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Resquicios por los que escapa el «patirrayado»

Irregularidades en el enfrentamiento al Aedes aegypti en la capital camagüeyana revelan que la solución requiere de un tratamiento intersectorial y el apoyo de toda la población

Autor:

Yahily Hernández Porto

CAMAGÜEY.— En ocho de los 13 municipios de esta provincia la focalidad del mosquito se eleva en las áreas infestadas, y entre estas resalta la ciudad capital, según precisó Miguel Comendador Álvarez, jefe del Programa de Control del Aedes aegypti en este territorio.

Al cierre del 21 de noviembre el índice de focalidad en todo Camagüey era de 0,97, indicador que demuestra que aún persisten debilidades en la campaña contra el dañino vector.

Ese día, a las 8:30 de la mañana, en el reparto Altura del Cerro, perteneciente al Consejo Popular Agramonte-Simoni, JR se integró al recorrido de los operarios de la campaña para obtener mayor información acerca de por qué aumenta en esta zona la focalidad del vector y los síntomas febriles en los vecinos.

En la calle Tercera del mencionado reparto, los vecinos Rafael Antonio Cardoso y Domitila Medero Suárez, matrimonio que reside en este lugar desde hace unos 40 años, compartieron aristas de esta problemática.

«Nunca se había visto tanto churre y basura por donde quiera. Aquí no hay quien recoja la basura, y si además de eso la población no ayuda, ni siquiera con ir al médico cuando tiene fiebre, ¿a dónde vamos a parar?», expresaron preocupados los abuelos a este diario.

Y mucha razón tiene esta pareja de ancianos, «porque entre las casas cerradas, en las que no se puede inspeccionar ni fumigar, los microvertederos que resurgen ante el consentimiento de todos y la escasa responsabilidad de vecinos con el autofocal, el mosquito seguirá volando y reproduciéndose a sus anchas», insistió Quirenia Carmenates González, operaria de la campaña que durante toda la mañana del lunes 21 de noviembre debió visitar unas 20 viviendas de este barrio, colindantes al Río Tínima.

La operaria se preguntaba, junto a su compañero de brigada Rubén del Palacio Montote, «¿qué calidad puede existir en nuestro trabajo si casi la mitad de las casas que debemos visitar permanecieron cerradas durante todo el día?».

Lo anterior encuentra respaldo en las palabras de Comendador Álvarez: «Tres de cada diez casas en la provincia permanecen cerradas durante las inspecciones. O sea, unas 1 217 casas hasta el lunes 21 de noviembre permanecían sin visitar.

«Y aunque la campaña le da seguimiento al tema de las casas cerradas, con solo un día que se pierda en la fumigación y en la inspección, es uno en el que el vector se reproduce, vuela o pica a sus anchas.

«Otra de las debilidades del proceso contra el Aedes… atañe a las escasas exigencias impuestas a moradores y centros de trabajo que incurren en la permanencia de focos…

«La exigencia sanitaria por parte de la campaña no se corresponde con la situación higiénica existente ni con la prevalencia del número de focos en la provincia, tanto en zonas residenciales como en centros de trabajo; en estos últimos con una marcada tendencia al aumento.

«Solo se han aplicado en Camagüey, hasta el cierre del pasado 21 de noviembre, una multa cada 115 viviendas. Indicador que nos revela flexibilidad por parte de los integrantes de la campaña, ante la irresponsabilidad de moradores y funcionarios de instituciones con la prevalencia de focalidad».

—¿La indolencia comunitaria traspasa las fronteras de las viviendas?

—Indiscutiblemente. Mientras Comunales recoge varios microvertederos en una zona determinada, a unas pocas horas de haberse saneado otro vuelve a parecer, al tiempo que esta entidad, con sus escasos recursos, continúa recogiendo en otro lugar. La situación es como un círculo vicioso. O sea, se recoge en una zona y en otra aparecen los basureros ante la vista de todo el mundo.

—¿Qué se impone ante tanta indolencia?

—Ser más efectivos en lo que hacemos, porque el mosquito transmisor del dengue no es solo un problema de salud, sino uno multifactorial, que implica a todo el mundo.

«Se necesita unidad de todos los factores en la comunidad y por supuesto, buscar medidas que respondan a la complejidad de los hechos, como esta de los microvertederos, en la que no es efectiva la vigilancia».

¿El problema de nunca acabar?

No es casual la frase que antecede a esta línea, porque de esta forma y como andan las cosas en varios repartos agramontinos, el vuelo del «patirrayado» seguirá haciendo de las suyas por todo este territorio.

Y no es solo una cuestión de la aparición de microvertederos, de la permanencia de múltiples casas cerradas y de escasas multas aplicadas, sino de la búsqueda de soluciones que realmente minimicen los daños y den un giro a la situación medioambiental en zonas como el consejo popular Agramonte-Simoni.

Una situación que no merece espera es la de instituciones estatales reincidentes en la focalidad. «Desde enero a septiembre son diez los organismos que reportan más de 15 centros de trabajo positivos de focos, y de estos con mayor porcentaje, fuera del sistema de vigilancia, se señalan los pertenecientes al Ministerio de Economía y Planificación, con un 40 por ciento de focalidad; a la Alimentaria, con un 35,4 por ciento; al Ministerio del Interior y al de la Construcción, ambos con un 30 por ciento, y el de Cultura, con un 28,6 por ciento», informó Comendador Álvarez.

Entre las instituciones que más reincidieron durante el período señalado, y que además se mantuvieron con focos hasta el pasado lunes 21 de noviembre, se destacan la empacadora Cepero Bonilla y la Empresa Provincial de Alimentos, los talleres de Ferrocarriles, del Ministerio del Transporte; y en Educación inciden el Pedagógico José Martí, la escuela de Agronomía Álvaro Barba y el círculo infantil Volodia.

Se suman también a esta lista de reincidentes la ECOI 15 y la unidad empresarial de base Mantenimiento Constructivo, ambas del Ministerio de la Construcción; la Necrópolis de Camagüey, el parque Camilo Cienfuegos y el Ballet de Camagüey, según consta en un informe de la Unidad Provincial de Vigilancia y Lucha Antivectorial en la provincia.

Ante la gravedad de los hechos y la amenaza permanente de un vector que enferma a la población, muchos en este territorio se preguntan por qué tanta «flexibilidad» con instituciones y directivos que deben también evitar la prevalencia de focos positivos en sus áreas.

Pero otros cuestionamientos no cesan aquí, y muy bien que sirven de sayo a otros escollos que subsisten en la lucha contra el vector: ¿por qué se mantiene casi nula la aplicación de sanciones a individuos o instituciones que acostumbran a botar basura en lugares no establecidos?

La baja percepción del riesgo de infestación por este vector en Camagüey es un problema de muchos, que no entienden que el «patirrayado» y su multiplicación en pocas horas no es solo responsabilidad del Ministerio de Salud, sino de todas las instituciones, organizaciones e individuos que no pueden divorciarse del latente problema.

No es casual entonces que varios amigos del operario y fumigador Antonio Delgado compartan la siguiente opinión: «No es solo un problema de bazucas para fumigar. Prefiero que repartan muchos machetes, garabatos y rastrillos para sanear».

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