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Dengue: ¿vacuna cercana?

La incidencia mundial del dengue ha aumentado de forma vertiginosa. Mientras científicos cubanos investigan para un candidato vacunal, la única protección actual es el control vectorial

Autores:

Marianela Martín González
Mayte María Jiménez

Según los estimados más recientes de la Organización Mundial de la Salud, se teme que cada año unos 50 millones de seres humanos pueden contraer el dengue, si sigue incrementándose el número de personas en contacto con el mosquito agente transmisor de esta enfermedad.

Ante este contexto Cuba sigue apostando al control y la vigilancia vectorial como primera línea de combate, aunque desde hace años desarrolla complejas investigaciones para la obtención futura de una vacuna capaz de proteger al hombre contra los cuatro serotipos de este virus.

Para conocer cuán cercano o no puede estar este promisorio antídoto, JR se entrevistó con la doctora Alina Llop, jefa del Laboratorio Nacional de Referencia de Microbiología y subdirectora de Microbiología del Instituto de Medicina Tropical Pedro Kourí, quien asistió al Primer Congreso Internacional LABIOFAM 2010 y el Primer Simposio de Productos Naturales en la Terapia del Cáncer, que se celebra en el Palacio de Convenciones, en la capital.

«Más que un sueño, lograr desarrollar una vacuna para el dengue es una aspiración que tenemos en Cuba, que depende de rigurosos estudios científicos», destacó la especialista.

Según explicó, en el caso del virus del dengue, para la obtención de una vacuna, al igual que en la malaria, se necesita lograr un inmunógeno capaz de proteger contra los cuatro serotipos.

Justamente esta es una de las dificultades mayores, pues las cepas del virus del dengue, al igual que el VIH, se pueden recombinar, y por eso es tan difícil hallar una vacuna que logre proteger al organismo.

«Es una tarea de grandes, máxime cuando hay otros países como Estados Unidos que buscan también esta vacuna. Actualmente existen candidatos vacunales, pero están a niveles muy primarios y se cree que demorará unos años más encontrar un inmunógeno eficaz», señaló.

En Cuba existe un equipo de investigadores del IPK que, de conjunto con sus homólogos del Centro de Ingeniería Genética y Biotecnología, trabajan en este propósito.

«Pero se requiere de mucha investigación básica y experimental, precisamente por las características que tiene», advirtió.

La otra dificultad para obtener esta vacuna es que solo se puede probar en primates, que son los animales más cercanos al hombre.

Pero no es fácil desarrollar ensayos preclínicos con esta especie, pues los riesgos biológicos aumentan, por lo que se requiere de técnicas de aislamiento que aseguren que no haya contacto entre el primate enfermo y un Aedes.

«A ello se suma la inversión económica, pues estamos hablando de investigaciones muy complejas que no se logran de un día para otro. Por eso decimos que el esfuerzo que nuestro país hace es inconmensurable», reconoció.

Por ello, enfatizó, «más allá de una vacuna, la lucha contra el vector es la mejor forma para evitar el contagio de la enfermedad: Si no hay mosquito, no hay transmisión».

Diagnóstico certero y cubano

Una vez que la enfermedad se propaga es esencial la eficacia de métodos de diagnóstico certeros. En cuanto al funcionamiento de estas técnicas en Cuba, la especialista comentó que existe desde hace varios años una tecnología denominada UMELISA ultraanalítico.

Esta tecnología, ciento por ciento cubana, fue creada por el Centro de Inmunoensayos y permite la detección de la inmunoglobulina (IgM) específica del virus del dengue en el organismo humano.

Durante el quinto y el sexto día de la enfermedad, después de la fiebre, se puede detectar esta sustancia a partir de un análisis de sangre.

Este método de diagnóstico producido en el país, se encuentra en la red nacional del sistema de salud y se aplica en otras naciones.

Sobre la actualidad de un tratamiento eficaz para el dengue la doctora explicó también que, como aún no existen antivirales para este padecimiento, lo más aconsejable sigue siendo el reposo, la hidratación y la vigilancia médica del paciente, pues lo más peligroso son las complicaciones.

En los últimos decenios, la incidencia mundial del dengue ha aumentado de forma vertiginosa. Aproximadamente un 40 por ciento de la población mundial corre el riesgo de contraer la enfermedad, especialmente países subdesarrollados que están desprovistos de un sistema de vigilancia y control eficaz.

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