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Mejoran condiciones en todas las unidades del país

El combatiente de la Cuba actual disfruta de condiciones de vida antes inimaginables. La reanimación abarca los dormitorios, áreas de deporte y entrenamiento, el vestuario, la recreación, alimentación y las opciones de superación

Autor:

Rocío Trujillo Olivares

Amanece. Se disponen a realizar su gimnasia matutina aún sin salir completamente el sol. En breves instantes comienzan a escucharse sus sincronizados pasos, que van cambiando según las voces de mando. Están en la unidad militar, pero adentro no les hace falta mucho más, lo tienen casi todo.

«No nos podemos quejar. Las personas de más edad hablan de las malas experiencias que vivieron en el Servicio Militar, y por suerte la nuestra no ha sido así. Aquí tenemos magníficas condiciones en los dormitorios, los baños, la elaboración de los alimentos, las áreas de deporte y entrenamiento, y en las salas de recreación», asegura el soldado Oreyne Lang.

Y es que al decir del coronel Carlos Pérez Gámez, jefe de una Gran Unidad del Ejército Occidental, las Fuerzas Armadas Revolucionarias están mejorando permanentemente las condiciones de vida y de trabajo de sus oficiales, soldados, sargentos y trabajadores civiles en todas las unidades del país.

«El año pasado remodelamos algunos locales. Convertimos naves de almacén en dormitorios, la cocina se cambió completamente y mejoramos los comedores, el centro de comunicaciones, el cuerpo de guardia, el puesto médico y el punto de entrega de vestuario», refiere.

Tiempo libre para la distracción

Hay opciones recreativas para todos. Unos se dirigen a las salas de video y televisión; otros a la de lectura en la que cuentan con una pequeña biblioteca; algunos se entretienen con juegos de mesa como el ajedrez y las damas. También cuentan con teléfonos públicos para mantener la necesaria comunicación con la familia.

Para los que gustan del deporte hay un campo de fútbol, un terreno de pelota y canchas para voleibol y baloncesto; los amantes del arte que saben algo de música, tienen cubículos para ensayar y un teatro.

«Además de estas opciones nos dan un módulo de aseo personal», confiesa el soldado Yisuan Puga. Él tenía muy malas referencias, porque su papá le contaba que en su tiempo pasó muchísimo trabajo.

Superación cultural una excelente opción

En esta unidad militar hay otras opciones que no solo ocupan a los soldados sino que los instruyen y les elevan el espíritu. El mayor Luis M. Martínez, político de la misma, comenta que se crearon aulas para la superación cultural; así los jóvenes mantendrán su vínculo con el estudio en el período previo a incorporarse a la Universidad.

«Esto estimula a los que no hayan alcanzado carrera a estudiar y aspirar a una. Es aquí donde se integran los que optan por la Orden 18. Los sábados, los profesores de la Sede Universitaria Municipal dan clases de Matemáticas, Química, Computación, idiomas; en dependencia de las especialidades que quieran estudiar», asegura el mayor Martínez.

Finalizado el Servicio Militar Activo, los que no hayan alcanzado carreras o no quieran continuar estudios superiores, tienen la posibilidad de aspirar a diferentes plazas laborales.

Marianas del siglo XXI

Las muchachas también pueden, de manera voluntaria, vivir la experiencia del Servicio Militar. «Aquí me he habituado a correr tres kilómetros diarios, aprendí a tirar... todo a la par de los hombres. Estoy segura de que esto me está preparando para mi vida futura», reflexiona la soldado María Valle, quien fuera dirigente del Secretariado provincial de la FEEM en Ciudad de La Habana.

Ella dio su paso al frente para cumplir el Servicio Militar Voluntario Femenino porque «servirá de ejemplo para féminas de nuestra edad. Los oficiales nos dicen que somos las Marianas de estos tiempos», concluye.

Para estas jóvenes soldados no hay distinción entre las tareas de los hombres y las mujeres, aunque reconocen que los varones, por caballerosidad, siempre las ayudan.

El amor entra por la cocina

Si hay algo que resulta importante para mantener el buen ánimo, rendimiento y disciplina de los soldados, es la alimentación. Las condiciones del lugar donde se elaboran e ingieren los alimentos también mejoraron en esta unidad.

«Era terrible el trabajo en la cocina antes de la remodelación, porque todo se hacía con leña. Ahora la tenemos equipada con tecnología moderna», asegura Adonis Osorio, trabajador civil que se desempeña como ayudante de cocina.

Hoy cuentan con dos tachos de vapor eléctrico, un vulcán y tres hornillas eléctricas con horno, otras tres hornillas de gas y un horno independiente, también eléctrico. El mayor Luis Arrué, jefe de Intendencia, afirma que cuentan con un grupo electrógeno para cuando no hay fluido eléctrico.

También se mejoraron los locales destinados al puesto médico y estomatológico. Estos prestan servicios básicos y están debidamente equipados y climatizados, para atender a quienes lo necesiten.

La teniente Yanielka Junco, doctora de la unidad, dice que tiene las condiciones necesarias para trabajar, y que cuentan con una farmacia. «Cuando son complejos los casos, se remiten al Hospital Militar Carlos J. Finlay».

Daimara Matos es estomatóloga y trabajadora civil de las FAR desde hace ocho años. Ella se siente bien en la unidad militar porque, afirma: «me garantizan las piezas de mano para trabajar, los guantes, y contamos con un autoclave, que es un método moderno para esterilizar nuestros propios instrumentos».

Una experiencia para la vida

Ahora queda cuidar lo restaurado para que muchos otros puedan disfrutarlo. Este es el reflejo de lo que está haciendo las FAR en cada uno de sus tres ejércitos con el fin de mejorar las condiciones de vida de sus oficiales, soldados, sargentos y trabajadores civiles.

Según el coronel Pérez Gámez, «esto repercute en la preparación y disposición combativa y en la adquisición de conocimientos que preparan a los soldados para la vida. El mayor impacto ha sido en la disciplina militar. Los padres tienen más confianza cuando ven las condiciones de vida de sus hijos aquí. Seguimos perfeccionando lo que se ha hecho y lo complementamos con una atención personalizada a los soldados».

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