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Julio Antonio Mella: Que su llama nunca se extinga

Desde el presente, entre universitarios que evocan, y desde la época en que vivió y luchó Julio Antonio Mella, asoman múltiples claves para entender las motivaciones y la naturaleza de un revolucionario excepcional

Autor:

Alina Perera Robbio

En una mañana fresca y soleada de estos días, los estudiantes de la Universidad de La Habana (UH) sostienen animadas conversaciones mientras esperan para entrar a las aulas. Sobre una de las escaleras exteriores un grupo desgrana minutos con tranquilidad hasta que reporteros de nuestro periódico irrumpen con una petición inesperada, a la cual no se niegan: ¿Qué pueden decir sobre Julio Antonio Mella, un joven como ellos, aunque de otro tiempo?

Desde el mismo paisaje donde el excepcional luchador emprendió múltiples contiendas, Haidi Lázara Drullet, de 20 años y estudiante de primer año de Derecho, nos dice: «Mella fue un gran revolucionario, un líder estudiantil que consagró su vida a la unidad de los jóvenes y a la lucha contra el imperialismo. Fue una figura sumamente valiente, que se destacó en la fundación de organizaciones como la Federación de Estudiantes Universitarios; también participó en la creación de la Liga Antimperialista, la Liga Anticlerical y el Partido Comunista de Cuba junto a Carlos Baliño».

Haidi Lázara Drullet, de 20 años y estudiante de primer año de Derecho. Fotos: Maykel Espinosa Rodríguez

Elsa Veranes Ramírez, de 18 años y también estudiante de primer año de Derecho, describe a Julio Antonio como «un líder indiscutible de la juventud cubana, que siempre tuvo como objetivo llevar adelante al estudiantado, en favor de la Revolución, de todos los ideales. Creó organizaciones en pos de lograr la unidad del estudiantado, aquí mismo en la UH».

Elsa Veranes Ramírez, de 18 años y estudiante de primer año de Derecho. Fotos: Maykel Espinosa Rodríguez

—¿De él te atrae algo en particular?

—Su valentía, su forma de ser, su inteligencia, sus convicciones, sus ideales. Hacen falta jóvenes como él, que tengan su capacidad de liderazgo.

El Luchador En Su Tiempo

El 30 de septiembre de 1921 Mella ingresa en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de La Habana, y a partir de ese momento deja de ser Nicanor MacPartland para empezar a firmar como Julio Antonio Mella. En noviembre de ese mismo año es el principal promotor de fuertes protestas vividas en el centro de altos estudios, porque unos lacayos idearon otorgar el título de Rector Honoris Causa de la alta institución, a Mr. E. H. Crowder, procónsul e interventor yanqui en Cuba, y a Leonardo Word, segundo gobernador norteamericano durante la primera intervención estadounidense en la Isla.

El estudiantado de la Facultad de Derecho organiza un movimiento de repulsa y Mella suscribe un manifiesto en el cual denuncia el panorama de Cuba y del recinto del Alma Máter, huérfano de formol en sus salas de Anatomía y Disección, con sus edificios a medio hacer, la biblioteca pobre y desvalida, los maestros públicos del interior, entrampados y hambrientos, y los poderes del Estado, sin distinción alguna, vejados.

Corren los días. Llega noviembre de 1922 y nace la revista Alma Máter, en la cual, desde el primer número, Julio Antonio aparece como administrador. En el editorial Nuestro credo, que ve la luz desde las primeras páginas de la publicación, el joven enuncia: «Laboraremos con energía y entusiasmo por todo lo que es beneficioso a la clase estudiantil cubana»1.

La experiencia marca su debut como periodista, a quien no le falta el apoyo entusiasta de su hermano Cecilio, que revisa textos originales, enmienda pruebas, pulsa el proceso editorial, mientras el hermano mayor asiste a otras actividades revolucionarias.

Huellas del precursor

Jean Iván Rodríguez Guzmán, de 19 años y estudiante de primer año de Derecho, nos dice que resulta valioso estudiar a Mella «porque él forma parte de nuestra historia. Aquí hizo sus estudios,  realizó la reforma universitaria, produjo un gran cambio, ayudó a los jóvenes universitarios a unirse en pos de una lucha y luchó contra una tiranía, la de Gerardo Machado».

Jean Iván Rodríguez Guzmán, de 19 años y estudiante de primer año de Derecho. Fotos: Maykel Espinosa Rodríguez

—¿Cuáles de sus cualidades te impactan más?

—Su carisma, su capacidad de liderazgo, de decir la verdad y de atraer a otros hacia sus ideales justos, hacia una causa que era necesaria en nuestro país en ese momento, que era el cambio, la Revolución que todavía estamos haciendo.

