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Da qué pensar...

Las indisciplinas económicas de una empresa las pagan al final sus propios trabajadores. Y en eso, las organizaciones sindicales y políticas deben ser inflexibles, porque es muy duro que los incumplimientos desde un buró graviten sobre los bolsillos y los derechos de quienes son la columna dorsal de cualquier entidad.

Dan qué pensar ciertas cartas que llegan a esta columna, como la de los trabajadores de la Unidad Empresarial de Base (UEB) número 4 Arquitectura Norte, de la Empresa Constructora de Obras Ingenieras (ECOING) 33 Victoria de Girón, del Ministerio de la Construcción en Las Tunas.

La misiva la suscribe Rodolfo Ojeda Pérez, secretario general de la sección sindical de la UEB, y vecino de calle 25 número 22 entre Avenida Libertad y Lenin, en Puerto Padre, provincia de Las Tunas. Y es una sonada denuncia.

Relata Rodolfo que ese colectivo antes era la Brigada de Construcción Civil 3 de Puerto Padre, perteneciente a la ECOA 54 Protesta de Baraguá de Las Tunas. Y esa ECOA 54, desde febrero hasta octubre de 2006 estuvo descontándole por nómina a los trabajadores que tenían créditos bancarios, pero esa suma no la transfirió al Banco Popular de Ahorro (BPA). Consecuencia: el BPA no le concede actualmente créditos a dichos trabajadores para el pago de los artículos que se están distribuyendo.

Todo se complicó más cuando en septiembre de 2006, la ECOA 54 desapareció. Y la Brigada pasó a ser la Unidad Empresarial de Base número 4 Arquitectura Norte de la ECOING 33.

Pues el colmo es que ahora los trabajadores de ese colectivo no pueden disfrutar las vacaciones acumuladas, ya que la empresa extinguida no hizo la transferencia de ese saldo, más de 43 000 pesos, a la nueva entidad, la ECOING 33.

Precisa el dirigente obrero en su carta con fecha 8 de enero de 2007, que tal problema ha sido tramitado a través del sindicato con la dirección de la empresa y el grupo Empresarial de la Construcción en Las Tunas, sin que hasta ahora hayan recibido respuesta alguna.

No menos preocupante es la misiva que envía Yusimí Quesada Fajardo, vecina de Corona sin número, entre 17 y Final, reparto La Ceiba, en Palma Soriano, provincia de Santiago de Cuba.

Cuenta Yusimí que ella es técnica de la Sala de Hemodiálisis de Palma Soriano, y su labor es la higiene y desinfección de los equipos que utilizan los pacientes con insuficiencia renal crónica.

Todo comenzó cuando ella hizo una alergia a los productos químicos que allí se usan, y como tal pasó por las comisiones médicas municipal y provincial. Por el diagnóstico, el jefe de Personal de la Dirección de Salud le ofreció la plaza de auxiliar de limpieza.

Entonces Yusimí le explica que eso sería lo mismo, pues por las enfermedades de los pacientes, se hace necesario limpiar los baños, paredes y pisos con productos igualmente tóxicos para ella. Y el jefe de Personal se comprometió a ofrecerle otra plaza el 22 de junio de 2006.

Pasaron los meses, y cuando la trabajadora se incorporó de nuevo, se topó con que habían otorgado su plaza, y ella había quedado en el aire. Se dirigió al Sindicato y nadie supo darle respuesta. «Hoy en día me encuentro sin trabajo y sin nadie que se preocupe por mis problemas», señala con acritud.

Yusimí apeló al Órgano de Justicia Laboral de Base el 29 de noviembre de 2006, para reclamar el pago de todo el tiempo que estuvo en el peritaje. Debían darle la respuesta el 4 de diciembre y se la entregaron el 13 de ese mismo mes, fuera de lo reglamentado.

Al final, causó baja y cuando fue a la dirección de Salud, a revisar su expediente laboral, aparecía un acta, con fecha 26 de junio de 2006, que decía que Yusimí había solicitado la baja, y con su supuesta firma. «Yo nunca redacté ningún acta haciendo tal petición», asegura la trabajadora.

Yusimí solicita que su caso sea esclarecido: «perdí todo mi trabajo por la falsificación de ese documento que tengo en mi expediente laboral. Espero tener respuesta para volver a comenzar a trabajar, ya que tanto lo necesito», manifiesta.

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