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El campeón no cree en vaticinios. Autor: Rafael Martínez Arias Publicado: 10/01/2018 | 11:43 pm
Mientras la lluvia emborrachaba ayer a la ciudad de Bayamo, Víctor Figueroa seguía azuzando a sus «Coco-Tigres» de que una fiera como esa, creada con lo mejor de ambas especies, no podía morir tan rápido, y lo decía, sobre todo, mirando para los bateadores.
El play off, nadie lo niega, es una historia ignota, pero qué sería del deporte sin los vaticinios; pocos expertos, prensa incluida, se atrevieron a predecir que jugados cuatro desafíos, los Alazanes de Granma, con todo lo que son los vigentes campeones, estarían a punto de ahogar a los líderes del campeonato.
Quizá ese favoritismo, el mismo con el que han empezado casi todas las postemporadas hace seis años, ha sido una carga sicológica muy pesada, que lejos de reflotar a los saurios, los ha hundido, aunque esta vez respiran todavía.
Pero sus bates están demasiado entumecidos. Quien mejor está conectando es el noveno en la alineación y eso no es un buen síntoma, amén de que en el béisbol moderno noveno y primero son dos eslabones de características parecidas. Eduardo Blanco, el máximo estafador de la temporada, ha sonado seis hits en 14 turnos, y junto a Yasiel Santoya (14-5) son los líderes en average.
Aún están por despertar los maderos de tres pilares en la tanda matancera: Yurisbel Gracial (10-0), Yorbis Borroto (13-1) y Osvaldo Vázquez (16-2). Esa baja producción ofensiva del equipo, que en los dos últimos partidos apenas había fabricado tres carreras, es la principal responsable de que en Matanzas mucha gente esté desesperanzada, una vez más.
Pareciera que después de empatar sensacionalmente a 11 carreras el segundo juego, agotaron la reserva de batazos. Quizá aún sientan las secuelas de haber perdido aquel duelo.
Enfrente tienen al campeón, de quien nadie, salvo un demente, dudó de su potencia, aunque sus flaquezas en el bull pen abrieron un signo de interrogación en los pronósticos. Carlos Martí ha jugado como si el play off se acabara cada día, y para ello, a su usanza, habla solo de pitchers, sin funciones, y por ahora, la estrategia le ha salido bien.
Sus bateadores siguen siendo los mismos, y han aprovechado las oportunidades. Se nota que ya saben lo que es levantar el trofeo, y a un campeón lo ofende que quieran dejarlo fuera de cualquier buen augurio. Granma lo está demostrando, pese a que gran parte de la prensa, y me incluyo, no creíamos que a estas alturas estuvieran a un solo brinco de saltar la talanquera.
En La Habana, hoy el Latino debe quedarse chiquito para despedir a Carlos Tabares. Será, como en la segunda temporada, una fiesta entre los seguidores de los Leñadores por la banda de primera y los hinchas Azules en casi todo el estadio.
Pablo Civil, el mentor de los tuneros, sabe que para su equipo este juego vale por dos. Vladimir Baños ha participado en nueve play off, con balance de 10-10 y cuatro tapones, una efectividad de 4.73 y WHIP de 1.47. Con esos argumentos y una temporada internacional 2017 exitosa, el pinareño es, a mi juicio, la carta ideal para contener a los Leones en su selva.
Víctor Mesa podría depender del zurdo artemiseño Misael Villa, quien no tiene experiencia aún en postemporada, según los archivos de Benigno Daquinta, pero sí exhibe buenos números en esta campaña, donde ganó diez partidos y tuvo un promedio de carreras limpias encomiable: 2.85, el cuarto mejor del campeonato.
Un poco más de paciencia y disciplina al batear, es una recomendación de expertos en sabermetría, que les sirve a todos, pues es un mal del béisbol cubano, pero, según me cuentan, los tuneros debieran tomar nota de ese señalamiento.
¿Seguirá la pelota burlándose de los pronósticos? Redonda como es, no me aventuro todavía a cuadrar la final.
Nota: El juego entre Gra y Mtz se suspendió por lluvia y se jugará hoy.
