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La historia es nuestra bandera (+ Fotos)

La idea de revivir en Cuba la epopeya de Simón Bolívar, quien en 1813 aspiró a una América propia, surgió de un sueño hace apenas dos meses, que luego tomó forma gracias al concurso de muchas personas

Autor:

Mileyda Menéndez Dávila

Quien se decide a recorrer la Historia puede aferrarse a múltiples razones, pero en el fondo siempre late un motivo: conectarse con el presente y sentirse útil dentro de una obra mayor.

Lo curioso, lo genial de esos proyectos, es que suelen nacer de un sueño, una idea gestada entre jóvenes con inquietudes afines, y luego toman forma gracias al concurso de muchas personas, capaces de reconocer la fuerza motriz que los compromete como actores de su tiempo.

Así surgió, hace apenas dos meses, la idea de revivir en Cuba la epopeya de Simón Bolívar, quien en 1813 soñó una América propia y se lanzó al camino para construirla en una campaña tildada de Admirable por los historiadores.

De Colombia a Venezuela, El Libertador y su tropa recorrieron más de 2 000 kilómetros para conquistar no solo el poder y la gloria revolucionaria, sino también un conocimiento profundo de los lazos  culturales y el modo en que encaraban la vida aquellos pueblos, lo cual era también un modo de librarlos del yugo colonialista.

De Colombia a Venezuela, pero en Cuba, una veintena de caminantes decidieron este verano comprobar que también se hace patria cuando se descubre de qué madera están hechos los horcones morales de esta Isla, cómo vive y trabaja su pueblo, y cuánta huella histórica va quedando en el camino, necesitada de mayor consulta cotidiana.

El profesor de Economía de la Universidad de La Habana Fernando Martínez, el comunicador Oscar Padilla y el psicólogo colombiano Julián Gutiérrez fueron los organizadores de este Comando Admirable, apoyados desde la capital por Yusuan Palacios, presidente del Movimiento Juvenil Martiano.

A ese núcleo se sumaron unos diez caminantes de La Habana: Armando Amorós, estudiante de Relaciones Internacionales; William Ferrer, historiador; Eunice Corradi, de Argentina, y Yasmany González, estudiantes de Economía; Tania Jiménez y Gerardo Soto, ingenieros cibernéticos; David Gutiérrez, estudiante de la Vocacional Lenin; el bibliotecólogo Rodin Cabrera, y dos reporteros de JR.

Desde Matanzas llegó el ingeniero civil Jesús Pérez, «Chucho», por Villa Clara se sumó Daylen Mundy, estudiante de Medicina, y por Sancti Spíritus Edisbel Navas, aprendiz de panadero en una escuela de oficios. El juglar designado fue el holguinero Iván Pérez, «Cañón», mientras que Camagüey aportó tres jóvenes: Betsy García, una graduada de Estudios socioculturales, y los médicos Omar Hernández y Lianet López.

La expedición partió el 30 de julio, Día de los Mártires, de la CPA Anacaona en Colombia, Las Tunas. En Camagüey hicimos noche en Guáimaro, Sibanicú, la cabecera provincial y Florida. Además, atravesamos Jimaguayú y Céspedes por la Carretera Central. Ciego de Ávila nos recibió en varios poblados cargados de leyendas, y nos permitió conocer el tramo sureño de la Trocha de Júcaro a Morón, con su línea de ferrocarril aún activa y sus fortines.

Cruzarla resultó simbólico, al decir de Fernando, porque era como cruzar la trocha de la apatía, levantada por quienes no creen en el sueño latinoamericano que mueve hoy a la juventud martiana a reconquistar su historia.

De patriotas a juglares

El mejor acero es el hombre, dijo el Cañón, y ni él mismo sospechaba la fuerza poética de su frase: además de caminar mucho y montar todo tipo de vehículos  para vencer los más de 150 kilómetros del trayecto, el Comando Admirable practicó diversos deportes en los poblados visitados para promover la recreación saludable, y realizó un trabajo voluntario en el centro comercial Estrella Roja, de la Ciudad de los Tinajones.

A lo largo del trayecto conversamos con trabajadores de diferentes fábricas donde se elaboran alimentos para la población, dormimos en escuelas especiales y casas del Educador.

Compartimos con instructores de arte, promotores del Inder y funcionarios de centros de salud; nos acompañaron los historiadores de cada localidad, estudiantes universitarios, cuadros de la UJC, el Gobierno y el Partido en cada municipio… pero lo más impresionante fue siempre el contacto con gente de las comunidades rurales, donde la identidad nacional toma matices desconocidos para la mayoría de los citadinos.

En una de ellas, La Güira, en el avileño municipio de Baraguá, un cartel anunciaba nuestra visita como «gira artística a las 6:00 de la tarde», así que el comando apeló al talento escondido en cada uno de sus integrantes para amenizar desde entonces cada encuentro con narraciones orales, desfiles de moda, imitación de voces, figuras de papel, descripciones de las banderas de Colombia y Venezuela y de la hermana nación de Argentina, demostraciones de kárate, presentaciones de libros y hasta charlas de salud sexual y reproductiva para satisfacer inquietudes de los pobladores, faena que se extendió para Julián hasta la madrugada del domingo 4, fecha en que cumplía 30 años de edad.

El lunes 5 de agosto terminamos la campaña en Las Américas, municipio de Venezuela, tras una cabalgada que puso a prueba la entereza de la tropa: Tania, la veterana del grupo, salió disparada de su montura, y mientras ella en el policlínico se lamentaba de no estar en el acto, sus compañeros en el parque querían volar a su lado para darle aliento. Afortunadamente no pasó del susto, pero lo mejor es que nadie pudo quitarle el honor de ser la única Admirable en montar desde una Yutong hasta una camilla… pasando por bicicletas, camiones, caballo, moto, trencito, ómnibus y autos ligeros.

De vuelta a nuestras provincias, en una invicta Girón avileña, concluimos que estos viajes siempre dejan con ganas de seguir explorando Cuba, para devolver el amor recibido y rendir cuenta ante los ideales de esas decenas de personas que nos abrieron generosamente su corazón y sus casas, pidiendo solo a cambio que las nuevas generaciones no dejaran morir el espíritu solidario de la Revolución Bolivariana y el ejemplo incansable de Chávez y Fidel.

«Me siento como en casa»

«¡Mamá, estoy en Argentina!». Del otro lado del teléfono, la madre de Eunice Corradi Bonsignorie se emocionó con la noticia y se dispuso a recogerla en el aeropuerto para llevarla a casa, en Rosario, a pocas cuadras de donde naciera el Che.

Había llamado por casualidad y casi rompe a llorar cuando la chica decidió terminar la broma: «Oye, que estoy en Argentina, pero en Cuba, en un central azucarero que se llama así… Me siento como en mi casa. ¡No te imaginás cuántos lugares he conocido en este viaje!».

Una campaña que se extiende

Omar  Hernández y Lianet López, dos galenos recién graduados, se sumaron al comando en Florida, Camagüey, dispuestos a seguir hasta el final de la campaña.

Pero en Baraguá, tras el encuentro en la Casa del Vaquero, en la comunidad La Gloriosa, recibieron un mensaje sorprendente: ambos debían regresar a sus casas para alistar sus documentos porque partirían de misión internacionalista en breve tiempo. Él, para trabajar en la especialdiad de Oftalmología; ella, en Terapia Intensiva.

Estos admirables ¡sí que llegaron hasta Venezuela!

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