Juventud Rebelde - Diario de la Juventud Cubana

Enamorar desde el ejemplo

En un día cumbre para las nuevas generaciones, algunos de los delegados jóvenes al 8vo. Congreso del Partido hablan de sus emociones, aspiraciones e inquietudes para lograr una nación mejor

 

 

Autores:

Osviel Castro Medel
Yuniel Labacena Romero
Adianez Fernández Izquierdo
Laura Brunet Portela
Nelson Rodríguez Roque

Nuestros cinco entrevistados provocan admiración. Tienen el verbo fácil, la modestia en los ojos y el deseo de hacer por Cuba incrustado bien adentro del pecho. En sus historias personales se descubren ejemplos de superación constante, sacrificios inimaginables y el apoyo de los seres queridos.

Están en la honorable lista de jóvenes que participarán como delegados, del 16 al 19 de abril, en el 8vo. Congreso del Partido Comunista de Cuba, una organización que cada día apuesta más por las nuevas generaciones.

La historia de Irina Serra Podio es de las más sorprendentes, no solo porque se enroló en tareas cederistas en su Mantua natal (Pinar del Río) desde los 21 años; o porque a los 23 ya había ganado méritos para ingresar al Partido. También porque siendo casi un retoño se convirtió en profesora en el Curso de superación para jóvenes y tuvo un ascenso meritorio en los Comité de Defensa de la Revolución hasta llegar a ser la coordinara provincial de La Habana.

Irina considera que la cohesión entre los CDR y el Partido es fundamental para desarrollar el trabajo político-ideológico en los barrios.Foto:Abel Rojas Barallobre.

Junto a su familia tejió una linda historia: renunció a su licencia de maternidad cuando su hija tenía tres meses y su esposo Fernando asumió el cuidado de la pequeña: «Él solicitó la licencia de paternidad y emprendió este camino, aunque las 24 horas del día parecían no alcanzarle.

«También mi familia apoyó mucho. Todos juntos formamos un gran equipo, siempre pensando en que la niña sería la beneficiada. Así pude ser madre sin estar alejada de mi hija y cumplir mi trabajo. Ya Sofía tiene un año y diez meses y estoy segura de que cuando crezca y sepa esta historia se sentirá orgullosa de lo que hicimos, pues fue una demostración de que se pueden romper estereotipos socioculturales y hasta la falta de educación familiar», comenta esta Licenciada en Educación, de 35 años.

Las anécdotas de Dilberto González García, quien hoy se desempeña como primer secretario de la Unión de Jóvenes Comunistas (UJC) en Granma, también son impactantes. Creció en un hogar humilde de Mateo Román, un caserío del municipio de Yara rodeado de sembrados de arroz.

«Mi madre es maestra y mi padre, campesino. Los dos me hablaron desde niño del valor de la sencillez, la honestidad y el respeto; además me insistieron en que jamás olvidara el lugar de donde salí. Así lo he hecho y eso mismo le he inculcado a Mélany, mi hija de nueve años», cuenta.

Él tuvo la oportunidad de convertirse en trabajador social y desde ese puesto, en el que estuvo un lustro, se vinculó a la Juventud, hasta que pasó a ser instructor en la organización. Fue escalando progresivamente por sus resultados y hoy, a sus 32, no se cansa de agradecer las enseñanzas de incontables personas, muchas de las cuales lo felicitaron cuando supieron que era delegado al Congreso.

Otra con relatos cautivadores es la tunera-holguinera Mairelis Peña Diéguez, quien comenzó a escribir sus páginas desde Vedado Cinco, zona rural del municipio tunero de Jesús Menéndez.  Ella no dejó pasar de largo las oportunidades. Hizo valer su talento y repitió buenas notas en cada curso, hasta culminar la Licenciatura en Turismo, en la Universidad de Holguín, con un brillante índice de 5.79 puntos.

Hoy, a sus 34, es la jefa del Departamento de Alimentos y Bebidas (maitre) del hotel Brisas Guardalavaca, del polo turístico holguinero. Vive cerca de ese balneario, y siempre le quedan ganas de buscar el abrigo de su mamá —pasó por el dolor de perder a su padre— o de mirar los conocidos terrenos azucareros de antaño, pero esos deseos se tornan complejos por la responsabilidad que ocupa desde 2018.

