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Indígenas denuncian riesgo de «genocidio y ecocidio» en la Amazonia

Líderes indígenas cierran filas frente a la política de Bolsonaro

Autor:

Juventud Rebelde

Brasilia, enero 20.— Comunidades indígenas de la Amazonia, encabezadas por el cacique Raoni Metuktire, denunciaron el riesgo de «genocidio» y «etnocidio» por el cual responsabilizaron al gobierno del presidente Jair Bolsonaro.

«Fuimos convocados por el cacique Raoni para reunirnos con el objetivo de juntar fuerzas para denunciar un proyecto (..) de genocidio, etnocidio y ecocidio», señala el documento elaborado tras una semana de deliberaciones en el Parque Indígena Xingú, estado de Mato Grosso, en la Amazonia, reporto la agencia noticiosa ANSA.

«El gobierno nos está atacando, queriendo sacarnos la tierra (..). Nosotros no aceptaremos la minería, el agronegocio y el arrendamiento de nuestras tierras, no aceptamos madereros, pescadores ilegales, hidroeléctricas que vengan a impactar de forma irreversible», señala la nota. Raoni, líder kaiapó de 90 años, ganó fama internacional en los años 80 y 90 del siglo pasado al acompañar al cantante inglés Sting en recitales realizados en varios países. En la reunión se propuso realizar protestas y denuncias a lo largo de 2020 para impedir que sigan adelante las iniciativas del presidente Bolsonaro.

El mandatario brasileño respalda la explotación minera y la actividad agrícola en las reservas bajo el pretexto de que activara la economía de la Amazonia brasileña.

En el evento realizado para relanzar la alianza de los pueblos originarios de la selva tropical, en la tierra Capoto-Jarina,  junto al rio Xingú entre el lunes y viernes de la semana pasada, participó Angela Méndes, hija del trabajador de la goma y defensor del medio ambiente Chico Mendes, asesinado en 1988  tras sobrevivir a varios atentados, y se convirtió en uno de los mártires ecologistas más conocidos del mundo.

«Hoy el escenario nos preocupa mucho más que hace 30 años, hoy más que nunca es necesaria una gran alianza, debemos juntarnos» los indígenas, los campesinos que extraen goma (los «seringueiros») y otros grupos, propuso Mendes, citada por ANSA.

«Mi padre solía decir que el bosque nos une ante el peligro común, pero hoy es el Gobierno el que nos trata como si fuéramos un enemigo. Intentamos entrar en contacto con el Gobierno en cuando tomaron posesión, como hicimos con los anteriores, pero los órganos que eran nuestros interlocutores están cerrando sus puertas», afirmó también la activista según publicó El País.

El diario notifico que  más de 500 representantes de los diversos pueblos que viven en la selva tropical se han reunido durante cuatro días en una reserva de la Amazonia para acordar estrategias y organizar un movimiento de resistencia a los planes del Gobierno de Jair Bolsonaro de asimilarlos y autorizar la explotación comercial de sus tierras.

En el documento-denuncia dado a conocer por los pueblos indígenas añaden que los derechos de sus comunidades están amparados por la Constitución y  que «as amenazas y el discurso de odio del Gobierno actual están promoviendo la violencia contra los pueblos indígenas». La versión definitiva del texto, negociado durante horas, tiene cuatro páginas y está escrita en portugués, segunda lengua y única común de los reunidos.

«Este encuentro no es para planear una guerra, un conflicto. Estamos aquí para defender a nuestro pueblo, nuestra causa y nuestra tierra», proclamó en la apertura el veterano Raoni Metuktire, convocante del encuentro.

Los indígenas buscan unidad porque el desafío que afrontan es mayúsculo. A los estragos de la crisis climática, que se siente en sus tierras como en otros rincones del mundo, se une un presidente que, por encima de consideraciones ambientales para asegurar la preservación de la Amazonia, quiere promover el desarrollo económico en reservas indígenas. El Gobierno que dirige ultima un proyecto de ley para autorizar en ellas la minería, la extracción de petróleo y gas y la construcción de hidroeléctricas, según un borrador publicado por el diario O’Globo.

Bolsonaro considera a estas comunidades rehenes de ONG que los mantienen anclados en la pobreza, sin aprovechar las inmensas riquezas naturales que atesoran sus tierras. El ultraderechista mandatario declaró hace seis años que los indígenas brasileños —unos 800 000 (el 0,6 por ciento de la población), repartidos en 225 grupos— «tienen que ser integrados en la sociedad, no criados en zoológicos millonarios», dijo, en referencia quizá a las reservas indígenas que hoy suman más de 400, agrego El País.

El ultraderechista ha desmantelado o debilitado buena parte del entramado institucional que protegía el medio ambiente y a sus compatriotas indígenas además de que, en cumplimiento de una promesa electoral, no ha demarcado en su primer año ni un solo centímetro de tierra indígena. Las reservas donde viven grupos aborígenes suponen el 14 por ciento del territorio de Brasil.

 La presión sobre los indígenas, como sobre otras minorías, se ha acrecentado con la llegada de Bolsonaro al poder y han aumentado significativamente la deforestación y los incendios intencionados en la Amazonia para convertir la selva en pastos y cultivos, y han caído las multas por delitos ambientales.

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