«Aquí estudiaron Mella, Fidel, muchas personalidades de nuestra historia. Sí, fueron estudiantes en los mismos espacios donde ahora lo somos nosotros. Esa coincidencia nos obliga a estar a la altura de los acontecimientos de hoy».

Jean Michel Morales Muñoz, de 19 años y estudiante de primer año de Derecho, afirma que «Mella fue un precursor del modelo que estamos viviendo. Fundó el Partido Comunista de Cuba junto a Carlos Baliño y a otros revolucionarios y eso lo convierte en un creador muy importante».

Jean Michel Morales Muñoz, de 19 años y estudiante de primer año de Derecho. Fotos: Maykel Espinosa Rodríguez

De Julio Antonio, lo que más atrae a Gabriela Suárez Cánovas, de 18 años y condiscípula de Jean Michel, es su capacidad de liderazgo. «Considero que es una figura que debe estar presente en el pensar de los jóvenes actuales, pues posee muchísimas cualidades. Fue capaz, en una época en que la represión y la censura abundaban, de ser uno de los fundadores del Partido Comunista de Cuba, La Liga Antimperialista y otras estructuras que representaron agigantados pasos de avances en el logro de la unidad de los cubanos, y de la Revolución, como semilla de la que triunfaría el Primero de Enero de 1959. Sin dudas, como dijo Jean Michel, Mella fue un precursor que hizo grandes aportes».

Gabriela Suárez Cánovas, de 18 años y estudiante de primer año de Derecho. Fotos: Maykel Espinosa Rodríguez

La Vorágine del Joven

Un libro de suma ternura Así mi corazón. Apuntes biográficos sobre Julio Antonio Mella, de los historiadores Adys Cupull y Froilán González, narra que «el 4 de diciembre de 1922, los estudiantes de la universidad sostienen un encuentro con el Doctor José Arce, rector de la Universidad de Córdoba, uno de los gestores de la reforma universitaria en Argentina.

«Mella fue uno de los principales organizadores del encuentro. Ese día se le otorgó, al Doctor Arce, el título de Rector Honoris Causa de la Universidad de La Habana. Al día siguiente, los estudiantes fueron a verlo al hotel Inglaterra. Las conversaciones fueron muy útiles para organizar el movimiento reformista en Cuba.

«El 20 de diciembre de 1922 quedó constituido el Directorio de la Federación de Estudiantes de la Universidad de La Habana, presidido por Fello Marinello, y como secretario Julio Antonio Mella»2.

El tema de la Reforma Universitaria es un anhelo que acompañará a Julio Antonio hasta los últimos momentos de su existencia. El luchador es multifacético. El talento y la intensidad son sus signos. Se destaca en los primeros instantes, por ejemplo, por ser buen deportista. En 1921 es elegido miembro de la Comisión Atlética de la Universidad (CAU) y gana medalla de oro en una regata celebrada en la bahía de La Habana. En 1922 obtiene una medalla de bronce en el deporte de remos y resulta electo vicesecretario del CAU. Y en 1923 obtiene una de plata en ese mismo deporte.

En enero de 1923 Mella es protagonista de una jornada en la cual el Directorio de la Federación de Estudiantes Universitarios decide proclamar la Universidad Libre, y lo nombra su rector en el afán de que el Gobierno solucione los problemas más candentes de la institución. En marzo de ese mismo año, el Directorio, a propuesta del joven dirigente, decide celebrar su primer Congreso Nacional. Mayo es el momento de constituir los grupos Renovación y Ariel, nacidos para profundizar en el estudio de la teoría marxista y de José Martí.

En medio del calor de agosto, al tiempo que prepara el Congreso Estudiantil, Mella asiste en calidad de representante de la Federación de Estudiantes Universitarios a la Asamblea Magna de la Asociación Nacional de Veteranos y Patriotas. Vive momentos inolvidables, como ser seleccionado entre los presidentes de honor y poder conocer a un hombre de gran prestigio, por sus consecuentes posiciones antimperialistas, como el intelectual y maestro cubano Enrique José Varona3.

El 14 de octubre se inicia el Congreso de Estudiantes, marcado por intensos debates. En este, Mella pide la aprobación de una moción que titula Declaración de los Derechos y Deberes del Estudiante. Tiene, todo el tiempo que dura el evento, un protagonismo sin par. Aboga por la organización de los cursos libres, la enseñanza científica y experimental; pide que los estudiantes de Agronomía hagan sus prácticas en un central azucarero anexo a la Universidad; que se cree una facultad de Comercio y Finanzas; que se incluyan los cursos extraordinarios de verano; y que se cree la Confederación Nacional de Estudiantes.

