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Se hizo justicia: Monómeros retorna a Venezuela

La devolución de la empresa es otra muestra colombiana de buena vecindad, y punto a favor de Caracas frente al asedio. ¿Qué dirá la OFAC?

Autor:

Marina Menéndez Quintero

La política de paz total enarbolada por Gustavo Petro rebasa, obviamente, los conflictos internos, y se extiende a las relaciones con los vecinos. En ese afán de andar con apego a la justicia, dicha estrategia está renovando el camino de buena convivencia con Venezuela.

Entre los primeros pasos del nuevo Gobierno colombiano no solo se anota el restablecimiento de los nexos diplomáticos con Caracas que el antecesor de Petro, Iván Duque, ultrajó al desconocer el mandato de Nicolás Maduro y prestar su territorio para las más sucias agresiones.

En esa misma conducta de respeto y raciocinio, el nuevo Presidente colombiano también devuelve lo que es suyo a Venezuela.

Cuando ambos presidentes se reúnan en la frontera común, el lunes, en ocasión de su reapertura —como se adelanta extraoficialmente que ocurrirá para festejar ese otro paso que normaliza y profundiza los nexos— Colombia habrá abonado ya ese camino, al reponer a su vecina la segunda fuente en importancia de sus activos en el exterior, después de la famosa Citgo.

El superintendente de Sociedades de Colombia, Billy Escobar, explicó la medida de manera sencilla: «(la decisión) se corresponde a la legalidad que se maneja en el Estado colombiano en relación a los dueños de una empresa que tienen la posibilidad de escoger sus directivas».

Era lo lógico. Pero hasta ahora primaron en torno a Monómeros la injerencia con fines políticos, y la ilegalidad.

Citgo, filial de Pdvsa, y Monómeros, perteneciente a Pequiven, así como el oro venezolano congelado aún en los bancos de Londres, fueron incautados por órdenes de Washington en 2019 mediante su Oficina de Control de Activos Extranjeros (OFAC), y como parte de la estrategia de asfixia a la nación bolivariana que primero puso la empresa en su lista negra, y luego entregó su administración al falso interinato de Juan Guaidó, levantándole el castigo para que «operara». Duque les abrió las puertas.

Bajo el descontrol de Guaidó y sus escandalosos manejos turbios, Monómeros fue desfalcada. 

Según se ha documentado, la firma estaba en 2018 al 92 por ciento de su capacidad y producía 860 000 toneladas de fertilizantes. Un año después, luego de su ilegal intervención, sus operaciones estaban al 22 por ciento, y producía apenas unas 176 000 toneladas.

Todo se ejecutó con la venia y la participación de Duque, cuyo ejecutivo no solo prohibió la entrada a Colombia de los directivos auténticos de Monómeros, con lo que completó su secuestro. Además, el expresidente ejerció sus influencias para que en abril de 2020, la propia superintendencia de Sociedades de Colombia tomara el control, habida cuenta de la supuesta inminencia del cese de pagos por la empresa, y nombrara un gerente financiero que era funcionario suyo, en una apropiación ilegal muy parecida a un atraco.

Pero la operación se atribuye a mentes menos visibles. Según ha divulgado el sitio Misión Verdad con base en develaciones hechas por la publicación La Tabla, «la toma hostil» de Monómeros fue diseñada por Nitron Group, uno de los principales proveedores de Monómeros, con el objetivo de llevarla a la quiebra y apoderarse de ella mediante la concesión de créditos que luego se convertirían en deuda y más tarde en acciones.

Para lograrlo usó a dos personajes venezolanos con fuerza en la firma y ligados al uribismo y a Duque, así como vinculados con el partido opositor venezolano Voluntad Popular, cuna política de Guaidó.

Ahora, además de una posición de principios, devolver la salud a Monómeros al retornarla a su legítimo dueño es para Colombia un asunto de interés particular, pues la empresa produce más del 30 por ciento de los fertilizantes que su agricultura necesita, y puede suministrarle, incluso, más.

No obstante, las decisiones de Petro pasan, de muchos modos, por los intereses de EE. UU., que aún no se pronuncia públicamente, a pesar de que la OFAC renovó hace tres meses la licencia que permite operar a Monómeros a nivel internacional, pero con condicionamientos tales como que no estará autorizado «el débito de cualquier cuenta bloqueada, la entrada de cualquier sentencia u orden que efectúe una transferencia de bienes bloqueados, o la ejecución de cualquier sentencia contra bienes bloqueados», reveló Panama Post. ¿Cómo quedan sus medidas punitivas?

Según opinó la publicación en un mensaje en Twitter, «las sanciones impuestas por #EEUU a los activos de #Venezuela en el exterior, empresas estatales y miembros del régimen chavista se desdibujan cada vez más».

¿Acaso la administración Biden tendrá ante Monómeros el mismo pragmatismo con que ha sopesado la posibilidad de que se comercie el sancionado crudo venezolano, en la coyuntura de carestía de hidrocarburos que genera el enfrentamiento Rusia-Ucrania?

Por ahora, aplaudamos la rectitud y valentía colombianas.

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