En este apretado retrato de delegados al Congreso, vale señalar las coincidencias entre la cienfueguera Delia Rosa Espino Ramos y el artemiseño Dayron Silva Álvarez, quienes laboran en sendas cooperativas de créditos y servicios (CCS). Ambos lideran sus respectivas organizaciones de base de la Asociación Nacional de Agricultores Pequeños (Anap).

Dayron valora que el precepto humanista del Partido resulta  esencial en la construcción de nuestra sociedad. Foto: Otoniel Márquez.

Ella, con 27 primaveras, presidenta de la CSS Antonio Maceo, será una de las delegadas más jóvenes a la magna cita partidista, y ese hecho le provoca ciertos saltos en el estómago, pero también la estimula para seguir siendo un espejo para su hijo de ocho años, Tayler Osmel.

«Es una tarea dura para una mujer y sobre todo joven, pero me encanta y disfruto lo que hago», dice desde el municipio de Abreus esta dinámica muchacha, que estudia el cuarto año de Ingeniería Agrónoma.

Por su parte Dayron, de 31 abriles, residente en el poblado de El Gabriel, en el municipio de Güira de Melena, admite que le fascina lanzarse de la oficina de la CSS Antero Regalado al surco. Esa satisfacción de cada día solo es superada por el acto de mirarse en los ojos de su esposa y su pequeña de tres años, Sofía.

Él se regocija porque ha visto que sus cooperativistas ayudaron a remozar el estadio de la comunidad, el parque infantil y el punto de venta de productos agrícolas. «Es hermoso cuando uno ve cambiar algo para bien», sentencia.

Defender un astro

Mairelis señala que en el sector turístico hay muchas potencialidades para fortalecer la organización de vanguardia. Foto: Cortesía de la entrevistada.

Nuestros entrevistados no se ciegan ante los problemas, saben los desafíos que se avecinan, coinciden en la trascendencia del Partido y creen que algunos métodos deben perfeccionarse para fortalecer la organización de vanguardia de la sociedad cubana.

«El tremendo hecho de que a una persona se le dé la condición de militante del Partido debiera trascender hasta el barrio, para que sus vecinos y familia se sientan orgullosos de eso y porque en él se decide la vida de nuestro proyecto social», señala Irina Serra Podio para referirse a la importancia de los reconocimientos morales, relegados por algunos.

Ella considera, como muchos otros, que el Partido resulta más que un militante o un núcleo. «Es el astro de nuestra estructura política que ofrece toda la luz para desarrollar nuestra sociedad. Por lo tanto, se hace imprescindible desde las familias, los barrios, los centros de trabajos y estudiantiles dotar a los jóvenes de toda esa información, ofrecer bibliografía y materiales audiovisuales», opina esta mujer incansable.

Algo similar piensa Dilberto González García, quien sufre cada vez que se entera de un militante de la UJC que no quiso pasar a las filas del Partido. «Cuando sucede, es una derrota. Nos demuestra que faltó información y orientación hacia ese joven. Que no lo encantamos con lo que hicimos en el comité de base y falló la ejemplaridad, pues no debería existir un honor mayor para un revolucionario que ingresar a la organización rectora de la sociedad cubana», expresa.

Por ese mismo hilo se mueve el criterio de Delia Rosa Espino Ramos, quien admite que se enamoró del Partido por el ejemplo que vio a su alrededor, algo que, contrario a lo soñado, no se cumple en todos los escenarios.

Dayron Silva Álvarez cree que sería un error perder de vista que el socialismo necesita mantener el humanismo para triunfar, y en el cultivo de este y otros valores es fundamental el Partido, «ente que traza nuestro camino».

Es hoy

Dilberto Manuel habla de la importancia de cautivar y motivar desde el comité de base para que los jóvenes ingresen al Partido. Foto: Santiago Jerez.

Nuestros entrevistados coinciden en que «Congreso de la continuidad» no resulta un lema vano; es seguir consumando lo que ya tenía antecedentes: la entrega de la antorcha de la generación histórica de la Revolución a sus seguidores.

Para todos ellos, lo más importante radica en mantener vivas las ideas de esos héroes en un contexto en el que arrecia la guerra ideológica contra Cuba y los enemigos apuestan por desmotivar a los más nuevos.

