Juventud Rebelde - Diario de la Juventud Cubana

El mensaje del paciente 19

Autor:

Yahily Hernández Porto

Sus palabras retumban en las redes sociales. En mi muro de Facebook las leí y compartí, y también escribí: «Que se recupere pronto, le deseo todo lo mejor del mundo».

Mi comentario fue solo uno de los más de 6 000 que aparecen en el perfil del paciente 19 diagnosticado de COVID-19 en Cuba, quien en este momento se encuentra  aislado y en buen estado de salud.

Cuánta dicha y felicidad, en medio de su padecimiento, debió sentir este compatriota, internado en uno de los hospitales del país destinados a atender a los enfermos de coronavirus,al punto que decidió hacer públicos sus sentimientos, que entrañan una gran dosis de retribución.

«¡Querid@s amig@s!: No se cómo expresar mi agradecimiento por los cientos de personas que día a día me envían sus buenos deseos y sus oraciones…». Así inició el diálogo este joven, de solo 32 años de edad, con el mundo exterior.

Y es que el cubano lleva en sus genes el amor por el prójimo y su preocupación constante por las personas, a las que, sin conocer, les desea buenas vibras, salud y prosperidad.

Algo así le ha pasado a este guanabacoense en su confinamiento social, tal como describió en su publicación: «Es muy duro pasar por esto, el temor, el aislamiento, la soledad, y por eso quisiera dar gracias por tantas muestras de solidaridad y respeto hacia mí y mi familia…».

Ya han pasado varios días desde su diagnóstico, y en cada jornada recibe cenetenares de cariños virtuales y, lo más importante, mucho aliento para seguir librando esta batalla, a la vez personal y colectiva, contra esa destructiva enfermedad.

Lo que más me sorprendió al leer su mensaje no fue —y lo confieso—sus comentarios de gratitud y complacencia, sino aquellos que encierran una enseñanza social y describen cuánto daño ha causado este virus, no solo a la economía mundial, sino a la esperanza y el optimismo de quienes sufren, directa o indirectamente, su fulminante impacto.

«A mi llegada al país -Cuba-, decidí por voluntad propia permanecer en cuarentena y sin nadie indicármelo me presenté ante las autoridades y evité todo contacto con vecinos, familia y amigos. No me hubiese perdonado nunca ser portador de la tragedia y el dolor para los que quiero. Ellos pueden dar fe de ello…. No imaginaba semejante holocausto en mi país. Sentí el horror en Italia y vi el pánico y la destrucción social. Es una cuestión de conciencia ciudadana».

Sus palabras me atraviesan como un puñal el pecho y se me quedan clavadas en el alma cuando a continuación este luchador por su vida, -porque así prefiero nombrarlo-, por la de su gente más querida y por la de todos sus conciudadanos, subrayó: «Amig@s tod@s: las recientes medidas anunciadas en nuestro país deben ser RESPETADAS Y CUMPLIDAS para poder detener esta atroz epidemia en nuestra Cuba. Ya hemos sido tod@s víctimas del maldito coronavirus de una manera u otra. Los niños son grandes portadores, por favor, permanezcan en casa. No es un juego, no es catastrofismo, es una triste realidad».

Releo, analizo, interiorizo estas líneas, reflexionó: ¿Será que las madres con sus hijos en las calles, la gente amontonada en las colas sin ningún medio de protección, las jóvenes parejas en los parques repletos, los practicantes musculosos en gimnasios biosaludables hasta después de caer el sol, y los «veraneantes» a destiempo en los coppelias, no acaban de entender que Cuba es un de los 173 países invadidos por el SARS-Cov2, virus que ha cobrado casi 21 mil vidas humanas hasta este 26 de marzo?

¿Quién y cómo le pondrá freno al exceso de confianza de las cubanas y cubanos convencidos de que esta letal enfermedad no entrará a sus casas?

El país, las autoridades gubernamentales, las fuerzas del orden interior… no pueden solas. Es una responsabilidad multiplicada en la comunidad, el barrio, la cuadra, la familia…

Les comparto el párrafo final del contundente mensaje del paciente 19. No por gusto lo redactó en mayúsculas, tal vez buscando traspasar los fríos cristales de su reclusión absoluta: «NO SON VACACIONES, NO LOS DEJEN SALIR A JUGAR BAJO NINGÚN PRETEXTO INÚTIL, ¡¡¡CUIDEMOS A NUESTROS VIEJOS!!!, ES MOMENTO DE DEMOSTRAR QUE PODEMOS Y SOMOS GRANDES. NUESTROS ABUELOS NOS NECESITAN. QUEDEMOS EN CASA, SE LOS PIDO COMO AMIGO Y HERMANO !!!! Fuerza mi gran familia cubana…. Seguimos luchando».

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