Julio Rolando Pulido Castillo. Autor: JAPE Publicado: 30/10/2025 | 11:44 pm
—¿Cuándo y cómo surge Sabadazo?
—Tuve la suerte de vivir el mayor esplendor del humor en la televisión cubana. Muchas de los programas que realicé fueron en la etapa de los años 80. Recuerdo que en esa época dirigía un programa que se hacía en vivo que se llamaba Sábado conmigo, donde había cierta dosis de humor. Después que cerramos ese programa salió el espacio Sabadazo.
«Sabadazo fue un programa que yo pienso que a la hora de hacer la historia del humor en la televisión cubana tiene que estar presente. Estableció una etapa de trabajo a finales de los 80 y principios de los 90 que marcó al humor cubano. Surgieron más de una decena de personajes que muchos de ellos aún están vivos. Por supuesto los gustos en este momento no son los mismos que en aquella época, pero sí marcó una diferencia.
«El humor coexistía con la música en el momento en que vivíamos el boom de la salsa en Cuba. Aparecía el humor junto a grandes agrupaciones como Los Van Van, Issac Delgado, Pachito Alonso, La Orquesta Revé, La Charanga Habanera… Había que alternar esas orquestas con algo que entretuviera al televidente y que estuviera a ese nivel y así surgió Sabadazo».

Sabadazo, entre los más gustados espacios humorísticos de la TV cubana.
—¿Cómo fue que el humor, que al principio eran solo unas pinceladas, fue ganando espacio preponderante?
—Muy fácil. Hasta que comienza Sabadazo, el tipo de humor que se hacía en la televisión era un poco más conservador. El primer programa quien lo coordinó fue Churrisco, y con él invitamos a dos o tres actores más, pero solo eso. El mismo Churrisco fue quien nos aconsejó que buscáramos a un grupo de muchachos más jóvenes que veían las cosas un poco más avanzadas, más contemporánea… Entonces fuimos al grupo Pagola la Paga y de ahí salen el personaje de Gustavito (Geonel Martín) y de Boncó Quiñongo (Conrado Coule). Después se sumaron personajes como Matute (Ulises Toirac), Antolín (Ángel García), que dicho sea de paso en aquel momento hacía dúo con Marcos Medina (Los Píos).
«Tuvimos otros actores como Edith Massola, Carmita Ruiz, que fueron fundadoras. Paulatinamente se sumaron otras figuras como Osvaldo Doimeadiós (que tenía varios personajes), Oscar Bringas, Víctor Pagola… y otros muchachos del movimiento 
 de jóvenes humoristas, todos bajo la conducción de Carlos Otero. De media hora que duraba inicialmente hubo que llevarlo a una hora. El programa fue creciendo y ya no cabía el público en las grabaciones. Llegó a ser un suceso cultural. Hacíamos giras y había que esperar a que terminaran los juegos de béisbol para poder actuar en los estadios porque no había espacios en plazas y teatros para tanto público. Los sábados muchas personas iban de zona en zona y hasta caminaban a poblados cercanos buscando el lugar donde había luz esa noche para ver el programa».
—¿Podemos afirmar que el programa Sabadazo revolucionó el lenguaje del humor en la Televisión Cubana?
—Pienso que revolucionó no tanto la parte técnica como la formal. Programas que lo antecedieron como Detrás de la Fachada, tenía público en el estudio, pero llegó el momento en que en Sabadazo el público era parte de la escenografía. El programa se desarrollaba en una azotea donde la escenografía era un tanque de agua, una tendedera, una goma vieja, una antena hecha con una bandeja… Navegábamos dentro de las necesidades que ya se venían presentando por el período especial. Lo que era cotidiano en nuestras vidas aparecía en aquella azotea. El público, que supuestamente eran los vecinos y la familia, se convertía en parte de aquel juego y la risa era contagiosa, se creaba un ambiente muy propicio para el humor y la música».
—¿Cómo transcurría la relación guion, dirección de actores, puesta… en un programa que llegó a parecer incontrolable?
—Todavía a estas alturas yo trato de conformarme una idea de cómo se podía lograr una unidad en la propuesta y pienso que fue el resultado de grabar todo de arriba a abajo sin cortar y luego armar la historia en la edición. Teníamos guionistas como Pible, Telo, María del Carmen, entre otros. Se concebía la historia, pero había momentos en que se salían del libreto con las llamadas «guayabas» o «morcillas» y estaban hasta diez minutos improvisando, y el público no paraba de reír, no era posible cortar. De alguna manera después retomaban el guion sin dejar de divertirse.
«Quizá este método de no cortar, de dejar fluir la situación fue lo que ayudó a conformar este programa que llegó a tener un 96 por ciento de teleaudiencia y casi un ciento por ciento de gusto en los públicos. No puedo decir si esta manera de realizar haya sido una dificultad o una virtud. Lo cierto es que podíamos hacerlo porque era un colectivo de personajes muy simpáticos, muy creativos, gente de mucho valor intelectual para asumir un humor de este tipo. Crearon una complicidad con el público muy profunda».
Julio Pulido, premio nacional de Televisión 2014
Julio Rolando Pulido Castillo (La Habana, 27 de mayo de 1947) Destacado director y guionista cubano con marcada obra en la Televisión Cubana. Graduado en Historia del Arte en la Universidad de La Habana, posteriormente realizó un posgrado en la Televisión española.
En 1962 se unió al recién creado Instituto Cubano de Radiodifusión, donde se desempeñó como auxiliar general. Tras cumplir con el servicio militar regresa al ICRT y se desempeña como auxiliar de iluminación y en control remoto, adquiriendo una vasta experiencia en la realización de programas en vivo que le permiten convertirse en director. Su primer programa fue Tiempo que contar, realizado especialmente para los niños.
Ha incursionado en series televisivas, entre las que se destaca Heraldos del Amor, obra que se alzó con un premio de la Televisión española. Ha realizado videos al Conjunto Folklórico Nacional entre otros proyectos y artistas. También en el deporte ha tenido notable presencia al participar como director en múltiples eventos internacionales.
Entre sus más notables programas está Sabadazo, espacio que gozó de gran aceptación popular y dio la posibilidad de conocer lo que más valía y brillaba dentro del humorismo cubano. De los musicales más exitosos dirigidos por Pulido sobresalen La descarga, Para no salir de casa, Entre amigos…
Posee diversos reconocimientos, menciones y premios nacionales e internacionales de televisión, entre ellos los otorgados por la Uneac, así como en Praga, por un programa dedicado a la música del maestro Ernesto Lecuona y al reconocido pianista y compositor Frank Fernández. Ostenta la Distinción por la Cultura Nacional.
Le fue entregado el Premio Nacional de Televisión 2014, como reconocimiento a toda una vida dedicada a este medio y el premio de la popularidad Entre tú y yo en ese mismo año. Fue condecorado con el Sello 65 Aniversario de la Televisión Cubana.
 
                         
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