Los delirios de grandeza de la administración Trump en el ámbito militar han sido ridiculizados por internautas del mundo entero. Autor: Tomada de Terra Publicado: 23/08/2025 | 06:03 pm
Los océanos Atlántico y Pacífico chocan sus aguas solo en el Estrecho de Magallanes, allá en el punto en que bañan las costas del cono sur americano y de la Antártida. Bien lejos de Europa y de China, pero la geografía toma formas y distancias caprichosas cuando la política y los intereses de dominación la empañan.
Un reciente análisis de la urdimbre que se teje sobre China y la unión cada vez más estrecha con Rusia —el gran temor de un Estados Unidos que se debilita a ojos vista, pero que señala el camino belicista de la OTAN y otros socios del Indo-Pacífico— puso la rosa náutica hacia ese norte geográfico para enturbiar las aguas con vientos guerreros.
Dice una revista militar española (galaxiamilitar.es) que la OTAN, en su último concepto estratégico, publicado en junio de 2022, afirmó que concedía «importancia al Indo-Pacífico porque los acontecimientos en esta parte del mundo probablemente tengan implicaciones directas para la seguridad euroatlántica» y que, también, enfrenta «desafíos sistémicos» planteados por la República Popular China.
La ecuación es simple, los europeos han perdido soberanía y someten intereses y prioridades de su bloque belicista, siguiendo los dictados de su socio principal, Estados Unidos, autoconsiderado dueño y señor de los mares todos, y las tierras, por supuesto.
En otro artículo reciente de la citada publicación se informaba que Japón instalaría sus cazas furtivos F-35B —esos que fábrica la Lockheed Martin, uno de los grandes del complejo militar-industrial estadounidense—, cerca de Taiwán «ante las ambiciones regionales de China», haciendo caso omiso, por supuesto, al hecho de que Taiwán es parte de China, y no apéndice de EE. UU.
El emplazamiento será en este agosto de 2025, lo que calienta más el verano y el clima político-militar de la región, en la que pretenden tratar a China como si fuera la advenediza. Una extraña visión de la geografía o será que ha ocurrido un desplazamiento de los continentes y no se nos ha informado...
La modernización y ampliación de las capacidades militares niponas se están produciendo a ojos vista, sobre todo para su población más avezada y preocupada por esos programas de «defensa».
Durante la conmemoración del aniversario 80 del lanzamiento por parte de Estados Unidos de la primera bomba nuclear sobre la población civil de la ciudad de Hiroshima, centenares de japoneses se manifestaron en el Parque Memorial de la Paz para denunciar la «alianza de guerra» de Washington y Tokio y alertar los peligros de una conflagración global donde el armamento nuclear tenga la posibilidad de emplearse nuevamente, con poderes multiplicados de aquellas que arrasaron con Hiroshima y tres días después con Nagasaki, el 9 de agosto de 1945.
Una alianza de los antiguos enemigos que implica un punto de inflexión en lo que fueron acuerdos tras el final de la Segunda Guerra Mundial para impedir que el eje nazi-fascista-nipón se volviera a reproducir. Pero eso es historia pasada, dirán algunos.
Lo cierto es que se necesita poder aéreo, marítimo y terrestre en condiciones de conflicto para los socios estadounidenses en la región y esa fortaleza se desarrolla aceleradamente y con la OTAN también de protagonista, desmarcando la línea roja entre capacidad defensiva y ofensiva.
La China potente, económica y tecnológicamente es el «enemigo» a derrotar y Estados Unidos está embarcando a toda una región en tan peligrosa aventura, léase Australia, Corea del Sur y Filipinas, por mencionar a los más dispuestos.
Y miren si el asunto es serio, que el Reino Unido ha dicho estar listo para intervenir en caso de guerra en la región del Indo-Pacífico. No les basta a los otanianos con el conflicto en Ucrania. El tema es también romper la asociación chino-rusa.
El teniente general de la Fuerza Aérea estadounidense Alexus Grynkewich, comandante del Comando Europeo de los Estados Unidos y Comandante Supremo Aliado en Europa desde 2025 —una cadena de mando que comenzó con el general Dwight Eisenhower—, dijo que la OTAN debe prepararse para la posibilidad de que Rusia y China puedan lanzar ofensivas simultáneas en Europa y el Pacífico en 2027. «Vamos a necesitar todos los equipos y municiones que podamos para vencer», dijo Grynkewich.
El quid de la cuestión está en dónde lo dijo: en un simposio internacional con decenas de ejecutivos de la industria militar que bajo el nombre de LandEuro tuvo lugar el 15 de julio pasado en Wiesbaden, Alemania, donde los jefes militares que participaron lanzaron el llamado a los fabricantes de armas para que suministren lo necesario para esa guerra que planifican desde la OTAN y donde enarbolaron el concepto de «disuasión global» y potenciaron el acuerdo reciente del bloque con Trump de gastar el 5 por ciento de su producto interno bruto. Ganancia clara para la industria de la muerte.
De manera que las hipótesis sobre esa supuesta guerra chino-rusa da base para la intervención euroatlántica en la región indo-pacífica.
Así de fácil se cambia la geografía cuando la política y los intereses de los negociantes de las guerras entran en acción, e interfieren en cualquier región, aunque con ello se socave la paz, la estabilidad y estimulen una confrontación que solo lleva un sello: ¡Peligro!