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Los hombres pueden sentir los síntomas del embarazo de su pareja

Nuevas evidencias explican que la causa de esta extraña, pero no poco frecuente afección puede encontrarse en dos esferas: una psicológica y otra orgánica Pregunte sin pena

Autor:

Mileyda Menéndez Dávila

Cuando Pedro, un lector de nuestra sección le comentó a un amigo que durante el embarazo de su esposa había sentido muchos de los malestares de ella, este no le creyó. Pensó que eran exageraciones. Sin embargo, cuando su mujer salió en estado, las náuseas, los mareos, antojos, y cambios de ánimo, o depresión, no parecían un espejismo ni una excusa inventada para lograr mayor protagonismo.

Tenía el síndrome de Couvade, un padecimiento que se produce en la mayoría de los hombres «primerizos», en parejas donde se ha deseado mucho un hijo o por el contrario, aparece de manera inesperada, con síntomas más sutiles que en las mujeres.

Ganancia de peso y dolores inexplicados, incluso algunos desajustes hormonales, les hacen sentir más susceptibles o tiernos. Diversos investigadores lo describen desde la década del 70, y según se conoce, su nombre proviene del francés, y significa incubar o criar, pues afecta a los padres durante «la dulce espera».

Las nuevas evidencias explican que la causa de esta extraña, pero no poco frecuente, afección puede encontrarse en dos esferas: una psicológica y otra orgánica, aunque ninguna está comprobada.

Generalmente se presenta en las parejas que esperan con mayor ansiedad a su bebé, ya sea porque han tenido una historia de pérdidas, o porque han presentado dificultad en lograr el embarazo, así como en aquellos casos en que llega de forma inesperada y se vive un estado emocional intenso.

En lo biológico, los estudios señalan la posibilidad de que la mujer, a través de la respiración, elimine mediadores hormonales que sean percibidos por el varón. De hecho, investigaciones realizadas en mamíferos e insectos han demostrado la existencia de este tipo de transmisiones hormonales por vía aérea.

Durante el embarazo el hombre puede sufrir un aumento en los niveles de hormonas como estrógenos, prolactina, cortisol y testosterona, que lo predisponen a asumir la paternidad, aunque no está probada una relación con el síndrome descrito.

Ellos también se impacientan

Es común que los pacientes que presentan estos síntomas se preocupen por lo que les está pasando, pues no presentan ninguna enfermedad aparente. Se rehúsan a pensar que pueda estar relacionado con el embarazo de su pareja.

En el caso de Pedro, el lector de Sexo Sentido, cuando llegó la hora del alumbramiento de su esposa comenzó a tener también dolores «de parto», semejantes a los de la apendicitis, y tuvieron que llevarlo a urgencias, casi al mismo tiempo en que su mujer se encontraba en la sala de partos.

Por su parte, ella recuerda esta experiencia como única, —aunque se han reportado casos similares en el mundo. Asegura que ojalá todas las parejas pudieran sentir lo mismo, así las féminas no se sentirían tan solas durante esos nueve meses, frente a incomprensiones o dudas de los hombres, porque no creen que tantos malestares sean reales.

Para ella la vivencia de la maternidad y la paternidad es más compleja de lo que parece, «lo principal es mantener la calma y disfrutar de esta oportunidad de que ellos experimenten un poquito, junto a nosotras, los cambios que trae consigo un bebé y asumir más tempranamente el sentimiento de papá que a veces se manifiesta en forma tardía en los hombres», aseguró.

Otro de los temores que se presentan en los padres es el de la sexualidad. Para muchos los juegos eróticos, las relaciones sexuales, el coqueteo, son costumbres que pasan a planos secundarios ante el miedo o prejuicios de que su práctica resulte dañina.

Sin embargo, advierten los doctores que las relaciones sexuales no tienen por qué ser peligrosas, salvo en casos en que haya habido abortos previos o se presenten cuadros de sangramiento que puedan anunciar peligro en el embarazo.

Solo durante las primeras 12 semanas se debe mantener una baja frecuencia de encuentros íntimos pues las estadísticas indican que un 18 por ciento de las mujeres primerizas y un nueve por ciento de las que tienen varios hijos, sufren abortos.

La magia no se pierde

Entre los miedos que asaltan a la mujer tras la noticia de su embarazo, está la pérdida de su atractivo y el hecho de que los cambios de su cuerpo provoquen en su pareja la muerte del deseo. Tienden a sentirse deformadas, «gordas», faltas de sensibilidad, mientras que algunos hombres asumen una posición egoísta y evitan a sus cónyuges, con vanas excusas, para tener contactos.

El padre de la criatura puede experimentar rechazo por la apariencia voluminosa de su mujer y quizá prefiera dedicarse a mimarla y complacerla para hacerle más llevaderos los últimos meses de espera.

