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Ir a la cama con la cabeza limpia

Un árbitro, además de conocer el reglamento y aplicarlo con absoluta imparcialidad, debe ser una persona tremendamente honesta, que obre de buena fe. Con esa filosofía ejerce el español José Luis Álvarez, uno de los diez miembros de la Comisión de Arbitraje de la Federación Internacional de Esgrima

Autor:

Julieta García Ríos

Su rostro tiene huellas de cansancio. Revela la ansiedad por volver a Madrid, donde lo espera una familia numerosa a la que echa de menos. Antes de aterrizar en La Habana, estuvo también en Niza para una reunión de la Federación Internacional de Esgrima (FIE), y luego en Atenas, como organizador de la Copa del Mundo de Sable para damas.

«Hagamos ya la entrevista», dijo apenado el español José Luis Álvarez. En unas horas volaría a casa, y esta periodista lo acechaba desde hacía días: no quería perder la oportunidad de dialogar con uno de los diez integrantes de la Comisión Internacional de Arbitraje de la FIE, quien fuera atleta olímpico y coincidiera en las pistas con aquella generación dorada de esgrimistas cubanos. Por si fuera poco, ha incursionado en la enseñanza de esta disciplina a atletas discapacitados.

En La Habana, junto al tunecino Salaj Ferjani, impartió una clínica internacional de arbitraje en los días previos al Campeonato Panamericano de Esgrima. Durante el certamen, en el Coliseo de la Ciudad Deportiva, siguió muy de cerca las decisiones de sus «alumnos». Entonces ni atletas ni público pudieron advertir que muchos de esos árbitros buscaban su categoría internacional.

Una voz interior nos advierte que el dios Crono echó a andar. Lo nuestro es un combate contra el tiempo: ¡En guardia! ¿Listos? ¡Adelante!

1er. Asalto: FIE

—¿Cuál es la función de la comisión de arbitraje de la FIE?

—Las diez personas que la integramos somos elegidos cada cuatro años en el Congreso Mundial de la FIE; nuestra función es controlar a los árbitros que hay en el mundo, para seleccionarlos y llevarlos a eventos internacionales, y también trabajamos en su formación.

—Precisamente viajó a La Habana para capacitar a árbitros de la región…

—Ha sido un curso en las tres modalidades: florete, sable y espada, en el que se calificaron árbitros de Canadá, Estados Unidos, México, República Dominicana, Argentina, Ecuador, Nicaragua, Guatemala y Cuba. Al tener ustedes la condición de país anfitrión presentaron un mayor número de candidatos: nueve, de ellos tres mujeres. Al frente del arbitraje en Cuba está Walfrido Mola, con bastante experiencia internacional.

—¿Cómo evalúa el curso y sus resultados?

—La intención era que el arbitraje en el área mejore en cuanto a calidad y cantidad, porque siempre son necesarios. Acá no hay tantos jueces como en Asia o en Europa, que es donde más existen.

«Inicialmente hicimos una actualización de cómo se está arbitrando en la actualidad. Luego evaluamos en algunos casos con preguntas y también con el análisis de las decisiones tomadas en los asaltos de los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro. La otra evaluación se realizó durante los asaltos reales de este Panamericano».

—¿Hacia dónde van los cambios?

—La evolución depende del arma. En el florete ahora mismo está prohibido girar los hombros. Para que el atleta no sea sancionado debe mantener el hombro y el brazo armado delante.

—¿Eso modifica la manera de tirar?

—Por supuesto, cada cambio afecta a los deportistas, como a las decisiones de los árbitros.

—¿Y en el sable?

—La distancia entre tiradores vuelve a ser de cuatro metros al iniciar el asalto. Se había cambiado a tres, pero los estudios y evaluaciones demuestran que es mejor volver a la distancia anterior. Esto ya se aplica en la categoría de mayores, y en los juveniles entrará en vigor después del campeonato mundial. Otro cambio en esta arma es que se ha aumentado un poco el tiempo de diferencia en los ataques simultáneos, para que ambos toques sean válidos. La diferencia es casi imperceptible, porque hablamos de décimas de segundos.

—¿Por qué la obligación de usar guantes especiales en el sable?

—Como el toque en el antebrazo es válido, tiene que estar forrado con material especial para que registre el tocado.

—¿En la espada qué cambia?

—Nada. No ha habido ninguna modificación que pueda incidir en el desarrollo del combate.

—¿Cuántos árbitros internacionales existen en el mundo? ¿Cuál es la representación de la mujer?

—El número en activo está por encima de los mil, según el censo de estos dos últimos años. Cada vez hay más mujeres árbitros. En mi comisión somos diez y debe haber una representación femenina del 20 por ciento, lo que equivale a dos. Y ahora mismo somos seis hombres y cuatro mujeres.

