Juventud Rebelde - Diario de la Juventud Cubana

Fichas sobre el tablero

Autor:

Norland Rosendo

Cuando más apretada se ha puesto la data, Cuba jamás se ha pasado con fichas para ganar el juego por una vida digna para sus hijos. Ni se agacha para que le pasen por encima implacable, ni bota la gorda para simular lo que no es, y su opción tampoco ha sido, ni va a ser, trancar el dominó.

Tenemos en las manos el 6-8 y el 9-5 que heredamos de los abuelos y el 5-9 tomado de nuestros padres. Y junto a esas fichas sagradas, hay otras de nuestro tiempo, con números de Cuba socialista, Cuba humanista, Cuba por la Salud. 

Con esa data tiembla el tablero de los rivales. Porque es auténticamente pura, no como la doble blanca en manos de oportunistas, que mutan de color como de bando y ponen música al apostador, que fuera de la mesa se juega su dinero para tratar de decidir la suerte del partido.

Y Cuba, serena a la hora de pensar, rebelde si la quieren doblegar, auténtica siempre, orgullosa de su historia y con el rumbo de su destino muy claro, levanta sus fichas históricas e invictas para conjurar a los tramposos, que no han faltado nunca y creen que con guiños melódicos pueden evitar su derrota. Una más. Siguen ampliando su récord de juegos perdidos por pollona o zapatero, y contra su música de mala fe, subimos el volumen a Buena Fe. 

Sobre la mesa está la Patria. La de Vida que hemos estado construyendo con nuestros propios esfuerzos. Digna, solidaria, que no cabe entre los mares que la circundan y tiene por apellido Humanidad. O la de muerte, al remolque de Washington, que alguna vez hubo y desean restaurar los nuevos anexionistas, hecha para el goce de unos pocos y humillante para los muchos. Tenemos memoria.

Unas cuantas datas se han jugado ya desde el siglo XIX, como para olvidar que cuando las fichas se han movido por voluntad ajena, el triunfo se trunca. Desde aquel grito de Independencia o Muerte pronunciado por Carlos Manuel de Céspedes, Cuba sabe que en este juego por su soberanía y autodeterminación, no hay empate posible con los adversarios. Y tampoco vale el «borrón y cuenta nueva».

El Patria o Muerte que le nació a este pueblo cuando más dolor tenía, mientras sepultaba a los hijos víctimas del sabotaje al vapor La Coubre en 1960, es un canto a la vida digna. Un estribillo que nos acompaña siempre. La historia sintetizada en una disyuntiva.  

Es la ficha que estremece a los sietemesinos. Apenas la ven alzarse en el tablero y tiemblan, como la injusticia. Quieren, a estas alturas del juego simbólico, que la saquen del dominó. Si algo saben, y bien, es que con ella, Cuba digna es invencible.

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