Juventud Rebelde - Diario de la Juventud Cubana

Eternamente moderna

Autor:

Aracelys Bedevia

Sentada en una de las sillas del restaurante La Covacha, que es también parte de su casa, Omara Portuondo espera la presentación del disco que acaba de grabar con la Egrem. A su lado está el Doctor Eusebio Leal, Historiador de La Habana, y amigo entrañable de la diva del Buena Vista Social Club.

Son pasadas las 2.00 p.m., y la Novia del feeling sonríe a los halagos que le hace el más leal de todos los habaneros. Ambos se miran y disfrutan el encuentro. Se conocen desde muy jóvenes. Nacieron en la misma calle (Salud) y mantienen una hermosa amistad desde hace varias décadas.

Eusebio, emocionado, y sin percatarse quizá de mi presencia, le canta melodías de ayer, hoy y siempre; y ella, eternamente moderna, abraza cada nota con la mirada y le agradece con la especial manera de sonreír que siempre la acompaña. 

¿A qué hora va empezar esto?, pregunta Omara a uno de los organizadores. Todos toman su lugar inmediatamente. Habló Omara, y ella es la leyenda, como lo es Alicia, quien cerrará el ciclo en el Kennedy Center, donde Omara fue arropada de elogios por el público y la crítica especializada, en reconocimiento a su talento.

Luego de dos años soñándolo, toma en las manos su más reciente fonograma, Omara siempre, calificado por Martha Valdés, premio nacional de Música, como «un disco impecable, único, para estudiar», un material que tiene que estar en todos los medios de comunicación porque «es una excelencia de la cubanía», ingrediente que lo recorre desde el primer sonido hasta el último.

Un poderoso halo de poesía, tan importante para los seres humanos, como afirmó Eusebio, hay en esta propuesta, que Omara abre con Sábanas blancas (Gerardo Alfonso) y finaliza con Yo vengo a ofrecer mi corazón (Fito Páez).

Brotan en este disco los sentimientos y el amor de una mujer que es capaz de interpretar y reproducir una canción de solo escucharla una o dos veces. Su voz está colocada en todos los registros. Con la frescura que siempre le acompaña, la escuchamos en Omara siempre, interpretar Y tal vez (Juan Formell), en homenaje al creador de la orquesta más popular de Cuba; Son al son (César Portillo), acompañada por la joven Yulaisi Miranda, ganadora de Sonado en Cuba; y Para el año que viene (Héctor Quintero) que comparte con Issac Delgado.

Una caricia para el alma es Tristeza (Beatriz Márquez), otro de los temas presentes en el álbum y que interpreta junto a la Musicalísima, a quien admira, respeta y quiere muchísimo, según ha reiterado. «Me satisfizo mucho cantar con ella. Es una persona especial», expresó, al preguntársele al respecto.

Única y versátil, esta cubana que tantas glorias ha cosechado para la patria se adueña de todo lo que canta, lo hace suyo, como sucede, por ejemplo, con Otra realidad (Diana Fuentes), letra que interpreta en compañía de la joven cantante; y Amarte no me cuesta nada (Alain Pérez), esta última con singularidades melódicas y rítmicas, según Omara.

Fluye en ella la música      más allá de la voz y da gusto escucharla haciendo lo mismo un Popurrit (Aymée Nuviola), con varios autores, que Oye virgencita (Pedro Pablo Cruz), y, por si fuera poco, ofreciéndonos su corazón, eternamente moderno, como es también su música.

Su forma de andar y de ser está presente en cada una de las notas de Omara siempre, y en los arreglos, cuidadosamente realizados por Alain Pérez. «¡Que se hereden sus canciones!», pidió Eusebio al presentar el disco. «Nada es antiguo porque cada modernidad es sucedida por otra», dijo, y a Omara, como bien expresó Martha Valdés, «hay que escucharla, estudiarla y llenarse de ella. Prestarle atención».

Todos piden que hable en la presentación de este regalo de la Egrem (que ya está a la venta junto a un dvd, dirigido por Joseph Ross); y ella, que no se parece a nadie, agradece a los presentes como mejor lo sabe hacer, cantándoles fragmentos de Gracias a la vida, que le ha dado tanto, y deleitándolos con Yo vengo a ofrecer mi corazón.

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