Juventud Rebelde - Diario de la Juventud Cubana

A La Habana de nuevo me voy

Autor:

Lázaro Fariñas

Recibí recientemente una invitación del Gobierno cubano para participar en la Conferencia La Nación y la Emigración, que se llevará a cabo en La Habana los  días 18 y 19 de este mes de noviembre. Por supuesto que acepté de inmediato. He participado en otras conferencias de este tipo, desde la primera que se realizó en 1994 en el Palacio de Convenciones.

Desde que Fidel convocó a los diálogos en La Habana en 1978, se han llevado a cabo numerosos encuentros entre las autoridades de la isla y sus nacionales residentes en el exterior. Fue Fidel quien rompió con la fría relación que hasta ese momento existía.

Yo no estuve en aquel primer encuentro. Primero, porque no me invitaron, y segundo, porque mis diferencias en esa época con el Gobierno cubano eran bastante grandes y no estaba dispuesto a sentarme a conversar.

Sin embargo, sí me beneficié de sus resultados, ya que por primera vez después de 18 años pude ver a mis padres y hermanos que en Cuba residían. Hasta entonces Cuba para mí era una obsesión, pero visitarla constituía un imposible.

Cuando Cuba se quedó sola, poco antes de la desaparición de la Unión Soviética, fui limando poco a poco todas las asperezas que tenía y comencé a defenderla en los medios periodísticos de Miami. Cuando fue convocada la primera Conferencia la Nación y la Emigración, el Nuevo Herald publicó un artículo mío que titulé A La Habana me voy, en el que decía que si el Gobierno cubano me invitaba, no pediría permiso a nadie para asistir. Y así lo hice.

Todos estos encuentros han sido muy beneficiosos para ambas partes. Los emigrados han planteado en esos espacios todo lo que querían que fuera transformado por parte de Cuba, y poco a poco se han visto los resultados. De aquellos famosos diálogos del 78 a la fecha, las relaciones entre el Gobierno y la emigración han cambiado tanto que en la actualidad existe un vínculo cordial entre ambos. Yo diría que es una relación normal entre un país y sus ciudadanos que viven fuera.

Por supuesto que no estoy nombrando a los odiadores de siempre, aquellos que llevan en su sangre el veneno contra su país de origen, aquellos que constantemente están buscando la manera de hacer daño a la tierra que los vio nacer. Me refiero al cubano que vive en el extranjero, pero ama a Cuba y a su pueblo.

Gracias a los pasos dados, cualquier residente en el exterior que quiera puede volver a Cuba y establecerse en su patria, pues posee los mismos derechos que gozan los cubanos que nunca la abandonaron.

Hoy día los emigrados pueden visitar la Isla cuantas veces quieran, el costo de los pasaportes ha bajado sustancialmente y su duración se ha extendido sin tener que estar prorrogándolos cada dos años. Son muchos los cambios que ha hecho el Gobierno con respecto a la emigración: la lista ya es muy amplia.

En las conferencias, todos los participantes tienen el derecho de pedir la palabra y expresar libremente lo que piensan, sin ningún impedimento por parte del funcionario gubernamental que la otorga.

De todas formas, esta 4ta. conferencia la Nación y la Emigración se llevará a cabo este mes y allí estaré, no para pedir algo, ya que nada tengo para pedir, pero sí para acompañar a cientos de cubanos que viven fuera de su patria y para los cuales su patria sigue viviendo en ellos.

El día 16 de este mes a La Habana me voy…

* Periodista cubano radicado en Miami

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