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Weblogs, un fenómeno en expansión

A diez años de su surgimiento, hoy existen más de 100 millones de este tipo de páginas personales en el mundo Google tendrá su propio power  

Autor:

Amaury E. del Valle

EL 1ro. de abril de 1997, Dave Winer, editor de Scripting News, un sitio personal que según su propio autor pretendía reflejar cronológicamente «sus propias noticias» inició un movimiento en Internet que al cabo de diez años se ha convertido en uno de los más revolucionadores de la red de redes.

Y es que este primer weblog o bitácora personal, donde a partir de una plantilla determinada que permite insertar textos y fotos de forma cronológica se va construyendo una página propia sin necesidad de saber mucha Informática, se ha convertido en una verdadera fiebre para todo aquel que quiere compartir información.

Algunos cálculos apuntan que hoy deben existir más de 100 millones de este tipo de páginas personales en el mundo, aunque es casi imposible saber su número exacto, pues cada día surgen o desaparecen miles.

LOS PRIMEROS PADRES

Los primeros weblogs crecieron a imagen y semejanza, e incluso con el mismo software de Scripting News. Pronto la idea prendió en mucha gente, que convirtió estos espacios online en bitácoras personales sobre cualquier tema imaginable, desde tecnología, veterinaria, decoración o política, hasta deporte y entretenimiento.

Por supuesto, también se convirtieron en una fuente de negocios, sobre todo en el campo de la publicidad, ya que muchas empresas, a cambio de darle al cibernauta la posibilidad de hacer su propia página personal, insertan pequeños anuncios o simplemente el suyo como forma de anunciarse mejor.

De todos estos sitios, quizá el más conocido actualmente sea Blogger, creado en 1999 por Pyra Labs, una pequeña compañía de San Francisco, Estados Unidos, que en febrero de 2003 adquirió el buscador Google, lo que supuso la introducción de la estrella de Internet también en este dominio y la difusión a su gigantesca base de usuarios. Esto le dio un impulso extraordinario a las páginas personales, al aparecer dentro del megabuscador de Internet como parte de los resultados cuando alguien realiza alguna pesquisa.

No obstante, si bien nadie discute su importancia, la paternidad del «invento» sí ha sido objeto de constante polémica, pues muchos pretenden disputársela a Dave Winer.

El título de inventor del concepto bitácora se lo disputa Jorn Barger, un programador futurista que asegura que inventó el término weblog cuando, en diciembre de 1997, creó RobotWisdom.com, un batiburrillo de enlaces a artículos sobre cultura, libros y tecnología; mientras que la invención del término de se la atribuye Peter Merholz, de Peterme.com.

Más allá de esta polémica por saber quien «tiró» la primera página, la verdadera discusión se centra hoy en el papel revolucionador en el campo de la información que están desempeñando los blogers, como se les denomina a quienes elaboran este tipo de páginas.

CONSTRUCCIÓN SENCILLA

Hacer un blog es relativamente sencillo. Basta con entrar a alguna de la multiplicidad de páginas que ofrecen este servicio gratuitamente, desde Yahoo, Blogger hasta las más actuales como YouTube, que permite incluir videos. Lo complicado en realidad es hacerse visible, que otros te conozcan y consulten en el mare nostrum que es el ciberespacio.

Quizá por eso, aunque están en el espacio virtual desde 1997, la verdadera efervescencia de los weblogs se produjo después de los ataques terroristas a las Torres Gemelas de Nueva York, en 2001, cuando muchos de estos sitios comenzaron a dar informaciones y detalles sobre los sucesos que no tenían siquiera los medios de comunicación tradicionales.

Muchos nacieron para protestar contra el horror del atentado criminal, pero también para reflexionar sobre la posible complicidad o anuencia del gobierno de George W. Bush o la irracionalidad de una «cruzada antiterrorista» que ya ha provocado decenas de miles de muertos, muchos de ellos inocentes, en países como Afganistán e Iraq.

Así, los blogers se convirtieron en muchos casos en verdaderos periodistas, o causaron sensación al reportar la cara oculta de la guerra, como hizo más de un iraquí desde el mismo Bagdad bombardeado, denunciando que las bombas no eran tan «inteligentes» y cobraban la vida de niños, mujeres y ancianos ajenos al conflicto.

PUNTOS DE ENCUENTRO

A cuenta de los weblogs, hoy la web está poblada de millones de narraciones, muchas en primera persona, sobre las gracias de una mascota, el crecimiento de los hijos, las tribulaciones de un coleccionista, o reflexiones sobre casi cualquier índole de la vida.

La fertilidad pasmosa de este fenómeno ha contribuido a que algunos estudiosos hablen ya de una «web 2.0» o «web social», paralela a la que han ido estructurando las páginas virtuales de compañías, empresas, medios de comunicación, de entretenimiento o las de negocios virtuales.

De hecho ya no se trata solo de blogs personales, sino que también existen bitácoras colectivas, que se van construyendo sobre la base de las aportaciones o mensajes sobre el tema en cuestión que envían quienes acceden.

Tampoco se puede olvidar la contribución a este fenómeno de los espacios alternativos de comunicación, como Indymedia, surgidos a raíz de las primeras protestas en contra de la globalización y cuya primera expresión pública se materializó durante la Convención de Seatle, donde por primera vez un espacio online se convirtió en punto de encuentro de los manifestantes, quienes narraban los sucesos y utilizaban la web para dar a conocer las convocatorias de protestas.

Los weblogs han tomado tanta fuerza, que algunos compiten de tú a tú con los medios tradicionales de comunicación, y sitios como YouTube, por ejemplo, con su facultad de poder «colgar» pequeños videos caseros, se han convertido en jugosos negocios, al punto de que Google, que cada vez se vuelve un pulpo más abarcador, pagó varias decenas de millones por hacerse de él.

Críticas o polémicas aparte, casi nadie duda de que esta herramienta, que ahora cumple diez años, ha revolucionado no solo Internet, sino también la comunicación misma en el mundo, al darles voz a aquellos que muchas veces no tienen.

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