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Vida virtual: llegó la hora de los metaversos

Desde ciudades digitales hasta propuestas para experimentar primero entre bits y bytes y luego llevar las ideas al mundo físico, los meta universos son cada vez más populares

Autor:

Yurisander Guevara

Genesis City no es una ciudad que puedas encontrar en mapa alguno. Y ello es porque no existe en el mundo terrenal. Se ubica en el ciberespacio, y es una urbe en crecimiento. Creada en 2017, esta metrópoli virtual cuenta con 900 000 parcelas, y forma parte de un metaverso digital con una extensión como la de Washington D.C., la capital de Estados Unidos.

Algunas de las parcelas de Genesis City han sido vendidas en más de 500 000 dólares, propiedades que nunca serán habitadas por sus dueños, pero que adquieren valor a través de la tecnología blockchain y los tokens no fungibles o NFT, tan de moda en los últimos meses.

El concepto detrás de Decentraland, la compañía creadora de Genesis City, es sencillo, y retoma lo iniciado por SecondLife, el juego en línea lanzado en junio de 2003 en el que los usuarios se pueden crear un avatar e interactuar con otros.

La añadidura de valor mediante criptomonedas a todo lo que circula en Genesis City hace que entremos en una nueva era, en la que las economías virtuales a partir de activos binarios ganan cada vez más fuerza.

Universos paralelos 

Como en otros mundos virtuales, los usuarios de Genesis City pueden tener avatares propios, participar en eventos y reunirse virtualmente con otros usuarios.

Así, en Genesis City hoy se encuentran desde bares y viviendas hasta galerías de arte en las que se exponen obras digitales.

Un reporte de Bloomberg detalla que se han sucedido, incluso, reuniones de inversores inmobiliarios en ciudades como Nueva York para comparar e intercambiar propiedades.

Para comprar una propiedad en Decentraland, se debe poseer Ethereum. En su sitio web, decentraland.org, existe un mercado dividido por categorías en el que es posible personalizar el avatar, comprar parcelas y hasta diseñar y construir estructuras según los deseos del usuario.

Los defensores de estos metaversos comparan la compra de propiedades y terrenos virtuales con la lucha por los nombres de los dominios de los inicios de internet, indica la publicación especializada Xataka.

Una pelea por adquirir a buen precio un bien virtual que ellos consideran que será muy solicitado en el futuro. En el caso de las ciudades virtuales, se trata de las parcelas que están en las zonas centrales y podrían ser más buscadas debido a la cantidad de tráfico que reciben de los nuevos usuarios.

Datos de NonFungible indican que los inversores en Decentraland están en alza. En enero, 111 compradores invirtieron 246 000 dólares en bienes digitales. En marzo, 334 inversores hicieron compras por cuatro millones de dólares.

A principios de este año, Decentraland aseguraba tener unos 1 500 usuarios activos al día, cifra que en marzo declaró en 10 000.

Un concepto literario

En 1992 el escritor Neal Stephenson publicó su novela Snow Crash, en la que acuñó el término metaverso. Se trata de la contracción de los términos meta y universo, y es la forma que encontró el creador para describir un mundo ficticio, y no emplear realidad virtual, concepto que encontró muy «burdo» para lo que quería transmitir.

En Snow Crash se proporcionan elementos que muestran cómo poner en práctica un metaverso e interconectarlo con el mundo real. La novela describe su metaverso como una única calle de miles de kilómetros de largo y cien metros de ancho, en la que los usuarios podían comprar sus bienes, tal y como sucede ahora en Genesis City.

Al ser una realidad virtual no tiene por qué obedecer a las leyes de la Física. Así, el tamaño y la forma de los edificios está sujeto a la voluntad de quienes lo levantan, y la velocidad de los vehículos no responde tampoco a las leyes terrenales, entre otras características singulares.

Stephenson describe un subgrupo de usuarios que prefieren vivir allí en ese metaverso, y los usuarios todos experimentan la experiencia en primera persona. Lo descrito en la novela, con sus virtudes y defectos, se hace realidad hoy en ciudades como Genesis City.

Virtualidad aplicada

Esta es la tienda de Genesis City, en la que se pueden comprar bienes digitales.

El fenómeno de Decentraland no es único. Existen otros metaversos como Cryptovoxels, TheSandbox o SomniumSpace que han unido los elementos virtuales al blockchain para generar un mercado a su alrededor que resulta hasta ahora muy lucrativo.

También hay otras iniciativas interesantes, porque no presuponen la generación de mundos virtuales lúdicos o para ostentar bienes digitales, sino para emplearlos en mejorar nuestra realidad física.

Tal es el caso de la compañía Nvidia, la popular fabricante de tarjetas gráficas para ordenadores. Su director ejecutivo, Jensen Huang, declaró en una entrevista con la revista Time que están entusiasmados con crear un metaverso, el cual llaman Omniverse.

En él se generará una réplica virtual de nuestro mundo que permitirá emplearlo como una especie de entorno de pruebas para el mundo real. La idea es que antes de hacer nada en nuestro mundo, se simule en Omniverse lo que se pretenda crear y, si funciona, se aplique en el plano terrenal.

La idea ya tiene una primera propuesta práctica. Nvidia se juntó con BMW y crearon una réplica exacta de su fábrica de Regensburg, en Alemania. Será en esa réplica en la que BMW experimentará con nuevos flujos de trabajo. Si funcionan en el Omniverse, serán aplicados en su fábrica física.

Para Huang el metaverso es «donde crearemos el futuro», pero además será un mundo digital «miles de veces más grande que el mundo físico. Habrá una nueva Nueva York, o una nueva Shanghai. Toda fábrica y todo edificio tendrá un gemelo digital que simulará y replicará la versión física de él constantemente», dijo a Time.

Huang agregó que ingenieros y programadores podrán simular cómo se comportan nuevos desarrollos de software que acaben en la versión física del automóvil, el robot, el aeropuerto o el edificio. «Todo el software que acabará corriendo en esos objetos físicos será primero simulado en sus gemelos digitales, y será después descargado en la versión física. Como resultado, el producto se va haciendo mejor a un ritmo exponencial».

La idea no es solo la de usar ese metaverso como entorno de pruebas de nuestro mundo. Además de eso, Huang dejó claro que ambos mundos se fusionarían gracias a la realidad virtual y la realidad aumentada. Para el directivo de Nvidia será posible salir y entrar de ambos mundos: «irás al mundo virtual a través de la realidad virtual, y los objetos del mundo virtual se mostrarán en el mundo físico a través de la realidad aumentada».

Si bien es cierto que la realidad virtual y la realidad aumentada han experimentado avances interesantes en los últimos tiempos, su uso todavía no acaba de cuajar a escala masiva como, digamos, lo es el de los celulares. No obstante, sí creo que estos hechos que hoy son inauditos y extraños, forman parte de una reconfiguración de nuestra forma de interactuar con el mundo, y marcan las primeras señales de un camino donde lo real y lo virtual se dan un abrazo cada vez más apretado.

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