El Congreso resulta un éxito. En los días posteriores Julio Antonio asiste con renovada intensidad a talleres y fábricas, a mítines y esquinas, entre los obreros, los más sufridos, los que están dispuestos a crear una sociedad diferente.

Todo a La Revolución

«Julio Antonio Mella es una figura muy importante de la historia de Cuba, no solo del proceso revolucionario, sino del pensamiento cubano, latinoamericano y de la historia de esta Universidad», nos comenta Marco Torres Bobadilla, de 19 años y estudiante de primer año de Matemática.

Marco tiene la certeza de que Julio Antonio Mella es «el ideal del hombre perfecto en su época, porque era un hombre que a pesar de ser muy joven hizo muchas cosas en muy poco tiempo, como dijo Fidel».

Marco Torres Bobadilla, de 19 años y estudiante de primer año de Matemática. Fotos: Maykel Espinosa Rodríguez

—¿Qué resaltarías del joven revolucionario?

—Principalmente, que era una persona muy integral, bueno en muchas cosas diferentes, y que dedicó todo lo que tenía a la Revolución. Siempre, cuando se trata de este tipo de figura, es importante, sobre todo para los jóvenes, tenerlo en cuenta para seguir su ejemplo; tenemos que ir al pasado para poder ser mejores en el presente.

Yuliet Gómez Torres, de 18 años y también estudiante de primer año de Matemática, admira a Julio Antonio por «su pensamiento, por su creatividad y la forma tan sociable de expresarse, por la manera en que tocaba el corazón de los jóvenes. Era un buen líder. Tomaba valientes decisiones».

Yuliet Gómez Torres, de 18 años y estudiante de primer año de Matemática. Fotos: Maykel Espinosa Rodríguez

En el desprendimiento como virtud piensa Amanda Fernández Barreiro, de 18 años y estudiante de primer año de Matemática, si tiene que hablar de Julio Antonio Mella. Ella destaca que el excepcional luchador organizó huelgas, fundó la Federación Estudiantil Universitaria y espacios como la Universidad Popular José Martí, la cual nace, según aprecia, porque el líder comunista estaba muy interesado en que los obreros estudiaran. «En realidad él dedicó toda su vida a los demás. No solo pensó en él».

Amanda Fernández Barreiro, de 18 años y estudiante de primer año de Matemática. Fotos: Maykel Espinosa Rodríguez

—¿Cuánto necesita la Cuba actual de seres como Mella?

—Mucho, porque en Cuba hay varias cosas que debemos resolver y hacen falta personas como Mella, que den el paso al frente y las resuelvan. En Cuba hay personas egoístas. De haber muchos Mella, que daba todo para los demás, a lo mejor tuviéramos menos problemas.

Intenso y Vertical

Octubre de 1923 tiene horas agitadas para el joven Mella, que funda en ese momento la revista Juventud, publicación de los Estudiantes Renovadores de la Universidad de La Habana, en cuyas hojas estampa un saludo a todos sus compañeros de Cuba y de América. El 3 de noviembre, para cumplir con un acuerdo tomado en el Congreso estudiantil, tiene lugar en el Aula Magna la fundación de la Universidad Popular José Martí, recinto donde retumba la voz de Mella explicando la necesidad y los propósitos de un aula de nuevo tipo.

El primer curso comienza el 20 de noviembre en horario nocturno, abarca la primera y segunda enseñanzas y una escuela para analfabetos. Entre las asignaturas que se imparten están Historia de la Humanidad y de Cuba —de la que Mella es el profesor—, Gramática y Literatura, Sicología y Lógica, Matemática, Maternidad y Profilaxis Sexual, Economía Política y Social, Legislación del Trabajo, Moral Antidogmática y Rudimentos de Ciencias de las Religiones.

Julio Antonio bautiza a la Universidad Popular José Martí como «la hija querida de mis sueños». Conoce el valor del espacio donde sea posible unir a estudiantes y obreros en lucha común por la emancipación de los seres humanos.

La verticalidad y transparencia de Mella frente al intento de los profesores corruptos por volver a la Universidad, su naturaleza radical, cada vez más acendrada en el pensamiento revolucionario, la inteligencia, el paso firme, incluso la belleza y la elegancia, donde puede advertirse la mano exquisita del padre sastre, atizan la envidia y una maraña de intrigas que llevan a Julio Antonio a renunciar a su protagonismo en la Federación de Estudiantes Universitarios.

Entre otras lanzas encendidas, es atravesado por la crítica de querer ejercer dictadura en la organización estudiantil. Para salvar el espíritu de Reforma en el centro de altos estudios presenta su renuncia, con carácter irrevocable, a la presidencia de la Federación, y deja bien clara su fe en el entusiasmo y la sensibilidad de otros jóvenes que igualmente sangrarán por las heridas de la nación.

