que practican una antiquísima religión minoritaria, mezcla sincrética de varias creencias del Oriente.

El Kurdistán abarca 190 000 kilómetros cuadrados (km²) de Turquía, 125 000 km² de Irán, 65 000 km² de Irak y 12 000 km² de Siria, con un área total de casi 392 000 km².

En ese territorio se encuentra la mayoría de las reservas petrolíferas de Irak e Irán y la totalidad del petróleo sirio.

Las inmensas reservas de petróleo y  gas del Kurdistán iraquí y su enorme capacidad de influencia para quien las dominara, fueron uno de los principales móviles de la invasión estadounidense a Irak y uno de los motivos de su interés por revertir la Revolución Islámica en Irán y controlar a Siria, su gas y las rutas de los oleoductos que conectan con Europa.

El ejemplo de lo que ocurrió en el Kurdistán iraquí es revelador. Más de 80 compañías transnacionales con participación norteamericana y de sus aliados explotan ahora los yacimientos de esa región, entre ellas nombres destacadoscomo Chevron y Exxon Mobil.

Desde 2005, según fuentes de la industria, se cavaron más de cien pozos en la región kurda iraquí, el triple de los que se pusieron en explotación entre 1901 y 2004.

Como se ve, el desmembramiento de Siria satisface más de un apetito imperial y revela varios de los móviles de la odiosa guerra atribuida a diferencias confesionales y descontentos políticos mal satisfechos.

Interesa en primer lugar a Israel, ocupante de las estratégicas alturas del Golán, ilegalmente anexadas con el consentimiento de Washington, que a su vez pretende mantener activo un foco de inestabilidad  que justifique su injerencia y los cuantiosos gastos de su aparato bélico, para satisfacción del complejo militar industrial y sus aliados del Pentágono, que cada año reclaman un mayor presupuesto de Defensa. Ganancia de pescador en río revuelto.

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