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EE. UU. encubre derrota de Netanyahu

El The New York Times informó que Israel ha reducido su demanda del número de retenidos y aceptará que Hamás libere en la primera fase en lugar de 40 a 33 personas

Autor:

Leonel Nodal

Cualquiera diría que Estados Unidos por fin acepta la derrota política y militar —por solo citar dos planos— del primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, en su guerra genocida contra el pueblo palestino en Gaza.

Hasta este lunes, a una semana de cumplirse siete meses de lanzar su operación de tierra arrasada, al menos 34 488 palestinos fueron asesinados y
77 643 resultaron heridos. En ambos grupos de víctimas, dos terceras partes son niños y mujeres. Además, se calcula que más de 8 000 fallecidos permanecen sepultados bajo los escombros.

Toda esa barbarie con el propósito de eliminar físicamente al movimiento de Resistencia Islámica Palestina Hamás y rescatar a los prisioneros israelíes en su poder, así como infligir un castigo ejemplarizante a toda la población —reduciendo la Franja a un terreno inhabitable— de modo que nunca más se atreva a rebelarse contra el régimen del apartheid sionista imperante en Gaza, Cisjordania y Jerusalén.

A juzgar por las declaraciones de los más altos funcionarios de la Casa Blanca, incluyendo al presidente Joseph Biden, esta guerra es un fracaso. Según la situación humanitaria y el desprestigio internacional, el repudio universal, incluyendo el de aliados y la mayoría de la población estadounidense —según serias encuestas—, Netanyahu es un incapaz, un fracasado, un personaje en el que no se puede confiar. 

En un tono casi implorante, el secretario de Estado, Anthony Blinken, acaba de decir que «Hamás ha recibido una propuesta de tregua de Israel que es “extraordinariamente generosa”,  y que debe decidirse rápidamente». A seguidas añadió que tiene esperanzas de que Hamás «tome la decisión correcta».

Por su parte, como si algún ser divino hubiera ungido de bondad al Ejército israelí —la llamada Fuerza de Defensa (FSI)— su portavoz asegura que «en los próximos días se transportará más ayuda a Gaza que nunca».

El The New York Times, por su parte,  informó que Israel ha reducido su demanda del número de rehenes y aceptará que Hamás libere en la primera fase en lugar de 40 a 33 rehenes. En parte, agregó, eso se debe al hecho de que Israel ahora cree que algunos de los 40 iniciales han muerto mientras estaban cautivos. El propio ejército sionista ha admitido que en algunas operaciones frustradas de rescate los cautivos murieron bajo «el fuego amigo», es decir, el de sus propios soldados, en tanto en otras ocasiones fallecieron bajo los bombardeos de su fuerza aérea.

En tanto, el ministro de Asuntos Exteriores del Reino Unido, David Cameron, dijo que hay sobre la mesa un alto el fuego de 40 días en Gaza a cambio de la liberación de rehenes, que incluye la liberación de potencialmente miles de prisioneros palestinos. A su vez, el Jefe de Política Exterior de la UE dijo que se espera que varios Estados miembros reconozcan al Estado palestino a finales de mayo.

Cualquiera diría que un arreglo conveniente y justo por fin está en camino. Sin embargo, más bien parece una carrera de los aliados de Tel Aviv para tratar de tapar los evidentes crímenes de guerra y las violaciones más flagrantes del Derecho Humanitario Internacional. 

Tanto, que la urgencia parece motivada por lo que publica este lunes con todas sus letras Haaretz, considerado uno de los diarios más objetivos y mejor informados. «Esta semana —informó— podrían emitirse órdenes de arresto contra Netanyahu, el ministro de Defensa, Yoav Gallant, y el jefe del ejército, Herzl Halevi.

Algunos expertos legales dicen que el Fiscal general y los abogados del ejército son en parte culpables de no hacer lo suficiente para prevenir las violaciones israelíes del Derecho Internacional.

Durante el fin de semana, el periódico Jerusalen Post anunció que Netanyahu teme por una inminente orden de arresto de la Corte Penal Internacional, y pidió a Washington que ejerza su influencia para impedirlo. Asimismo, trascendió que el ministro de Asuntos Exteriores, Israel Katz, alertó a las misiones israelíes en el extranjero que se prepararan para lo que describió como «una ola de graves brotes de antisemitismo, antijudíos y antiisraelíes» en medio de la posibilidad de que la Corte Penal Internacional emita órdenes de arresto contra altos funcionarios del Gobierno.

Todo el correcorre diplomático tiene también como trasfondo la aparente intención de frenar la varias veces anunciada por Netanyahu «operación terrestre sobre Rafah»,  el último refugio de más de un millón y medio de desplazados de otras regiones de Gaza, donde el Primer Ministro sionista afirma que se ocultan varios miles de combatientes de Hamás.

El efecto de los siete meses de genocidio, la reciente aprobación por Estados Unidos de un paquete de ayuda militar a Israel de miles de millones de dólares y la amenaza del zarpazo final a Rafah fortalecieron la revuelta estudiantil en más de cien universidades norteamericanas contra el presidente Biden. 

Durante el fin semana, el secretario de Estado, Anthony Blinken, llegó a Arabia Saudita —según dijo—  para reunirse con sus homólogos de Catar, Egipto, Arabia Saudita, Emiratos Árabes Unidos y Jordania, y discutir la gobernanza de la Gaza de posguerra. Luego continuará hacia Jordania e Israel.

Por su parte, el Jefe de la Casa Blanca, mayor interesado en poner fin a la caótica situación que día a día ofrece mayor peligro de pérdidas electorales, a solo seis meses de los comicios presidenciales, habló con el primer ministro Netanyahu el domingo. Según sus voceros, Biden «reiteró su posición clara» sobre una operación en Rafah, a la que ha expresado una sostenida oposición, al menos verbalmente.

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