En 1924 Mella habla de Lenin en un mitin obrero en La Habana. Expresa que la fuerza de carácter de ese gran hombre radica en su honradez, sinceridad y convicciones. La vida del joven revolucionario está marcada por momentos de especial trascendencia: cofunda y dirige organizaciones como el Partido Comunista de Cuba (Sección de la Tercera Internacional), la Liga Antimperialista y la Liga Anticlerical.

Las jornadas del nacimiento del primer Partido Comunista son de crucial valor para el luchador. La organización política nace como fruto del Congreso de las Agrupaciones de todo el país, que tiene lugar en La Habana entre el 16 y el 17 de agosto de 1925. En esas horas, durante las cuales confluyen obreros, estudiantes, maestros, empleados públicos e intelectuales, dos cubanos alcanzan especial relieve: Carlos Baliño, tabaquero que conoció personalmente a José Martí, combatiente de la guerra del 95 y convencido marxista, y el líder estudiantil Julio Antonio Mella, designado secretario de prensa y publicidad.

Durante las sesiones de trabajo el dirigente estudiantil, quien resulta electo miembro del Comité Central, habla sobre la educación de los miembros del Partido y sobre la necesidad de estudiar marxismo. Quienes lo escuchan son testigos de su pasión, rebeldía y espíritu crítico, de su transparencia y sentido de lucha.

La trayectoria de batalla que vendrá después, seguirá teniendo la impronta invariable de un joven consagrado a las causas fraternales y gigantes.

La luz que une los tiempos

A Jorge Crespo García, de 19 años y estudiante de primer año de Historia, le inspira atención, de modo particular, la «personalidad revolucionaria» que poseía Mella. «Era alguien que luchó contra la situación existente durante la seudorrepública, era muy independiente, estaba convencido de que la creación del Partido Comunista de Cuba y de la Federación Estudiantil Universitaria iban a significar un avance trascendental para la juventud y la sociedad cubanas. Mella luchaba especialmente contra el Gobierno de Machado; estaba viendo toda la corrupción, la tiranía de ese momento. Para él era necesario el cambio.

«La Cuba del presente no podría explicarse sin jóvenes como Mella. Su antimperialismo se basó en el análisis de la situación que tenía Cuba, un país donde los americanos eran los dueños y como tal extraían todo lo que deseaban, y Mella veía eso como una amenaza para el bienestar del pueblo cubano».

Roxana Iglesias Díaz, de 19 años y también estudiante de primer año de Historia, expresa: «Uno de los aspectos más interesantes de Mella, como de otras figuras antimperialistas, es cómo se vinculó al proceso revolucionario, la forma en que supo llegar a los jóvenes cubanos para lograr incorporarlos a la causa. Resulta interesante la manera en que se volcó y cómo desde su puesto de estudiante participó activamente en las luchas y movimientos sociales y políticos con un solo objetivo: alcanzar el triunfo definitivo».

Su condiscípula Maureen Giselle Morales Cuesta, de 18 años, comenta que admira de Mella su «actitud ante lo que se vivía en su época. Creo que los jóvenes de hoy deberían adquirir la luz revolucionaria que había en él».

Del mismo grupo de jóvenes, Félix Celestrín Enríquez, de 19 años, propone brevemente: «Debemos seguir sus ideas revolucionarias, debemos estar unidos con un fin humano, patriótico».

Para Robert Betamcourt Cabrera, de 18 años y estudiante de primer año de Historia, «Julio Antonio Mella constituye el máximo ejemplo para la juventud cubana actual de lo que debe ser un joven revolucionario. Es la máxima expresión de coraje, valentía y liderazgo. A ese incansable guerrero los jóvenes debemos mantenerlo vivo; no dejar que su llama de intransigencia revolucionaria deje de arder entre nosotros».

Notas:

1 «Nuestro credo», revista Alma Máter. Tomado de Adys Cupull y Froilán González: Así mi corazón. Apuntes biográficos sobre Julio Antonio Mella, Casa Editora Abril, 2003, p. 49.

2 Adys Cupull y Froilán González: El movimiento reformista, en Así mi corazón. Apuntes biográficos sobre Julio Antonio Mella, ob. cit., p. 52.

3 Enrique José Varona (1849-1933). Su obra filosófica y su prestigio como escritor, crítico literario, periodista y orador han sido reconocidos tanto en Cuba como en otros países. Su labor pedagógica dejó una significativa huella en los planes de estudio y en la política educativa cubana de la primera mitad del siglo XX.

Descargue aquí nuestro Suplemento Especial sobre Julio Antonio Mella

 

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