«Todavía nos encontramos a jóvenes que cuando se les plantea una tarea dicen no estar preparados o que aún no es el momento. Simplemente no han entendido que ocupar una responsabilidad ayuda al país y a mantener nuestro proyecto social. El relevo es necesario y entendible; por eso no será casual ver cambios en el Comité Central, aunque nuestros referentes seguirán siendo Fidel, Raúl y otros integrantes de la generación histórica, como también lo son Céspedes, Maceo, Martí, Julio Antonio Mella, el Che y muchos otros héroes», apunta Dilberto.

Mairelis remarca que las generaciones anteriores «entregaron lo mejor de sí, incluso lo más preciado: la vida». Por eso «nos están poniendo en las manos ya no el futuro, sino el presente de la Revolución, y tenemos que responder como lo hicieron las mujeres y hombres de nuestro pasado glorioso».

Según su parecer, «a los jóvenes hay que involucrarlos en la toma de decisiones, darles tareas de peso, reconocer sus aportes y respetar lógicas diferencias que pueden existir entre una generación y otra». Y añade para finalizar su idea: «Si hay algo que no ha cambiado ni cambiará es que la juventud cubana, cada vez que ha asumido un quehacer importante, no falla. Y ahora tiene uno de los más decisivos, respaldar la continuidad de la Revolución y su proyecto social».

Para Irina Serra, quien vive orgullosa de ser nieta de un integrante de la Columna 1 del Ejército Rebelde, la afirmación de que este es el Congreso de la continuidad «significa confianza, y sobre todo pasado, presente y futuro. El Partido debe ser, como siempre ha sido, una organización a la  que los revolucionarios aspiramos, orgullo de la nación».

Mientras, desde su CSS, dedicada a los cultivos varios, Dayron Silva asegura que es el momento de «tomar el batón y seguir la carrera que ellos iniciaron. Fracasar no es una opción para los jóvenes, debemos asumir cargos que nuestros experimentados padres o abuelos dejan y hay que hacerlo con dignidad».

En tanto, Delia Rosa Espino asevera que esta es una Revolución hecha por los jóvenes, «entonces no hay ruptura de una generación a otra».

Hacer las cosas mejor

Delia no ve ruptura entre una generación y otra. Foto: Cortesía de la entrevistada.

Nuestros entrevistados laten de orgullo porque a todos les sorprendió su elección como delegados al Congreso. Los cinco exponen que tal privilegio es como un aguijonazo a hacer las cosas mejor.

Mairelis, la maitre de una de las mejores instalaciones de Cubanacán en el país, reconoce que desde su puesto se juega un papel muy importante en la imagen que los visitantes foráneos se llevan de nuestra sociedad. «Por eso, realizar nuestra labor con más eficiencia, calidad y profesionalismo es la mejor manera de dar batalla por desmontar matrices de opinión acerca de nuestra realidad».

Mientras Irina, la dirigente cederista de tantas energías, habla de perfeccionar cada día el cómo, el porqué y para quién se hacen las cosas: «Hay que retomar buenas prácticas de años atrás, pero tenemos que reinventar una y otra vez para que resulte atractivo y se logre la participación consciente del pueblo en todos los procesos, y en ello mucho tienen que ayudar los militantes del Partido porque están en nuestras cuadras.

«Esto no es tan simple como decirlo, pero solo conociendo los problemas de los ciudadanos, llegando con la verdad y sintiéndonos parte de ellos lograremos levantar una organización que nació para ser eterna y es la fuerza del pueblo», alega.

Dilberto, desde la UJC, estima que hay que revisar todo cuanto se hace cada día, estudiar mucho las tendencias de los jóvenes, saber qué les atrae, analizar por qué unos se dejan hechizar por cantos de sirenas y muchos más están en la primera línea de la batalla. «La esencia es no cansarse, buscar argumentos y mantener la ejemplaridad», dice.

Dayron, bañado por el sudor, opina que se puede apoyar aun más en la comunidad y lograr junto a las producciones un mayor compromiso político de quienes labran la tierra.

Delia, rodeada de campos, señala que esta elección al Congreso la impulsará más a conocer los secretos de la tierra, «pues para guiar a los campesinos hay que saber de la agricultura, tener base sobre lo que hablamos con ellos».

«En nuestras manos está lo que podamos sacarle al surco y seguir aportando a la soberanía alimentaria del país. Por eso yo me seguiré poniendo el sombrero y saliendo al campo, a trabajar por mi cooperativa y por Cuba», declara, mientras sus ojos parecen brillar más con el reflejo de las guardarrayas.

 

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