Juventud Rebelde - Diario de la Juventud Cubana

Disfruto alegrar y entretener al público (+ fotos y videos)

Talento y versatilidad distinguen a la actriz holguinera Danay Cruz, quien interpreta a la joven Judith en Vuelve a mirar. «Siempre que me veo en pantalla me lleno de nervios y creo que puedo dar más», asegura

 

 

Autores:

Yuniel Labacena Romero
Iris Celia Mujica Castellón

Si de algo se escucha hablar con insistencia en el amplísimo mundo de la actuación es de la flexibilidad del intérprete. La capacidad de adaptación o la cualidad para plegarse a supuestas circunstancias con desdoblada naturalidad. Dicho de otra forma, la escasa y pretendida versatilidad que, en lamentable frecuencia, pasa trastocada en actitudes ambivalentes de profesionales que prueban hacerlo todo sin éxito alguno.

Desde los palcos de tan rara virtud, en guerra abierta a las etiquetas, despunta una joven actriz que, para suerte de las artes cubanas, trae muchas maneras. A sus 26 años, la holguinera Danay Cruz, quien a los 15 comenzó a estudiar Actuación en la escuela profesional de arte Manuel Muñoz Cedeño, de Bayamo, abraza los escenarios con una preciada actitud todoterreno.

«He tenido la suerte de poder hacer varios personajes tanto en el drama como en la comedia. No me gustaría ser encasillada porque disfruto de ambos por igual… Creo que el buen actor es capaz de hacer perfectamente cualquier género», confiesa a Juventud Rebelde.

Danay con parte del elenco de la novela, la cual asumió «con algo de temor, pues era mi primera gran producción».Foto:Cortesía de la entrevistada.

«Disfruto actuar y aceptaría cualquier trabajo siempre y cuando sea coherente. A veces bromeo con que me gustaría hacer un buen personaje en una película de terror. El mayor reto es trabajar y trabajar. Aprovechar cada una de las oportunidades para que el teléfono no pare de sonar; creo que eso es lo peor que le puede pasar a un actor».

Danay hace reír con la autenticidad de su ocurrente «guasimitera», nos sorprende con una excepcional habilidad para el musical, y convence, además, con la interpretación de Judith, la nieta de Caridad en Vuelve a Mirar.

«Llegué a la telenovela mediante un casting. Lo asumí con algo de temor, pues era mi primera gran producción. En un principio fui escogida para el personaje de Aidana, la amiga de Karla. Más adelante me llamó la asistente y me dijo que la actriz que iba a interpretar a Judith no iba a poder hacerlo y habían pensado en mí. Me puse muy contenta porque era un personaje con más peso en la historia».

—¿Cómo fue la experiencia con actores tan reconocidos, en especial con Nieves Riovalles?

—Fue un placer trabajar con actores poseedores de una obra tan sólida. La verdad es que los jóvenes congeniamos muy bien con ellos y nos divertimos mucho. En mi caso, con Nieves Riovalles, mi abuelita Caridad, tuve una química increíble. Me sentí tranquila y arropada a su lado. Es una actriz experimentada que supo guiarme y ayudarme en todo momento. Fue una relación bonita; en algunas escenas le digo «Tita», y así es como realmente llamo a mis abuelas.

—¿Qué comparten Danay y Judith?

—Hay muy poco de Judith en Danay y viceversa. Es bastante cercana a mí en cuanto a la edad, pero muy diferente en la forma de actuar. Nos une el amor que siente Judith por su abuela, porque tengo también muy buena relación con las mías, las amo profundamente.

—¿Qué momentos o escenas disfrutaste más?

—Fueron las que grabé en la casa de Judith junto a Nieves. Considero que fue donde más aprendí y donde más relajada me sentí.

—¿Cuánta participación tienen los actores a la hora de construir sus personajes? ¿Cambiarías algo de tus interpretaciones?

—Soy muy exigente conmigo misma. Siempre que me veo en pantalla me lleno de nervios y creo que puedo dar más, pero estoy contenta con lo que he hecho. Queda mucho por mejorar y aprender. La libertad de los actores a la hora de crear los personajes varía según los procesos y los directores. Generalmente, se llega a un consenso. Por mi parte, he tenido la dicha de trabajar con directores muy asequibles que me dejan explorar.

—La misma novela y tu relación con Caridad disipan el mito de que las diferencias generacionales son insalvables. ¿Qué opinas al respecto?

—La sociedad cubana está aprendiendo a convivir con el envejecimiento poblacional. En la mayoría de los hogares los abuelos están presentes y por eso ha sido tan oportuna la novela. Las diferencias acaban cuando se aprende una convivencia respetuosa. Algo así como esa relación de Judhit y Caridad espero que deje de ser excepción y se convierta en regla.

