Juventud Rebelde - Diario de la Juventud Cubana

Buena aceptación tuvo la teleserie Remington Steele

Sin embargo, la transmisión de otros capítulos de las otras temporadas de la Serie, es esperada, al parecer sin muchas esperanzas por los televidentes

Autor:

Mario Cremata Ferrán

Laura Holt es una bella y elegante detective, cuya agencia de investigaciones no recibe casos porque la dirige una mujer. Entonces se le ocurre inventarse un jefe masculino, bautizado por ella misma como Remington Steele. Tiene éxito y se revierte su situación. Todo marcha sin contratiempos hasta que un día aparece un sujeto misterioso quien asume la identidad del superior.

El atrevido y simpático usurpador posee ingeniosos parlamentos y amplias dotes de seductor. Fanático a las viejas películas de Hollywood y amigo inseparable de las ironías, el falso Steele es quien se anota todos los créditos y muy pronto la fama alcanzada lo convierte en un reconocido detective-investigador, a pesar de ser la joven Laura quien lleva las riendas del equipo.

Si tan solo tomáramos en consideración los argumentos que componen la trama central de la teleserie Remington Steele, no sería descabellado afirmar que con ellos sus realizadores ya aseguraban un alto índice de audiencia.

Y si a este particular añadimos que los roles protagónicos fueron entregados a los entonces jóvenes Pierce Brosnan (en el papel del señor Steele) y Stephanie Zimbalist (quien encarna a Laura Holt), sería otro motivo para no perder de vista este material que exhibió por primera vez la cadena NBC, entre 1982 y 1987, idea original de los veteranos Robert Butler y Michael Gleason, este último también en funciones de director.

Afortunadamente, aunque algo tardío, los televidentes cubanos que gustamos de estos folletines agradecimos que se proyectara este verano, por el Canal Educativo 2 (lunes, miércoles y viernes a las 9:45 p.m). Pero fueron apenas 22 capítulos (de aproximadamente una hora de duración cada uno) de un total de 94, repartidos en cinco temporadas.

Aunque el año 1980 marca el debut cinematográfico de Pierce Brendan Brosnan (Irlanda, 1953), es esta serie la que lo lanza al estrellato y, a partir de ese momento, sus apariciones tanto en el cine como en la televisión se hicieron cada vez más frecuentes.

Por otra parte, con menos vuelo, la carrera de Stephanie Zimbalist (Nueva York, 1956), se inició a fines de los 70 y se ha centrado más en personajes de series televisivas, incluso antes de interpretar a la señorita Holt en Remington Steele.

El romanceo perpetuo entre ambos, en la mayoría de los casos solapado, disimulado, a base de códigos que el televidente debe descifrar (como las miradas cruzadas), no empañó en ningún sentido el argumento de cada una de las entregas de esta fase inicial. Más bien, pudiéramos decir que ese coqueteo es uno de los pilares que sostienen el guión, por el que transitaron varios especialistas.

A veces la sola preocupación del señor Steele por la integridad de su fiel asistente —recuerde que es ella la verdadera detective profesional, aunque con toda intención los guionistas le endosaron el papel de segundona—, la curiosidad por hurgar en su pasado, el marcado interés por conocer detalles de sus parejas anteriores, la feliz comunicación entre ambos..., constituyen, a grosso modo, las pinceladas del sutil enamoramiento.

Remington Steele (conocida en Latinoamérica como Con temple de acero) se inserta dentro de la saga de teleseries de manufactura estadounidense que abordan el asesinato y han podido ser vistas en nuestro país en los últimos años: La reportera del crimen, Nash Bridges, La ley y el orden, Policías de Nueva York, Monk, entre otras.

Pero ojo: a diferencia de algunas de las arriba mencionadas y otras estrenadas recientemente, Remington Steele logra distanciarse de esa violencia burda que se multiplica en la filmografía hollywoodense —la cual opaca de antemano la calidad que pudieran tener muchas propuestas—, y es por eso que evita recrearse en las escenas de sangre, de cadáveres mutilados o en el propio acto de matar.

Esto no significa que el espectador conjeture que le escamotearon los momentos «duros»; simplemente estos no resultan necesarios. Tampoco se pierde el suspenso cuando lo que se requiere es suspenso. Es este otro de los méritos que reúne la serie.

Otro tanto a su favor, a mi juicio, es lo atinado de combinar la comedia con el género detectivesco. Habría que añadir aquí que la gran aceptación por el producto terminado (así sucedió en todos los países donde ha sido exhibido), se debe, en gran medida, al impecable desempeño de los histriones principales. Sin las cualidades muy especiales que mostraron lo mismo Brosnan que Zimbalist, y el modo en que ambos se comportaron en esas situaciones risibles, la magia no se hubiese logrado.

Es válido señalar que algunas escenas, inexplicablemente dilatadas en exceso, entorpecieron el ritmo que debió mantener el espacio.

También podríamos censurar lo repetitivo de algunas situaciones y locaciones donde transcurrió la producción, en su mayoría en Los Ángeles, California. Por suerte no sucede así en las temporadas que siguen, donde sí hubo renovación valiéndose de diversos escenarios en Europa.

De cualquier forma, son más las venturas que las desventuras de Remington Steele, porque contiene un alto porcentaje de los ingredientes que no deben faltarle a un material de su tipo: diálogos inteligentes, excelente reparto, refrescante, entretenido, divertido...

En este período estival, muchos cubanos fueron hechizados por el serial desde sus inicios, y también muchos quedaron con ganas de ver más Remington Steele. Fue decepcionante que se esfumara sin excusa de la pantalla chica.

Ni siquiera importó que lo pusieran a competir con otros programas de valía, tanto nacionales como extranjeros, como Cubanos en primer plano y La séptima puerta, ambos en las noches de Cubavisión (el primero los lunes y el otro los viernes), o Las chicas Gilmore (de lunes a viernes por el Canal Habana), en el caso de los residentes en la capital.

A lo sucedido con Remington Steele se suma una cuestión que no está aislada: a las «muy solicitadas» y «multipremiadas» teleseries Fuga de la prisión y Deadwood —así las han calificado nuestros presentadores de televisión—, se les asignaron horarios prohibidos para la mayoría de la población (las primeras horas de la madrugada).

Quizá, después de todo, debemos considerar como un acierto la decisión de transmitir Remington Steele a una hora apropiada para el público al que está dirigido. Así y todo no son pocos los que aun se preguntan —entre ellos este redactor—, por qué se suspendió el serial cuando se encontraba en su clímax y el Canal Educativo 2 aumentaba el récord de teleaudiencia.

Mientras sus devotos seguidores aguardamos atentos alguna señal o indicio de que podremos disfrutar de las temporadas que restan, suplicamos al gran detective Remington Steele, donde quiera que esté, que trate de solucionar este misterio.

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