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La libertad de Gretel (+Video y fotos)

Cinco medallas de oro en la modalidad individual del Campeonato Nacional de gimnasia rítmica avalan la carrera en ascenso de la adolescente Gretel Mendoza Ramírez. JR va a su encuentro, en medio de su rutina, y descubre algunos de sus secretos

Autor:

Julieta García Ríos

Solo en el tapiz alcanza la plena libertad. Es en ese espacio donde la adolescente de 17 años se siente feliz: dueña del tiempo, del mundo, del público…

Un panel de jueces examina cada uno de sus movimientos: ora el ritmo, ora la posición de las manos o la amplitud del trabajo corporal. En las distintas ejecuciones, velan también por que no escapen de las manos la cinta, el aro, la pelota o las clavas, y por que transmita, con gracia, sus más hondos sentimientos.

Antes de competir se angustia: «¿Y si me equivoco? ¡Na’, va a salir bien!», rectifica y aleja las malas vibras. Ahora se alisa el cabello y lo recoge como lo hacen las bailarinas de ballet clásico. Toma el neceser y deja que la brocha y el pincel escojan a su antojo los tonos. Entonces el rostro se va iluminando, y sella los labios con rojo. El espejo no reconoce a la niña de hace un rato.

La niña se ha acostumbrado a estar lejos de casa, pero confiesa que es a su hermano, dos años menor que ella, a quien más extraña. Foto: Roberto Ruíz

Entrelaza sus dedos. Quiere tocar el cielo, gira, flexiona… Cierra los ojos y se imagina ejecutando impecablemente cada uno de los pasos, y luego los aplausos del público. Por fin es su turno. Sale a «escena»… Convence en cada una de sus ejecuciones. Y al término de la jornada, ella, Gretel Mendoza Ramírez, de Yara, Granma, casi sin percatarse, se convierte en la reina de la gimnasia rítmica cubana.

Suyas son las cinco medallas de oro en la modalidad individual del Campeonato Nacional de este deporte: máxima acumuladora, pelota, clavas, cinta y aro. Así se estrena en la categoría de mayores, en la que las exigencias son grandes y también más complejos los retos con los que seguirá lidiando: hambre, peso corporal, metas, añoranzas, rivalidad, celos…

«No competí con mis compañeras, sino conmigo misma. Tenía que vencer todos los objetivos, los miedos a la cinta, a equivocarme, y lo logré. También quería demostrar que he cambiado, que sé resolver cualquier dificultad que se presente en el tapiz. ¡Estoy contentísima por haberme llevado todos los títulos del Campeonato!».

La entrenadora Nely exige con la misma intensidad con que es capaz de ofrecer su cariño. Foto: Roberto Ruíz

Entre las 12 muchachas que integran la preselección nacional de rítmica, Gretel figura entre las más esbeltas. Mide 1.66 metros de estatura y pesa 51 kilogramos. Su físico está a tono con las tendencias actuales de las gimnastas de clase mundial: altas y sin curvas.

Mientras conversa mueve sus manos. Sus uñas son extremadamente cortas y… ¿acaso el reflejo de la angustia por alcanzar la perfección en los movimientos y la figura?

El rigor del entrenamiento y la dieta la mantienen delgada. Cuenta que no come productos elaborados con harina de trigo. Tampoco arroz, ni frijoles. Solo vegetales, proteína, frutas y sopa. Y si aún le sobran libras, deberá correr pistas para adelgazar.

«Gretel tiene leyes, se defiende bien», dicen las entrenadoras Nely Ochoa y Silvia Valdés. Por ellas supe que es jefa de grupo en la Escuela de Formación de Profesores de Educación Física del Centro de Alto Rendimiento Cerro Pelado.

Le pregunto si una gimnasta, aparentemente frágil, se impone en un colectivo en el que conviven luchadores, judocas, futbolistas, pesistas… «Claro, me hacen caso, hasta los de voleibol, que son los más altos», responde ella.

La muchacha extrovertida y vivaracha que ahora conversa con JR no es siempre así. En el entrenamiento, dicen sus maestras, no habla, y si se equivoca, «come yerba».

«Cuando algo sale mal, me molesto y no razono. La profe me pide que respire, camine, tome agua, piense y entonces lo intente otra vez.

«La gimnasia es mi vida. Desde los cinco años me dedico a ella. Nunca falté a clases, ni la lluvia ni los truenos me paraban. Este ha sido mi juego preferido. Aquí me siento libre. Me siento yo. Por eso puedo soportar el estar lejos de mi familia, las dietas, levantarme a las cinco de la mañana y correr una hora y media. Quiero ser campeona centroamericana, panamericana y, por qué no, olímpica».

El arco natural de su empeine y las piernas largas y fibrosas son atributos personales que hacen de  Gretel una mejor gimnasta. Foto: Roberto Ruiz

Es la cinta el implemento que más respeta la atleta. Foto: Roberto Ruiz

En el salto Gretel alcanza vuelo y virtuosismo. Foto: Roberto Ruiz

Es en el tapiz donde la muchacha experimenta la plena libertad. Foto: Roberto Ruiz

Foto: Roberto Ruiz

Foto: Roberto Ruiz

El próximo mes Gretel representará por primera vez a Cuba en el extranjero, cuando busque en Guatemala su clasificación a los Juegos Centroamericanos y del Caribe de Barranquilla’ 2018. Foto: Roberto Ruiz

Sus manos son reflejo de la ansiedad. Foto: Roberto Ruiz

Con algunas de sus compañeras de la preselección nacional de gimnasia rítmica. Foto: Roberto Ruiz

Junto a Alianet, su mejor amiga. Foto: Roberto Ruiz

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