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De Grecia vienen historias…

En esta mitología aparecen algunas de las más antiguas noticias sobre travestismo y transexualidad, así como numerosos mitos y personajes que reflejan la visión grecolatina de la sexualidad y el amor

Autor:

Yosnel Salgueiro Sánchez*

El mejor guardián de una cosa es también el mejor ladrón.

Platón

Dentro de los sistemas míticos, uno de los más completos es el grecolatino, del que ha tomado numerosos préstamos el universo teórico-conceptual de la sexualidad humana.

Por ejemplo, cuando se habla de fidelidad conyugal, la figura que acude a la mente es la de Penélope, paradigma de esposa bajo modelos patriarcales porque esperó a su amado Odiseo a pesar del acoso constante de numerosos pretendientes.

Su antagonista sería Afrodita (Venus en su versión romana), diosa del amor, la belleza y la lujuria, quien mantuvo múltiples relaciones extramaritales tanto con dioses como con humanos, y a cuyos nombres se deben el término afrodisiaco y el concepto de enfermedades venéreas, hoy infecciones de trasmisión sexual (ITS).

El término narcisismo, usado por Freud en 1910 para referirse a la desviación del objeto sexual hacia la propia persona, se tomó del mito de Narciso, joven que rechazó proposiciones amorosas de todos los hombres y mujeres, y fue maldecido por la ninfa Eco a no poder amar a nadie más que a sí mismo.

El concepto ninfomanía se deriva de ninfa: seres de la naturaleza con gran energía sexual. Entre las más famosas se encontraban las náyades o espíritus del bosque y las nereidas, que representaban a las olas del mar. Eran constantemente perseguidas por sátiros y dioses, al extremo de la violación.

Palabras como erótico y erógeno tienen su origen en Eros, dios del amor, quien se enamoró de Psique (el alma). Eros poseía un carcaj con flechas de plata y plomo para hacer que las personas se enamoraran o aborrecieran. En ese principio se basó Freud para hablar del instinto o pulsión de Eros, que une y construye, contrapuesto al de Tánatos que representa lo destructivo en la naturaleza humana.

Dos arquetipos rompen el patrón patriarcal de las mujeres de aquellas civilizaciones. Las amazonas, feroces guerreras que rechazan la presencia masculina, excepto para la procreación, y retienen solo a las hijas hembras, y las habitantes de la isla de Lesbos, donde vivían las que amaban a otras mujeres, origen del vocablo lesbianismo.

Los denominados complejo de Edipo, de Electra, y de Adonis están inspirados igualmente en esta mitología. Edipo fue un príncipe predestinado a asesinar a su padre y casarse con su madre. Electra, hija del rey Agamenón (líder del sitio a Troya), ayudó a su hermano Orestes a vengar la honra del amado padre ajusticiando a su madre Clitemnestra y su amante. Esto sirvió a Freud para describir sus conocidas teorías sobre la sexualidad infantil.

El Complejo de Adonis, por su parte, describe la preocupación excesiva por el físico y la distorsión del esquema corporal, que afecta la autoestima de quienes lo padecen. Su referente es un hermoso muchacho disputado por dioses y diosas. Ares (dios de la guerra), celoso porque Afrodita también perseguía al joven, se transformó en un furioso jabalí para darle muerte.

El vocablo hermafrodita (mal empleado para aludir a personas con genitales ambiguos), hace referencia a un hijo de Hermes (mensajero celestial) y Afrodita, que poseía la peculiaridad de ser a la vez hombre y mujer. Otro hijo de Afrodita, Príapos (dios de la fertilidad), poseía un enorme falo, y su nombre se asocia a una erección dolorosa que no cede tras varias horas.

El vocablo himen proviene de Himeneo, dios prenupcial de la virginidad que escapaba de su recinto al momento de la cópula, palabra que hace referencia a Cupido (Eros), al igual que concupiscencia (sinónimo de lujuria).

La diosa Hera, esposa de Zeus, es la personificación de los celos: perseguía con saña a las numerosas amantes del rey del Olimpo y sus descendientes. Zeus se valía de increíbles artilugios para conseguir sus propósitos libidinales, como transformarse en cisne, en toro, en lluvia de oro o asumir la figura de otro hombre.

He aquí dos datos poco conocidos. En esta mitología aparecen algunas de las más antiguas noticias sobre travestismo y transexualidad: el famoso héroe Heracles (Hércules) vivió como «doncella» al servicio de la reina Onfalia, y el adivino Tiresias accedió a ser juez en una querella entre Zeus y Hera sobre cuál de ambos sexos disfrutaba más las relaciones coitales, y fue transformado en mujer para experimentar ambas perspectivas. ¿Su conclusión? Ellas gozaban más, como decía Zeus. Hera lo castigó con ceguera, pero aquel le premió con el don profético.

Varios mitos griegos narran conductas sexuales hoy inadecuadas como el incesto, la zoofilia o el sadismo extremo, mientras otros hablan de amor romántico, sacrificio y desprendimiento en la pareja. En esta manifestación de la cultura universal se evidencian los más elevados y los más bajos sentimientos. Por eso escrutar su esencia es adentrarse en la naturaleza humana.

 

(*) Profesor de Sicología de la Universidad Agraria de La Habana

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