Juventud Rebelde - Diario de la Juventud Cubana

Para despejar nubarrones

Autor:

Nelson García Santos

Metida en cintura la pandemia, a la que pronto se le pudiera estar dando el puntillazo final, la tribuna de la calle medita ahora sobré cómo estarán las provisiones agropecuarias en los meses venideros.

Llueven los vaticinios para tratar de vislumbrar cómo se comportará ese horizonte a cielo abierto y bajo los techos para asegurar los comestibles.

Los pesimistas, tiñoseros por excelencia, ven nada más que negros nubarrones y pronostican con aliento de magisterio una tremenda escasez, mientras los más comedidos atajan con que la producción agropecuaria deviene difícil —¡si no lo sabremos!—, pero no imposible.

Incluso en medio de la pandemia, a diferencia de lo ocurrido en otras geografías, el pánico no cundió, y en mayor o menor medida se han asegurado abastecimientos plausibles a pesar de las colas, de las que hay por todo el mundo, pero cuando son cubanas originan el cacareo de los papagayos contra este sistema social.

Lo que sí sabe todo el mundo, menos esos papagayos —innecesario un ensayo para ilustrarlo—, es el golpe demoledor del coronavirus sobre la economía universal y las relaciones mercantiles entre las naciones.

Ese perjuicio diezma al país, al que además trata de asfixiar el señor presidente imperial con un cerco superagresivo por los cuatro puntos cardinales y, si pudiera, hasta del más allá.

En ese trance impuesto por la circunstancia sanitaria, todavía dedicados, en primer lugar, a salvar vidas, el sector agropecuario tiene que abrirse más que nunca a emplear materia prima criolla y desbocar nuestro ingenio nato en función del «todo para el frente», es decir, en pos de producir.

Hay que desempolvar prácticas de antaño que ahora pueden parecer una locura, como esa de bajar el palmiche de las palmas para cebar animales; utilizar plenamente materia orgánica, humus de lombriz o bioproductos para fertilizar, y acudir a la tabaquina, hidrato de cal y derivados del nim como plaguicidas.

Entre lo que netamente podemos hacer y muchas veces relegamos aparece el aconsejable intercalado de cultivos en plantaciones de frutales y plátano, evitar las pérdidas durante la cosecha, aún apreciables, y ser cuidadosos en la manipulación de los productos para impedir su deterioro.

En marcha está la campaña de siembra de primavera, perjudicada en los inicios por la sequía, que le ocasionó atrasos, aunque luego la llegada de las lluvias aportó condiciones favorables para la infraestructura agrícola.

Vale recordar que en esta época la plantación se desarrolla en una situación climática compleja, sometida a altas temperaturas y humedad, que atraen las plagas, y esa realidad exige consumar a rajatabla los protocolos para los cultivos.

Ahora bien, al margen de lo que diga el pesimista o el comedido, deviene verdad verdadera que haciendo bien lo que podemos, tendremos más comestibles en los mostradores. Así de lógico, así de sencillo.

 

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