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Gobierno cubano prioriza salud y educación sexual y reproductiva de los adolescentes

Hacer lo posible para que una mujer menor de 16 años no tenga un embarazo ni un hijo no deseados, eliminar las prácticas del aborto como un método de regulación de la anticoncepción y estimular la fecundidad con conceptos de seguridad materna y perinatal están en el centro de la política nacional de fecundidad

Autor:

Agnerys Rodríguez Gavilán

Que Cuba muestre una de las tasas más bajas de embarazo en la adolescencia de Latinoamérica y el Caribe no significa en modo alguno que no debamos preocuparnos y ocuparnos de la atención integral del fenómeno considerado por muchos expertos, y por diversas razones, como un problema de salud y social de singular importancia para el crecimiento y desarrollo de las y los adolescentes, y de la sociedad en su conjunto.

Fue ese uno de los principales consensos a los que arribaron los participantes en el panel El embarazo adolescente en Cuba, que en la mañana de este miércoles se celebró en el Centro Nacional de Educación Sexual, encuentro que marcó el inicio de las celebraciones nacionales por el Día Mundial de la Población, que la humanidad celebra este 11 de julio.

En  2012 la tasa de fecundidad en adolescentes en Cuba fue de 53,6 por ciento, lo cual representó el 15,9 por ciento de la fecundidad total del país, reportándose las mayores tasas en las provincias de Las Tunas, Guantánamo, Granma, Santiago de Cuba y Holguín.

Estas y otras muchas cifras, indicadores y variables manejados por los doctores Grisell Rodríguez, profesora e investigadora del Centro de Estudios Demográficos de la Universidad de La Habana; Natividad Guerrero, especialista del Cenesex; y Miguel Sosa, representante del Programa de Atención Materno Infantil (PAMI) del Ministerio de Salud Pública, constituyen una alerta, una señal, de que no ha sido suficiente lo hecho a nivel de educación e información a los adolescentes (15-19 años de edad). Pero no únicamente a ellos.

Para los especialistas, como también para José Quintero, representante del Ministerio de Comercio Exterior y la Inversión Extranjera (Mincex), así como para Jesús Robles, coordinador internacional de Programas del Fondo de Población de las Naciones Unidas en Cuba (Unfpa), está claro que para nuestro país constituye una voluntad de Gobierno priorizar la salud y la educación sexual y reproductiva de los adolescentes y jóvenes, para influir de manera positiva en la prevención de los embarazos no deseados en estos grupos y en la práctica inadecuada del aborto.

La garantía en el caso de Cuba, dijo Robles en la inauguración de la jornada, es la voluntad política a favor de brindar amparo y protección a cada persona.

Pero el embarazo en la adolescencia es un problema de todos y de todas, cuya preocupación y ocupación debe ser multifactorial. De las instituciones, las organizaciones comunitarias, los medios de comunicación, los centros de estudio, las familias y los adolescentes.

Hay coincidencia en que el disfrute de los derechos sexuales y reproductivos sea, además de un derecho, una responsabilidad. Que las nuevas generaciones tomen sus propias decisiones, apoyadas por el resto de la sociedad.

Demostración de esa necesaria participación e implicación multisectorial en el abordaje de la problemática fue la participación, además, de representantes del Ministerio de Relaciones Exteriores, la Federación de Mujeres Cubanas, el Centro Nacional de Prevención de las ITS y el VIH/sida, del Unfpa-Cuba, y del mismo Cenesex con su Red de Jóvenes, entre otros organismos e instituciones.

Se impone, como remarcara la Doctora Natividad Guerrero, pensar en el embarazo en la adolescencia desde la responsabilidad de la mujer y el hombre, porque no es un asunto únicamente de las muchachas; debemos hacer una mirada desde lo masculino.

Se habló de embarazo en la adolescencia y también del aborto, un asunto que comparte la misma prioridad del Gobierno, con el propósito de llamar la atención sobre lo inadecuado de su práctica como un método de regulación de la anticoncepción, y por otro lado, cuando no quede otro camino, usar métodos más seguros, menos invasivos.

El doctor Miguel Sosa, representante del Programa de Atención Materno Infantil del Ministerio de Salud Pública (Minsap), compartió con panelistas y demás participantes en el encuentro la certeza de que el abordaje del embarazo en la adolescencia es una política nacional.

La política cubana de fecundidad, abundó, tiene el propósito de estimular la fecundidad con conceptos de seguridad materna y perinatal; hacer lo posible para que una mujer menor de 16 años no tenga un embarazo ni un hijo no deseados, favorecer el embarazo en mujeres de 30 años y eliminar la práctica del aborto; que sepan que hay que evitarlo. Y para ello el Minsap aspira a una implicación mayor de todo el personal de salud en el archipiélago.

Cuba tiene un modelo de desarrollo que asegura el bienestar de su población en materia de salud, seguridad social y educación, lo cual está incluido en las políticas económicas y sociales que adopta el Estado para el desarrollo; por lo tanto estamos en condiciones de educar y preparar mejor a los adolescentes para que el embarazo no sea «tropiezo».

Como expresara Jesús Robles, nuestro país tiene suficientes reservas para atender ese desafío, y garantizar que tomando decisiones, apoyadas por el resto de la sociedad, las muchachas y los muchachos también puedan marcar la diferencia en la prevención del embarazo no deseado en la adolescencia.

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