—¿Cuándo es obligatorio el videoarbitraje?

—Para las competiciones de mayores en copas del mundo, campeonatos mundiales, Grand Prix y juegos olímpicos es obligatorio a partir del cuadro de eliminación directa de 64 tiradores, y por equipos a partir de la tabla de 16. En esas competencias hay que utilizar dos árbitros: el principal y el de video. En caso de reclamación, una vez que ambos revisen el video, la decisión final la toma el árbitro principal y es inapelable.

2do. Asalto: Esgrimistas

—¿Se puede hablar de estilos de combate según las áreas geográficas?

—Sí, te hablo del sable que es mi especialidad. Entre asiáticos y europeos se ve bastante diferencia. Los asiáticos utilizan menos las acciones con hierro y para ganar se basan más en su físico.

—También esquivan más con el movimiento de sus cuerpos…

—Exacto, físicamente son muy delgaditos, ligeros, rapidísimos. Tienen mucha velocidad y parece que no llegan, pero sí que marcan toques. En los europeos se nota mucha más técnica en cuanto a la utilización del arma, puesto que este deporte nació en ese continente y las grandes escuelas se han desarrollado allí.

—¿Siguen siendo italianos y franceses los de más enconada rivalidad?

—Ahora se ve más entre Rusia, que siempre ha sido una potencia, e Italia. Estos dos países copan las primeras plazas de los torneos importantes de campeonatos del mundo y juegos olímpicos.

—¿Por América quiénes se destacan?

—En los últimos años Estados Unidos ha tenido un crecimiento exagerado, porque cuenta con un grupo numeroso de entrenadores europeos de extraordinaria calidad.

—Hablemos de la esgrima para discapacitados.

—La verdad es que la esgrima en silla de ruedas cada vez es más profesional. En 2004 estuve dirigiendo un equipo paralímpico, y desde entonces hasta ahora notas que cada vez son mejores. Antes hacían prácticas deportivas, pero ahora entrenan un número de horas similar a las de los atletas convencionales. Se están preparando muy bien y cada vez el nivel es más parecido a la esgrima de a pie.

«Ellos compiten en las tres armas, y la única diferencia es que no se desplazan. El movimiento de piernas que realizan los convencionales lo sustituyen con movimientos de tronco. Están quietos y anclados en la silla de ruedas, y desplazan su tronco para hacer que el rival falle en la distancia, pero con la mano hacen el mismo número de acciones que los que no tienen limitaciones físicas».

3er. Asalto: Lo intangible

—En su etapa de atleta coincidió con los cubanos. Barcelona 1992 fue uno de esos momentos…

—De los deportistas cubanos de mi época tengo muy buen recuerdo. Eran atletas muy fuertes, tanto los floretistas como los espadistas tuvieron grandes resultados. En el sable Cuba nunca llegó a ser una potencia mundial, pero igual tenía tiradores muy duros.

«Desgraciadamente hoy en día no cuentan con el mismo nivel, porque el hecho de que no puedan participar de forma habitual en competencias internacionales hace que les limite el crecimiento deportivo. Veo que tienen la misma suerte de disponer de atletas con muy buenas cualidades físicas, pero si no compiten a nivel internacional se estancan».

—Para quien ha sido atleta y árbitro, y en ambas ha llegado al olimpismo, ¿cuál rol le ha dejado mejor sabor?

—Es complicado. Soy un apasionado de la esgrima, me encanta y le he dado todo. Fui campeón olímpico, quedé quinto en un campeonato del mundo por equipos y fui finalista en copas del mundo a nivel individual. Pero como árbitro me superé y he tenido mejores resultados que como atleta: he decidido medallas en campeonatos del mundo y juegos olímpicos. La presión que existe en las dos posiciones es similar: el atleta quiere ganar, mientras el árbitro quiere hacerlo bien, quiere ser justo, y cuando te ves al frente de los finalistas, rodeado de público, con las cámaras en directo, no te quieres equivocar y puede que suceda…

—¿Le ha pasado?

—¡Claro!

—¿Y cómo se supera ese error?

—Lo más importante es que el árbitro conozca el reglamento y lo aplique desde la más absoluta imparcialidad. La verdad, he sido una persona tremendamente honesta. Lo supero rápido, porque sé que he obrado de buena fe. Simplemente, como humano que eres, has tomado una decisión equivocada y has perjudicado a alguien, aunque no has querido hacerlo, por tanto, me voy a la cama con la cabeza limpia.

José Luis debe retornar a las pistas, las obligaciones lo reclaman. Con la misma prisa con que se sentó en las gradas a conversar con este diario, partió al escenario de competencia. Poco después lo vi salir con sus maletas rumbo al aeropuerto José Martí.

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