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La «taquicronia» de una joven dramaturga

Laura Liz Gil Echenique, asegura que obtener Mención en Teatro del Premio Internacional Casa de las Américas 2016, por el texto Subasta, Boceto número 1, de la serie DiasPorA, resultó una verdadera sorpresa

Autor:

Orfilio Peláez

Graduada de Licenciatura en Arte Teatral en la especialidad de Dramaturgia en la Universidad de las Artes (ISA), Laura Liz Gil Echenique, asegura que obtener Mención en Teatro del Premio Internacional Casa de las Américas 2016, por el texto Subasta, Boceto número 1, de la serie DiasPorA, resultó una verdadera sorpresa.

«Si no es por un amigo mexicano que me pidió entregar una obra en su nombre, jamás hubiera mandado nada. El día en que iba a cumplir con ese encargo me embullé a última hora y decidí presentar uno de mis escritos, pero sin pretensión de aspirar a ningún tipo de reconocimiento».

Mientras veía una puesta en escena en la capitalina sala Raquel Revuelta, a su móvil empezaron a entrar sucesivos mensajes felicitándola por la Mención. Al principio no lo creía y pensó que se trataba de una broma. Fue tanta la insistencia de varias amistades  para que estuviera presente en la ceremonia de entrega de los premios, que finalmente tomó en serio los reclamos y salió caminando a «paso doble» hacia la Casa de las Américas. Llegó justo cuando tomaban la foto final a los ganadores.

Según cuenta Laura Liz, Subasta es un texto que nació de una investigación acerca de la vida y obra de una grande de la plástica cubana: Antonia Eiriz. El jurado alegó que debía distinguirse por la manera de enlazar la realidad dentro del argumento, además de tratarse de un tema poco abordado y sumamente polémico.

También en el 2016 la joven creadora recibió otro importante galardón. Su obra Callejón Desagüe mereció el Premio Nacional de Dramaturgia para autores menores de 35 años en la segunda versión del concurso Abelardo Estorino, convocado por el Instituto Internacional de Teatro, el Consejo Nacional de las Artes Escénicas y la Editorial Tablas Alarcos.

La misma habla de los habitantes de la periferia de la ciudad de La Habana a lo largo de dos años, tomando como punto de partida un día en que coinciden las celebraciones de San Lázaro, el anuncio del restablecimiento de las relaciones entre Cuba y Estados Unidos y el comienzo del embarazo de una joven de 21 años.

En la pieza se exploran el tiempo, la fe y las relaciones intergeneracionales. Su estreno debe ocurrir entre junio y julio del 2018, bajo la dirección artística de Yailín Coppola, con la dirección general de Carlos Celdrán, en la sede de Argos Teatro.

Precisamente Callejón Desagüe le abrió las puertas del Royal Court Theatre de Londres, institución de la cual hoy forma parte del programa internacional de jóvenes autores.

«Con ella apliqué a la convocatoria lanzada por el Consejo Nacional de Artes Escénicas y fui seleccionada  junto a otros trece dramaturgos para participar en un taller de una semana con profesores del Royal Court, entre los que figuraban Stephen Jeffreys, guionista de la película El Libertino».

Tras una relación de trabajo de más de año y medio con la prestigiosa entidad cultural británica, el pasado mes de agosto la invitaron al 70 Festival Internacional de Teatro de Edimburgo, ocasión en que tuvo la oportunidad de trabajar con el director John Tiffany, conocido por haber llevado a la escena londinense y a Broadway la versión teatral de Harry Potter.

Nacida el 6 de octubre de 1992, Laura Liz revela que el contacto con el quehacer del Centro Comunitario de Salud Mental de Regla, creado por su padre, el Doctor Raúl Gil Sánchez, afianzó su definida y temprana vocación hacia el mundo del arte.

«Con solo dos años entré por primera vez a ese lugar de la mano de mis padres. A partir de entonces lo frecuenté casi a diario, y en la medida que fui creciendo me incorporé a la mayoría de las manifestaciones artísticas que de forma muy renovadora se aplicaban allí en la terapia y rehabilitación de personas con necesidades especiales.

«Aquellas vivencias me hicieron entender que todo ser humano debe sentir que es tomado en cuenta, que nadie debe ser excluido, junto con la satisfacción de poder ver cuánto puede aportar el dibujo, la pintura, el teatro, la danza y la poesía en el crecimiento espiritual de cualquier individuo, en la superación de sus temores, en la capacidad de comunicarse e insertarse socialmente.

«De una forma u otra todo lo que hago hoy está signado por la huella que dejó en mí tan bella experiencia, ya se trate de una obra dramática, un performance, un texto literario, o un guion», aseveró.

Laura Liz pertenece también al colectivo interdisciplinario Traficantes, compuesto por artistas de seis ciudades de América Latina y fue Becaria de la Residencia de Creación Zona Ibsen, por el proyecto Manuscrito sobre la locura, el método de mi padre para enseñarse a creer en el amor y la utopía, del Goethe Institut de Colombia y del Goethe Institut de Buenos Aires, Argentina. Aquí participó en la sexta edición del Seminario Intensivo de Dramaturgia Panorama Sur 2015, efectuado en septiembre de ese propio año.

Es egresada igualmente del Taller de Técnicas Narrativas del Centro Onelio Jorge Cardoso y Diplomada en Locución en el Centro de Formación del Instituto Cubano de Radio y Televisión (ICRT).

Pese a su juventud, siente que el tiempo no le alcanza para realizar todos sus proyectos. Como le dicen sus padres, en materia de siquiatría eso se llama «taquicronia» y la ha acompañado en sus 25 años de existencia.

Lo anterior explica que, además de su dedicación a la dramaturgia y otras actividades, sea a la vez guionista y conductora de las revistas Se dice cubano y Paradiso, de la emisora Habana Radio, labor que semanalmente comparte con el reconocido locutor  Ángel Ferrara, su maestro y guía.

«Por diferentes vías aprendí que día improductivo no se recupera y si no estoy generando ideas, creando, me siento asfixiada, tal compulsión forma parte inseparable de mi personalidad, de una necesidad interna de autorealizarme».

Sueña tener a corto plazo un espacio propio donde pueda dar rienda suelta a su imaginación, generar encuentros, estar cerca de la gente y, sobre todo, seguir escribiendo. Con mirada pícara dice que le gustaría hacer cine como realizadora y hasta se atrevería a actuar, ¿Quién lo duda?

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