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Reviven los mayas

Un asombroso hallazgo con técnicas de escaneo digital ha vuelto a poner la civilización mesoamericana en la mira del mundo científico

Autor:

Iris Oropesa Mecías

«Nombra grandes culturas antiguas... y di los nombres sin pensar». «Egipto, Grecia, Mesopotamia, Roma...» —me respondió sin respirar siquiera. Después, la cara de gatico asustado buscó aprobación, como si de una maestra severa se tratara. «Eso está genial, de veras, y ¿tienes idea de quiénes eran los mayas, los aztecas, los toltecas, los incas?»... «Bueno... Yo vi Apocalipto», soltó como defensa final el adolescente de 14 años cumplidos.

Ojalá fuera asunto de un caso aislado o fábula de la imaginación. Por eso alegra dar con hallazgos como el que ha «alborotado» al gremio de los arqueólogos mayistas este febrero. Justo cuando creíamos haberlo conocido todo sobre esa gran cultura mesoamericana, National Geographic dio el boom con la noticia que ha revivido a los inteligentes ancestros y llega a mostrarnos que eran mucho más majestuosos y complejos de lo que se creía. Y a levantarnos el orgullo latinoamericanista, de paso.

Palacios, carreteras, fortificaciones, casas de gente común... ¡y hasta un local público para bailables! emergieron en un cúmulo de más de 60 000 ruinas mayas, tras siglos de tener un escondite seguro en medio de la espesura verde de la jungla guatemalteca, en el Petén.

Ya estudios anteriores habían sugerido que la civilización prometía haber albergado a millones de personas, y parecía capaz de haber desarrollado asentamientos mayores de los registrados, pero no había sido hallada evidencia tangible de esas aseveraciones. ¿Los mayas quedaban acaso en un entredicho incómodo?, al menos en la inmovilidad de lo ya conocido.

Esa realidad cambiaría cuando un equipo de investigadores de la especie más soñadora (entiéndase obstinada, como todo buen científico) ideó otro modo de revisitar la selva donde vivieron los inteligentes antepasados.

Sobrevolando más de 2 100 kilómetros cuadrados en Petén, en el norte de Guatemala se logró el escaneo láser para analizar digitalmente debajo del dosel forestal.

La maravilla vio la luz luego de que los investigadores retiraran digitalmente la capa de foresta de las imágenes aéreas tomadas en el área, según detalla BBC mundo. Y apareció el milagro, debajo de la falda de la jungla les esperaban cientos de miles de ruinas intactas, mostrando la solemnidad de la historia viva.

En efecto, los hallazgos fueron tan sobrecogedores que les hicieron hablar emocionados de «una extensa civilización precolombina que era mucho más compleja e interconectada» que lo que los especialistas habían pensado previamente.

Otros medios salieron con la comparación de la ciudad descubierta con la urbanidad estadounidense de Manhattan, para destacar la increíble complejidad de las estructuras con un modelo moderno. Mientras hubo quien habló de que se les había subestimado hasta ahora.

Thomas Garrison, explorador y arqueólogo de National Geographic que tomó parte en esta expedición no temió en augurar que se necesitarán al menos unos cien años para estudiar a profundidad todo lo hallado.

Pero para cuando los lectores se hagan de esta noticia, tal vez en un par de minutos de ojear la página con ansiedad posmoderna, se llevarán de un respiro todo el entusiasmo del momento y acaso no sospecharán que antes de esta espectacular operación digital de cartografía los mayistas se tomaron años en realizar el mapeo «manual» completo de este sitio, desde los tiempos en que solo era posible acercarse con excavaciones y recorridos selva adentro, a camisa remangada.

Por eso cuando el estudio de Lidar (acrónimo del inglés Light Detection and Ranging) reveló el nuevo detalle de un muro fortificado de nueve metros, allí en un rinconcillo verde que los arqueólogos no habían notado en sus anteriores incursiones, tuvo que encenderse la chispa curiosa de la ciencia apasionada.

Aplausos para Lidar

«Quizá eventualmente habríamos llegado a la colina donde está esta fortificación, pero yo estuve a unos 45 metros de allí en 2010 y nunca vi nada», le dijo Thomas Garrison a Live Science.

Lidar se llama, y es el alboroto en la oficina y el museo de los arqueólogos. Y al parecer, tras este nuevo exitazo ha llegado para quedarse.

Se trata de la proyección de haces de láser pulsados a la tierra desde un avión. Esto permite luego medir las longitudes de onda a medida que estos rayos rebotan, a semejanza del sistema que usan los murciélagos para cazar.

A partir de esta técnica fue posible lograr una imagen tridimensional de lo que realmente había debajo de la superficie en esa área, cubierta por una jungla devoradora y a la vez encubridora de tesoros.

Por esta razón, febrero ha sido un mes para la arqueología, pero también para celebrar la latinoamericanidad en tiempos de disolución cultural y de adicción a la banalidad. Y este regalo científico ha llegado gracias a la cooperación de la tecnología puesta al servicio de una gran pasión científica.

«La Lidar está revolucionando la arqueología de la misma forma en que el Telescopio Espacial Hubble revolucionó la astronomía», le dijo Francisco Estrada-Belli, arqueólogo de la Universidad de Tulane, a la revista National Geographic.

Y es comprensible el entusiasmo, pues recientemente Lidar también ayudó a revelar ciudades antes escondidas cerca del famoso templo de Angkor Wat, en Camboya.

«Con estos nuevos datos ya no es inaceptable creer que aquí vivieron entre 10 y 15 millones de personas», asegura Estrada-Belli, quien participó en la expedición en Guatemala. «Incluidos muchos que vivieron en las zonas bajas y pantanosas que muchos de nosotros pensaríamos que eran inhabitables».

Ahora usted, lector cubano, lea de nuevo la cifra, calcule la cantidad de seres que habitamos esta Isla, imagine los medios antiguos que utilizaban esos hombres y mujeres precolombinos en medio de una selva poderosa antes de que los colonizadores aparecieran por el horizonte montados en su arrogancia, abra los ojos muy grandes, y sí, ahora sí, quítese el sombrero por los mayas y siéntase orgulloso de ser parte de la historia latinoamericana.

Tesoros reveladores

Los mayas han sido una de las civilizaciones más fascinantes, con una historia de unos 3 000 años un dialecto del que nacieron 44 lenguas mayas modernas y una escritura jeroglífica compleja.

Los conocimientos matemáticos de los mayas eran asombrosos, tenían un sistema de numeración basado en 20, y fueron de las primeras culturas en establecer el número cero mucho antes que se conociera en Europa.

A pesar de la llegada de los europeos, las guerras, el decaimiento en el sistema de la agricultura, fenómenos naturales terribles, los españoles tardaron cerca de dos siglos en lograr una total conquista de los territorios mayas.

A los mayas se les atribuyó la predicción del fin de la civilización humana; el PopolVuh hablaba de etapas de cambios en la civilización, cuando se cumpliera el último ciclo anunciado vendría un cambio que fue interpretado como un apocalipsis mundial y no como un cambio de rumbo en la historia de la humanidad, que es la explicación metafórica de la obra.

La técnica de mapeo consistió en sobrevolar la zona selvática y pulsar un haz de láseres para lograr la imagen. Foto: National Geographic.

 

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