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¿Segundas partes serán buenas?

El aclamado espectáculo televisivo, que regresa desde hoy a las noches dominicales, lo hace, según sus creadores, pulido con los criterios del público y su equipo de producción

Autor:

Yuniel Labacena Romero

Cuando hoy se estrene la segunda temporada de Bailando en Cuba, que regresa, según sus impulsores, renovado, más atractivo y sugerente, se preservará lo que distinguió al programa desde su nacimiento: la necesidad de reverenciar la cultura danzaria de un país privilegiado, entre otros muchos atributos, por su música.

La propuesta de RTV Comercial, dirigida nuevamente por Manolo Ortega, quien es secundando por un valioso equipo creativo y de producción, volverá a las noches dominicales de Cubavisión.

La fuerza y la sensualidad africanas y el encanto de la hispanidad, esas esencias que viven en lo que llamamos bailar y que nos tipifica allende los mares, es lo que nutre este programa, el cual tuvo un alto rating de audiencia en su primera temporada.

Entre sus atractivos destacan: competencia, visitas y encuentros en sitios de reconocidos valores histórico-culturales, entrevistas... pues se trata de una propuesta que, además de entretener, informa y educa.

Según explicó recientemente Manolo Ortega, los cambios con respecto a la edición anterior se hacen a partir de sugerencias del público y de los productores, pues Bailando… fue un logrado espectáculo televisivo, aunque al principio al público le resultó difícil acogerlo. A su juicio, logró sumar gustos, tendencias y, sobre todo, visiones diferentes de cuanto implica disfrutar de la televisión en familia, sin tener necesariamente que ir en busca de un espectáculo danzario de tipo teatral.

En los castings para esta segunda temporada —los cuales se desarrollaron en la sala Atril, del teatro Karl Marx— participaron más de mil bailarines, profesionales o no. De ellos se realizó una preselección de 50 aspirantes, y de estos finalmente quedarán 32 para las competencias. Ortega explicó que a pesar de la premura en las audiciones y de que estas no tuvieron alcance nacional, la calidad está garantizada.

¿Quiénes están ahora en Bailando…? Hay muchachos y muchachas provenientes de La Habana, Artemisa, Matanzas, Cienfuegos, Ciego de Ávila, Camagüey, Santiago de Cuba y Guantánamo. El promedio de los participantes es de 20 años de edad. Unos están vinculados a la danza desde muy pequeños, otros la bailan con curiosidad adolescente, y no faltan los atraídos por la herencia familiar o los que han decidido probarse para ver adónde llegan.

Desde diciembre los competidores recibieron clases de ballet, folclor, nociones de danza contemporánea, y por supuesto, un riguroso entrenamiento físico para el inicio de los primeros programas.

El Director General apuntó que la actual edición dispone de ocho coreógrafos. «Ellos son los encargados de hacer lucir a los bailarines en la escena. Están haciendo un trabajo muy intenso, esta vez con un concepto más urbano, que forma parte de un programa de gran envergadura y formato».

Agregó que con esta propuesta buscan que el público sienta que hay muchas personas tratando de hacer un producto para ellos, que sientan que es algo pensado para el espectador, para nosotros los cubanos.

«La idea de este y otros programas producidos por RTV Comercial es destacar el trabajo de los profesionales cubanos de las diferentes manifestaciones del arte, así como procurar que todos los domingos del año la Televisión Cubana proponga un programa de gran formato», dijo Ortega, quien reveló que hay nuevas ideas en ese camino.

Nuevamente Bailando… tiene el desafío de captar el interés y la motivación del público —especialmente joven— durante una hora y media en las noches de cada domingo, para demostrar, como dice el eslogan de esta edición, que segundas partes sí son buenas.

