La calidad de los servicios no depende, a veces, del tipo de moneda. Lo digo refiriéndome a Cuba, dada su peculiaridad monetaria. Y hablo de la calidad porque, aunque hace unas semanas reflexionamos sobre esa categoría, me parece que lo que dejamos fuera supera lo que echamos dentro.
La educación es una prioridad anunciada por Ortega. Foto: Reuters
Los catalanes, que lógicamente son mayoría en Cataluña, celebran en las ramblas. Saltan y se entrecruzan los chorros de espuma de cava. Festejan la decisión de un enviado de la ONU, quien ha determinado que un representante de la Unión Europea (no español, desde luego) ejercerá a partir de ahora la tutela política en el territorio.
Volviste intacto en uno de esos archivos fílmicos en blanco y negro. Irrumpiste en mi televisor como una sacudida del tiempo inexorable, casi diciéndome: Dale, muchacho, vuelve a esta prodigiosa década con una melenita, la misma que tuviste, pues allá por el futuro, ya calvo de ilusiones, la Tierra está de espanto: hay muy poco que asombre en una tarde de domingo, con tantos strip tease que te ha dado la vida.
Mientras el derechista Nicolas Sarkozy tomaba fuerza en los sondeos, de su rival solo se sabían algunas torpezas, como cuando expresó algo sobre «la soberanía y la libertad» del Québec canadiense, y provocó una airada reacción de Ottawa. A propósito, ¿no dijo De Gaulle algo parecido en su momento...?
«Vuelve a menudo y tómame,amada sensación, retorna y tómame».
Kavafis
Siempre pienso que estás hecha de agua. Te toco y noto el leve, inocente temblor que te sacude, e imagino mis dedos como remos que turban el sosiego de las aguas trigueñas de tu piel.
Por eso algunas veces prefiero acariciarte cuando duermes, para dejar que el río de tu carne siga fluyendo en calma, y no te me estremezcas, no saltes, no te erices. Paso los dedos por ...
Es una pena que no tengamos el don de la ubicuidad. Si así fuera, quizá no me sentiría tan frustrada en esta Feria Internacional del Libro, donde muchas cosas admirables suceden al mismo tiempo, sin que podamos estar aquí y allí a la vez.
Amaneció y la ventana aún estaba ahí, colgando de un hilo. «Si se cae...», dijo un hombre, que esperaba, con los brazos apoyados sobre el techo del auto. Otro, que permanecía a su lado, recostado al maletero, se viró rascándose la cabeza y miró hacia arriba. Arqueó las cejas y murmuró: «Si le cae a un chiquito en la cabeza...»
Miles de enfermeras polacas se lanzan a la calle en protestas laborales. La patronal, entonces, usa métodos «modernos», dignos de estos tiempos de compra y venta: si no cesan la huelga, se importarán otras miles de enfermeras rompehuelgas ucranianas. Y no es un error de este redactor: el verbo fue «importar», el mismo que se aplica a las naranjas y los automóviles...