—Dentro de ese colorido universo de la interpretación has puesto a prueba tus destrezas como comediante…

—Creo que el humor es algo inherente en mí. Me gusta hacer reír a las personas. Sabía que debía aprovechar esta cualidad, así que planteé explotarla. He tenido la dicha de hacer varias comedias en el teatro. Empecé con el personaje Lola Mento, en el programa de televisión Otto x Otto. Trabajé con grandes humoristas y me presenté por primera vez ante un público haciendo stand up comedy. No me considero humorista; es un título honorable, sobre todo por lo difícil que resulta hacer reír. Disfruto alegrar y entretener al público.

—El personaje Lola Mento ha sobrevivido al espacio humorístico para el que fue concebido. ¿Cómo nace esa tremenda chica? ¿Por qué sigues interpretándola?

—Lola Mento surgió para Otto x Otto, donde me dieron la oportunidad de crear un personaje para una sección. Nació con la ayuda de amigos, familia y, por supuesto, de Miguel Moreno. En verdad nunca pensé que tendría tanta aceptación ni que llegaría para quedarse. Es un personaje que he podido desarrollar con el tiempo. Volvió en 25 por segundo, un programa que se hizo para homenajear los 25 años del Centro Promotor del Humor.

«Una vez terminado este espacio decidí que el personaje no debía morir y probé en las redes sociales. Tengo una página (Lola Mento), una cuenta en Instagram (@lolamentoguasimita) y, recientemente, abrí un canal de YouTube (Lola Mento Guasimita). Desde estas plataformas he podido acercarme al público y he recibido muestras de cariño que jamás imaginé. Lola Mento ha sido una bendición en mi vida, creo que ya no puedo vivir sin ella. Me gratifica mucho cuando recibo una foto o un video de alguna niña imitándome. Le debo mucho a Lola».

—¿Qué piensas del humor que se hace en Cuba? ¿Crees que el hecho de ser mujer aporta (o dificulta) al ejercicio de la comedia?

—El humor cubano es una de las grandes polémicas contemporáneas en materia artística y audiovisual. Creo que el guion es fundamental, aunque las actuaciones pueden levantar un guion débil y sepultar a uno brillante. Hoy pasan las dos cosas. En mi humilde opinión, considero que no existe una crisis del humor en nuestro país, al contrario, en medio de tantas dificultades y carencias, florece. Es necesario ofrecer más oportunidades a quienes se suman, sobre todo a las mujeres.

«Preferiría ver el humor sin la división de género. Es más justo y abarcador. Por suerte ya no somos tan excepcionales, vemos nuevos rostros cada vez con más naturalidad, una tendencia que considero irreversible. El humor femenino exige talento y capacidad para escapar de estereotipos sexistas o comodines que buscan generar la risa con recursos que datan de una sociedad machista que estamos desterrando».

—Del canto y esa pasión por el musical que dejas ver en el cuento En el aire, ¿qué nos puedes contar?

—Siempre me ha gustado cantar. De niña quería ser cantante, pero a medida que fui creciendo sentía más miedo escénico. El mediometraje En el aire fue una gran oportunidad para desarrollar esta pasión. Nunca había hecho algo así, fue la primera experiencia en el musical y ojalá no la última. Fue algo diferente y lindo. Disfruté cada segundo, la verdad es que me sentí realizada.

—Desde tu criterio como actriz que aprovecha y expone su trabajo en los espacios que ofrece internet, ¿qué te parecen los debates en las redes sociales sobre los productos audiovisuales en transmisión?

—Son debates necesarios y, muchas veces, un medidor. Aportan mucho. Además, es bueno que el producto televisivo genere polémicas y controversias porque le da vida a la obra. Me divierto mucho leyendo los comentarios. Es un fenómeno nuevo e inevitable.

—¿Qué aspiraciones guarda Danay para su carrera profesional?

—Lo que más deseo es trabajar mucho, no tener limitaciones. Ser capaz de hacer cualquier cosa y poder llegar al público en cada una y, sobre todo, no ser encasillada.

—La televisión, el humor, el teatro… ¿te quedas con alguna?

—El teatro, sin duda; las sensaciones que se experimentan en un tabloncillo son incomparables. No puedo estar mucho tiempo alejada de las tablas, siempre me las ingenio para regresar. 

—¿Qué esperas del público?

—Que reciba mi trabajo con el mismo amor con el que yo se lo dedico.

Danay Cruz y Victor González en la grabación de los animados de Yesapin García.Foto:Cortesía de la entrevistada.

Danay disfruta actuar y aceptaría cualquier trabajo siempre y cuando sea coherente.Foto:Cortesía de la entrevistada.

Danay disfruta con cada trabajo, bien sea drama o humor, pues cada uno le aporta un ángulo.Foto:Cortesía de la entrevistada.

 

Siempre que me veo en pantalla me lleno de nervios y creo que puedo dar más, apunta la joven actriz.Foto:Cortesía de la entrevistada.

Un gran familia fue para esta joven trabajar con actores poseedores de una obra tan sólida.Foto:Cortesía de la entrevistada.

 

 

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