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Érase una vez el Aquelarre

Aquelarre 2012 potenció la reflexión teórica mediante el evento ¿Piensas ya en el humor?, donde ponencias y conferencias enfocaron el tema en los ángulos de prestigiosos expertos desde diversas perspectivas que permitieron un abordaje amplio y multidisciplinario

Autor:

Frank Padrón

El Festival nacional del humor, en su edición número 18, confirma, entre otros asertos, la existencia de un amplio público, de diversas edades, estratos sociales y niveles culturales que ama los espectáculos para (son)reír; del otro lado, vuelve a demostrar que también somos una potencia en tal sentido: cultores de la más sana manifestación estética (actores, guionistas, músicos, directores…) nos recuerdan que también ese imprescindible ejercicio psico-somático puede —y debe— ser un hecho artístico.

Claro que además se encuentra lo contrario, o esa zona intermedia difícil de clasificar donde evidentes potencialidades se ven lastradas por problemas de diversa índole que impiden una plena consecución de los desempeños y las obras; por ello, al margen de premios concretos, refirámonos a momentos —por una razón u otra(s)— significativos del Aquelarre 2012.

Siempre es grato encontrar (y con frecuencia ello se entorpece) el indiscutible talento de provincia; de entre lo mucho y notable que recibió el evento este año se pudo volver a aplaudir a unos viejos conocidos: el holguinero dúo Caricare, laureado más de una vez en estos encuentros. Su nuevo trabajo, Ver para creer, ratificó sus dotes histriónicas, su gracia para elaborar canciones originales con no poca almendra satírica y su acertado sentido escénico, por lo cual hay que perdonarle más de una situación forzada o estirada.

De Granma, Fonocéniz se mueve en una rara y difícil faceta: la pantomima; su labor con la imitación de sonidos complementados por la gestualidad —también se trata de dos actores— no solo activa precisos resortes, en este caso con el llamado «humor blanco», sino amplio dominio de los recursos teatrales: su aporte en esta ocasión (El viajero) no fue excepción.

El guantanamero Komotú se inserta con propiedad dentro de un abordaje social que tiene en la crítica afilada su principal instrumento expresivo, y aunque los sketchs Los tres monos sabios y La excepción de la regla son susceptibles de ciertos ajustes y perfeccionamientos (sobre todo de puesta) es indudable el cúmulo de recursos que expone este grupo.

El capitalino Eureka se desempeña cómodamente dentro de un género muy apreciado (la parodia) con la dificultad añadida del trabajo coral, y aunque Romeo y Julieta demostró tales virtudes, no es menos cierto que esta se sitúa un tanto por debajo de piezas anteriores.

De esos «platos fuertes» que constituyen las obras, quiero referirme particularmente a dos. Presentada ya en varias salas capitalinas, Hay mujeres, escrita por Tony Iglesias y dirigida por Ricardo Isidrón, mostró como principal atractivo una pléyade de notables actrices cada una de las cuales protagoniza sendos episodios centralizados por féminas casi siempre famosas.

Vale recordar que uno de los ingredientes fundamentales del humor criollo —desde sus líneas tradicionales en el teatro, a la guaracha dentro de la cancionística, pasando por los «cuentos» populares— es el erotismo, pero el mismo término implica la sutileza, el doble sentido, la elegancia.

Cuando esos elementos se sustituyen por la expresión burda y directa, la chabacanería y el mal gusto, ocurre justamente lo que tiene lugar en buena parte de Hay mujeres; junto a algunos chistes logrados, y aciertos indiscutibles en la escenografía, la dirección de arte y, por supuesto, las actuaciones, se tropieza uno constantemente con el abuso de la obscenidad, la «mala palabra» y la búsqueda desesperada del aplauso fácil, la carcajada sonora a través de esas «tácticas», innecesariamente, como quiera que hay abundante «tela para cortar» sin caer en tales extremos.

Se lamenta, entonces, el verdadero «desperdicio» que implica talentos como los de Carmita Ruiz, Rosa Vasconcelos, Tony Iglesias, Odalis Martín, Lyn Cruz, Rucky Pérez, Orlando Manrufo (Mari Conchi) y el Ballet del Teatro América, en función de textos y situaciones muchas veces lamentables.

Érase una vez el humor no pudo ser más oportuna, en tanto, amén de obra per se, erigirse en homenaje a colectivos emblemáticos dentro del humor nacional, como Nos y otros, La leña y la Seña del Humor, Los Hepáticos…

Mediante sketchs de sus repertorios, algunos verdaderos clásicos que viene muy bien «refrescar», el espectáculo, sin embargo, no pierde coherencia ni efectividad gracias al bien hilvanado guión de Jorge Bacallao, la dirección de Lázaro Hernández (ambos, también actores del mismo), la conducción de Baudilio y otros notables desempeños (Moisés Rodríguez, Víctor Molina, José Téllez...).

Aun así, escenas donde el humor físico tiende a sustituir el predominante sentido conceptual (la stand up comedi en la que se movieron generalmente esos colectivos o sus integrantes individualmente) laceran a veces una obra que, a pesar de ello y en términos generales, sintetiza algunos de nuestros valores dentro del mundo de las (son)risas.

Entre sus méritos, Aquelarre 2012 potenció la reflexión teórica mediante el evento paralelo ¿Piensas ya en el humor?, donde ponencias y conferencias enfocaron el tema en los ángulos de prestigiosos expertos desde diversas perspectivas (medicina, sociología, género, o confluencias artísticas) que permitieron un abordaje amplio y multidisciplinario.

Con sus limitaciones y hallazgos, pudimos (son)reír y reflexionar de lo lindo en esta fiesta anual del humor insular; esperamos seguir haciéndolo a tiempo completo, no solo cuando llegue la próxima «quema de brujas», que su nombre significa.

Los premios

En Artes Escénicas: Dúo Fonocéniz: El viajero (pantomima). Caricare: Ver para creer (diseño de vestuario y mención de actuación femenina). Jorge Luis Lugo: Lienzo de mujer que espera (diseño de luces, actuación masculina y monólogo). Venecia Feria Borjas: 120 enterabay (mención en monólogo y en guión en escena; y actuación femenina). Onelio Escalona: Monólogo de la basura (mención de guión en escena). Leña del humor: Misión imposible e Iván Camejo y Kike Quiñones: Arte culinario chino cubano (sketchs). Iván Camejo y Kike Quiñones: Reír es cosa muy seria (actuación masculina, parodia musical, guión en escena, puesta en escena, espectáculo teatral, Gran Premio y espectáculo del año). En literatura: Jorge Fernández Era: monólogo Olvidar para beber y Claudio Guillermo del Castillo Pérez: obra de teatro El caso Macupenda (guión humorístico inédito). Williams Quintana: Cama Camera (mención especial en guión humorístico inédito). Nwito (La Oveja Negra): 19 días y las mil y una noches (espectáculo humorístico). Jorge Bacallao Guerra: Simplicio Malasuerte (libro de cuentos de humor). Jorge Fernández Era: cuento Al volver de distante ribera y Claudio Guillermo del Castillo Pérez: cuento Ha muerto Brownhair (relato humorístico). Nilo Noel González Cabrera (décimas).

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