Con un nuevo pasillo

  • Tendrá 12 emisiones (todas en el capitalino teatro Astral). Se apreciará una nueva escenografía y diseño gráfico, así como también se ganará en mayor visualidad con un concepto más urbano.
  • Las dos primeras emisiones están dedicadas a la selección de las parejas, algo que no sucedió el año pasado. En la primera serán eliminados diez competidores y en la segunda ocho, de modo que se puedan conformar las 16 parejas que integrarán el show televisivo, que durará hasta abril. A partir del tercer programa comenzará el concurso.
  • Este año no habrá diferencia entre profesionales y aficionados: serán simplemente bailadores que llegarán a la competencia y harán su demostración. Esa división entre unos y otros creó mucha ansiedad el año pasado.
  • A los conductores habituales, Camila Arteche y Carlos Solar, se une Marlon Pijuán, conocido en los medios gracias a su paso por la compañía de teatro infantil La Colmenita, y quien hace poco fue conductor del espacio de participación La Colmena TV.
  • Se hará una gala intermedia entre la semifinal y la final, dedicada a la danza. Esto se realiza con el propósito de tener más tiempo para la preparación de la final y que los concursantes puedan tomar un pequeño descanso. El año pasado los competidores llegaron muy cansados al final, pues el proceso de preparación es fuerte.
  • Aunque el programa continuará con el trabajo del ballet Revolution, que dirige el coreógrafo Roclan González, tendrá entre los invitados especiales a compañías del país como Danza Contemporánea, el Ballet de Camagüey y Camagua.
  • La sección de Roclan dentro del programa hará un recorrido por grupos portadores de tradiciones de nueve provincias. No se quedará solo con la capital, como sucedió en la emisión anterior.
  • Cada entrega se dedicará a la relación entre un tema y la cultura nacional. La primera emisión refleja el vínculo entre la música y el baile con el deporte.
  • Jara y Osmani, los ganadores de la primera temporada de Bailando… participarán en diferentes emisiones, antes de que en marzo partan a superarse en la academia italiana Mas (Music Art and Show), que fue el premio a los triunfadores del programa en 2017.   

 

Ellos deciden

Lizt Alfonso, Susana Pous y Santiago Alfonso tendrán la responsabilidad, nuevamente, de evaluar a los concursantes. Estos tres maestros regresan para emitir el voto de la experiencia y lo hacen con la seguridad de trabajar durante varias semanas con jóvenes bailadores dispuestos a crecer humana y espiritualmente.

Estos referentes dentro de la escena danzaria cubana manifestaron recientemente su satisfacción por repetir la experiencia que vivieron durante la primera temporada y, por supuesto, apuestan porque esta sea superior y por aportarle las energías que los competidores necesitan al enfrentarse al reto que tienen por delante.

 

Lizt Alfonso (directora de la compañía Lizt Alfonso Dance Cuba): «Ser parte del jurado es muy positivo porque los jóvenes logran crecerse a partir de nuestros consejos. Es un orgullo para nosotros lograr un producto que satisfaga a la familia cubana y a muchas otras personas en el mundo. Esta es una buena oportunidad para los jóvenes que participan. Ojalá pudiéramos hacer más por ellos».

 

 

Santiago Alfonso (Premio Nacional de  Danza): «El programa deviene emisión cultural homenajeando la danza y a todos los que han tenido que ver con  el desarrollo de esta manifestación. Bailar no es una cosa superficial como muchos creen, tiene horas de sacrificio, de dolor y riesgo. Esperamos volver a ser lo suficientemente honestos para premiar a los mejores y seguir reverenciando a nuestra danza».

 

 

Susana Pous (líder de la compañía Danza Abierta): «Ha sido un placer y una sorpresa participar en este programa, lo cual no deja de ser una responsabilidad. Es algo importante para nosotros aportar desde nuestra experiencia. Lo que más me conmovió es el impacto que tuvo entre el público. Si se ofrece un espectáculo donde la gente, además de disfrutar, aprende de sus raíces culturales, eso es excepcional».

 

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