Para evitar estas desavenencias es imprescindible la comunicación entre la pareja y su especialista. El médico es el más indicado para ayudarles a enfrentar los cambios que se presentan, y aconsejarles lo más correcto.

No obstante, es importante compartir las diferencias que sufre la mujer, tener paciencia y tratar de vivir intensamente el rol de padre desde el primer momento, lejos de esa actitud machista que las deja solas en la gestación, «porque eso es cosa de mujeres».

La literatura especializada señala que hay quienes, estando embarazadas, experimentan por primera vez un orgasmo. Si no existen problemas, la pareja puede hacer el amor incluso hasta el mismo día del parto.

Las posiciones que los expertos aconsejan son el hombre ubicado detrás de la mujer, ambos tumbados de costado con la espalda de ella pegada al pecho de él; o ella sentada sobre él, todas que posibiliten una mayor comodidad y menos presión a la mujer en su estado.

Las relaciones deben ser delicadas y evitarse la presión del hombre sobre el abdomen de la fémina. El cambio hormonal en su cuerpo puede producirle una disminución del deseo sexual. Aproximadamente el 40 por ciento de ellas experimentan este descenso, el 50 por ciento lo mantiene igual y el diez por ciento tiene un aumento de la libido.

Barrigonas pero...

Aunque, al comenzar a crecer la barriga, muchos padres sienten miedo o viven el mito de que los futuros bebés sientan las sensaciones de las penetraciones y el orgasmo, los médicos aclaran que la vagina y el útero de la mujer están preparados para dilatarse en una relación sexual, y por ende el pene no tiene por qué afectar al feto.

En el tercer trimestre ya la revolución emocional de la mujer es muy fuerte y el deseo sexual puede reprimirse, porque aumentan las molestias, el peso del vientre es intenso, y ella piensa en dar a luz cuanto antes.

Se debe comprender que estos cambios son naturales y no se debe luchar contra ellos. Aceptarlos se convierte en una experiencia que les mostrará nuevas formas de obtener felicidad en la vida de pareja, pero ello debe hablarse con el cónyuge pues, después de todo, la sexualidad es una fuente de alegría, incluso a través de los cambios por los que la mujer y el hombre pasan durante el embarazo.

Hay mucha mayor información —basada en investigaciones— sobre la importancia e impacto de las emociones y el comportamiento de la madre en estas etapas de la vida, que con respecto a la importancia del padre, de ahí que se conozca menos de los cambios psicológicos que ocurren en el futuro papá.

Solo en las últimas décadas ha habido mayor interés en lo que sucede con los hombres durante el embarazo de su pareja. Los especialistas advierten que conocer lo que sucede en ambos sexos es importante para lograr un mejor desarrollo del embarazo y crear un ambiente menos estresante y más feliz.

 

Pregunte sin pena D.R.: Desde los 17 años decidí vivir con un muchacho y nos ha ido bien. Mi familia no lo quería. Por eso me fui a vivir con él después de año y medio de noviazgo. Estaba muy joven. Ahora, después de tanto tiempo, quiero divertirme, ir a lugares nuevos y pasar menos trabajo. Quisiera tener libertad, pero no perderlo. No sé si será por el tiempo. Estoy confundida. Me estreso mucho sin saber qué hacer. La vida me ha dado oportunidades y no las he aprovechado. Mi pareja no me puede brindar mucho materialmente. A veces pienso que las cosas mejorarán, que hay que darle tiempo al tiempo porque él conmigo es bueno. Ayúdeme por favor. Tengo 24 años.Durante estos siete años no has querido disfrutar como ahora. Entonces es imprescindible volcar la mirada hacia la relación actual y preguntarse por qué, en este momento, aparecen la confusión y el deseo de vivir diferente. Una vez que aclares tu desconcierto, podrás saber cómo actuar. Por eso te propongo pensar en estas preguntas. ¿Dónde radica tu insatisfacción actual? ¿La relación ya no funciona como esperas? ¿Existe otro hombre cuya propuesta de relación te parece una oportunidad aprovechable que desdeñas solo por lo bueno que es él contigo? Después de siete años ambos han cambiado. Posiblemente la relación de pareja requiera transformarse a la altura de los cambios experimentados por ustedes (o por ti) después de este tiempo de relación.Tal vez tu confusión aparece a raíz de la seducción de alguien nuevo, con una propuesta diferente de vida. Entonces deberás valorar lo que deseas y elegir aquello que represente tu ser.Las crisis implican el reto de la elección de cambios, con la posibilidad de ganar o perder. Dibujar el porvenir es una opción aun cuando sea inevitable caer en madejas de contradicciones.Máster Mariela Rodríguez Méndez. Psicóloga y consejera en ITS y VIH/SIDA

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