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Tras los ecos de la VII Cumbre de la Celac

La Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños sigue andando firme, basándose en el respeto a la soberanía

Autor:

Marina Menéndez Quintero

La confirmación, poco después de concluida la VII Cumbre de la Celac, de que en julio tendrá lugar la reunión de jefes de Estado y de Gobierno entre el ente y la Unión Europea (UE), confirma que la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños marcha sobre pasos concretos.

Un comunicado de prensa conjunto firmado poco después de concluida la reunión de la Celac por Ralph Gonsalves, primer ministro de San Vicente y las Granadinas, que ahora ocupa la presidencia pro témpore del conglomerado, y el vicepresidente del Consejo Europeo, Charles Michel, anunció que el próximo encuentro a nivel de dignatarios entre ambos bloques tendrá lugar los días 17 y 18 de julio.

El texto, publicado en el sitio web del Consejo Europeo de la Unión Europea, expresa el convencimiento de que la cita «fortalecerá aún más la asociación birregional de la UE y los países de la Celac en prioridades compartidas como las transiciones digital y verde, la lucha contra el cambio climático y la pérdida de biodiversidad, la salud, la seguridad alimentaria, la migración, la seguridad y la gobernanza o la lucha contra el crimen transnacional», aspectos todos abordados en la Declaración Final que emitió el grupo latinoamericano y caribeño en Buenos Aires.

Las relaciones con la UE resultan importantes para uno y otro. Los de este lado del hemisferio, en búsqueda de recuperar los espacios de cooperación y reforzar el intercambio, sobre todo de cara a un año durante el cual tanto la Cepal como el Banco Mundial han pronosticado una caída en el crecimiento económico de la región, y pasando, desde luego, por la profundización del imprescindible diálogo político que nos siga ubicando como iguales. América Latina y el Caribe necesitan financiamiento e inversiones.

Para los del Viejo Continente, se trata de una relación estratégica, como han reconocido los líderes de la UE, en el contexto de crisis dejada por la COVID e incrementada por los acontecimientos en torno a Ucrania y Rusia, y con todo lo que, pese a los malos tiempos, América Latina y el Caribe representan como fuente de materias primas.   

Pero los nexos con la UE están lejos de ser el único derrotero de la Celac en la búsqueda de la multipolaridad y la multilateralidad que refrenda.

En un mensaje vía Internet a la reunión, el presidente chino, Xi Jinping, en su carácter de invitado, habló de unidad entre ambos socios en busca del desarrollo, como elementos clave frente a los desafíos.

El hecho de que China constituya uno de los más importantes socios comerciales de América Latina y el Caribe, siempre dentro de los marcos de colaboración que establece la llamada cooperación Sur-Sur, muestra la importancia de esos nexos y confirma los intereses mutuos que los alimentan; una retroalimentación exaltada por diversos analistas a la hora de comentar el mensaje de Xi Jinping a la VII Cumbre.

En opinión del sociólogo y consultor político español Decio Machado, Latinoamérica y el Caribe significan para China «una parte del Sur Global económicamente importante», y por eso «está atenta a los movimientos de interés que se generan en los países de América Latina y el Caribe» en el ámbito geopolítico, dijo en entrevista concedida a la agencia Xinhua.

En ese contexto, el analista ponderó la reincorporación de Brasil a la Celac y consideró que ese paso constituye un cambio fundamental para fortalecer la integración regional, tomando en cuenta que la voluntad de su presidente, Luiz Inácio Lula da Silva, a favor de la unidad regional, se suma a la de la mayoría de naciones del bloque, que hoy piensa igual.

Pero otros acontecimientos más singulares y menos comentados tuvieron lugar en la cita de la Celac en Argentina, tales como la inédita presencia de un enviado de la administración de Joseph Biden a la reunión, en respuesta a la invitación que cursó Argentina, en su calidad, todavía entonces, de presidente pro témpore.

Podría llamar la atención tratándose la Celac del primer bloque latinoamericano y caribeño sin la presencia de Washington, a lo que debe, justamente, su independencia y autonomía.

Pero el carácter de invitado como observador de Cristopher Dodd, principal asesor de Biden para la región y designado por este como su representante, y su discurso respetuoso, según trascendió, mostró, sobre todo, mayoría de edad de la Celac en el ámbito político y su fuerza como bloque, por esa capacidad de cohabitar en la cita con la potencia que sigue siendo el principal enemigo de la independencia regional, pese a cualquier pretendido esfuerzo de convivencia y buena voluntad del actual ocupante de la Casa Blanca.

En torno a la mesa de Buenos Aires, todos fueron lo que son: iguales.

Previamente, un mensaje de la Casa Blanca había dicho que la presencia de Dodd «refleja el compromiso de la Administración Biden-Harris de comprometerse con nuestros vecinos».

No obstante, la ausencia de un líder de la talla del presidente venezolano Nicolás Maduro —presidente de un país con mucho peso en la fundación de la Celac de la mano de Hugo Chávez— por denunciados intentos de agresiones mediáticas, reflejó el antagonismo que sigue existiendo entre América Latina y el Caribe y Estados Unidos, en tanto este siga actuando acorde con la Doctrina Monroe.

Ese principio estadounidense y la independencia de la región son incompatibles. Definitivamente, América no es para esos americanos. Y la actuación de otros altos cargos de EE. UU., sigue siendo otra en ámbitos distintos al diplomático.

El show mediático que, se denunció, fraguaron sectores de la derecha argentina contra Maduro, se basa en una orden de persecución judicial espuria y criminal contra el presidente venezolano erigida sobre falsedades, que fue emitida durante la agresiva administración de Donald Trump y que, obviamente, todo indica que no ha sido derogada por Washington.

Las declaraciones, durante los días previos a la cita, que realizó la Jefa del Comando Sur, confesaron las viejas y mantenidas apetencias imperiales sobre la región.

Laura Richardson reconoció que la zona les interesa por sus recursos naturales, entre ellos el litio; las enormes reservas de petróleo, el cobre y el oro de Venezuela, además del agua dulce, y la purificadora presencia de la Amazonía.

La persistencia del bloqueo contra Cuba y la continuada aplicación de medidas coercitivas unilaterales contra Nicaragua y la propia Venezuela, que la Cumbre criticó en varios de sus postulados, hacen pensar que los someros cambios observados en la política latinoamericana de la actual administración no constituyen terreno firme, en tanto el bloqueo, las pretendidas sanciones y, en general, la injerencia, no sean eliminados.

Sabedora de eso, la Celac, fortalecida con el éxito de esta cita, ha reafirmado su apuesta por el multilateralismo junto al respeto a la integridad territorial, la no intervención en los asuntos internos de los Estados, y la defensa de la soberanía.

La VII Cumbre cumplió esos principios. La Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños camina.

 

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