Juventud Rebelde - Diario de la Juventud Cubana

Impulsar el diálogo de generaciones

Autor:

Armando Hart Dávalos

La celebración del aniversario 50 de la Unión de Jóvenes Comunistas me incita a exponer algunas ideas acerca del diálogo que venimos sosteniendo con las jóvenes generaciones, y las incertidumbres y certezas referidas a la eficacia de esta iniciativa y de cómo logramos involucrar a los más jóvenes en la tarea clave de que asuman los retos que colocan ante nosotros los tiempos venideros en que vivirán nuestros hijos y sus descendientes hasta bien entrado el siglo XXI.

A mi juicio, la más importante lección que podemos extraer de los acontecimientos ocurridos en más de 50 años, es haber podido trabajar y luchar a la luz del pensamiento de nuestro Maestro, José Martí, y de su más aventajado discípulo, Fidel Castro. Les invito a estudiar, de manera general, la ética y la cultura de ambos y, a la vez, propongo crear un sistema de estrecha comunicación a partir de las siguientes instituciones: la familia, la escuela y la comunidad, desde el más alto nivel hasta la base.

Propongo trabajar porque las nuevas generaciones apoyen este intento. Estamos particularmente interesados en ello debido a que la generación a la cual pertenezco cuenta con un caudal de experiencias acumulado durante la centuria que finalizó. En mi caso, como fundamento de este trabajo, dispongo de una documentación que he ido conservando durante más de 50 años sobre la Revolución de Fidel, así como numerosos trabajos, artículos y conferencias en los que abordo la necesidad de un diálogo de generaciones: los que llegaron después de nosotros y los que vendrán en un futuro más lejano. A todos queremos trasladarles las experiencias de la Revolución del Moncada y el Granma, que se inscriben en lo que he llamado «cultura de hacer política».

Es oportuno señalar que el Ministerio de Educación Superior y la Federación Estudiantil Universitaria, con el apoyo de la Oficina del Programa Martiano y la Sociedad Cultural José Martí, llegaron recientemente al acuerdo de desarrollar de manera conjunta en los centros de Enseñanza Superior adscriptos al MES, encuentros periódicos concebidos bajo el título de Diálogo de Generaciones, con el propósito de desarrollar ponencias, análisis, debates y comentarios sobre temas de interés para las nuevas generaciones, en el mejor acervo de creación, reflexión y participación consciente.

Con la participación activa de profesores, estudiantes y otras personalidades invitadas que puedan presentar sus aportes, experiencias y testimonios sobre los más variados aspectos de la vida social, dichas sesiones no excluyen sino confirman que tales intercambios deben continuar por otras vías, como son el encuentro personal o a través de los recursos informáticos de que dispone hoy cada centro.

El diálogo de generaciones favorece la convivencia cotidiana, constructiva y responsable, necesaria para el proyecto de nación al que aspiramos y por el cual son ya varias las generaciones de cubanos que han consagrado su sacrificio sin límites y su esfuerzo heroico en los más diversos planos y aun en las más difíciles circunstancias.

Rescatar, ante todo, la memoria histórica para analizarla a la luz de las realidades presentes y extraerle las conclusiones más adecuadas al momento actual del país y del mundo. Fusionarla de este modo y articular los imprescindibles vasos comunicantes intergeneracionales que han caracterizado a la Historia de Cuba desde los mismos instantes forjadores de la nacionalidad.

Enfrentada siempre a los grandes poderes coloniales o neocoloniales que intentaban impedir que cuajara nuestra identidad nacional, pocas veces un país pequeño luchó tanto por salvar ese tronco, sin dejar de tener en cuenta las raíces.

Impulsar el diálogo de generaciones es un esfuerzo inaplazable para garantizar la continuidad histórica de la Revolución, que es la más grande obra de la Patria desde que el 10 de Octubre aquella generación del 68 nos hizo emerger como nación y como pueblo libre, abriendo los caminos que nos han traído hasta aquí en medio de un sucesivo relevo de generaciones.

Tal como se expresa en el acuerdo suscrito al que me he referido, la participación activa y creadora de todos los convocados será necesaria «para despertar la sensibilidad del diálogo, para amar todo lo grande, para consagrarse a lo útil, para educar en la senda de la virtud».

 

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