Juventud Rebelde - Diario de la Juventud Cubana

Lo de los títulos ya no tiene título

Lediel Bombino Fernández (Calle F, No. 3, Condado, Trinidad) cuenta que en julio de 2018 se graduó de Licenciado en Educación, en la especialidad de Instructor de Arte, en la Universidad de Sancti Spíritus. Y el día de la graduación, momento tan simbólico y entrañable para un joven, no se le entregó el título, según directivos allí presentes, por un error de redacción en su confección.

El joven comenzó las gestiones para el título. En varias ocasiones se presentó en la Secretaría de la Facultad de Humanidades, donde le informaron que el pergamino se había mandado a hacer en la Secretaría General de la Universidad, con la calígrafa. Al fin, pudo ver su título en la Secretaría de la Facultad, pero no se lo dieron porque le faltaba la firma de la Decana y el cuño seco.

«En estos momentos, afirma, nadie conoce del paradero final de mi título. Ya he visitado nuevamente la Secretaría de la Facultad, la Secretaría General de la Universidad de Sancti Spíritus, y todo sigue igual. Me comuniqué con la Decana, y me informó que el título se había ido equivocadamente en un bulto de documentos hacia la Universidad de Las Villas. Aún sigo esperando respuesta».

Lo de los títulos que llega aquí ya no tiene título que ponerle. Lo triste es que, por descuidos en su confección, no se pueda entregar en la graduación, momento         tan simbólico y decisivo en la vida de un estudiante. Y lo imperdonable es que después no aparezca. Más de una vez irrumpen aquí esas historias, impropias de un centro de educación superior.

¿No hay responsabilidad por daño?

Daría Marlene Fabat Zamora (Avenida 5 Bosque 38, Edificio 7, apto. 3, reparto Versalles, Santiago de Cuba) relata los avatares al final del vuelo 987 de Cubana de Aviación Santiago-La Habana, que hizo el pasado 13 de mayo.

Refiere que en el área de recepción de equipajes del aeropuerto José Martí de la capital, su maleta  fue la última que salió. ¿Y cómo? Pues tenía la agarradera completamente rota, y el seguro con la combinación de seguridad completamente cortada.

Para Daría, como quien estuvo intentando abrirla no pudo, pues rompió la combinación y cortó las dos piezas del seguro del dispositivo. Todo un destrozo. Señala la pasajera que al quejarse —no especifica con quién— le manifestaron que Cubana de Aviación no se hacía responsable por roturas de equipajes (¿¡…?!).

«Entonces, cualquier trabajador de los que manipulan los equipajes está facultado a romper cualquier maleta y hurtar en ella con total impunidad. Es lamentable que en estos momentos, cuando se habla tanto de la atención al consumidor en Cuba, sigan sucediendo semejantes situaciones de maltrato al cliente», concluye Daría.

Este redactor se niega a aceptar que un hecho de tal envergadura no tenga la indemnización requerida. Esperemos respuesta.

Sin tacto con los lentes de contacto

Carlos Castro Valdés (Arango 54, entre Melones y Rosa Enrique, Luyanó, La Habana) relata que hace más de un año le entregaron una receta para adquirir lentes de contacto que por prescripción facultativa necesita, pues desde los 16 años se vio en la obligación de usarlos; y hoy tiene 78.

Con la receta, fue a la unidad donde se gestionan los lentes, en 19 y 4, en el municipio capitalino de Plaza. Y allí le informaron que los equipos de confección de los lentes estaban rotos. Que llamara por teléfono todas las semanas para saber cuándo comenzarían a elaborarlos.

«Llamaba semanalmente, manifiesta, pero el tiempo ha transcurrido y yo sigo en las mismas, sin poder ver normalmente, como otras personas».

En una de esas llamadas, uno de los empleados le expresó que la culpa no era de ellos, sino del Ministerio de Salud Pública, que si él tenía tanto apuro y necesidad, que se mandara a hacer unos espejuelos.

«La respuesta del empleado me sorprendió, pues la catalogo de irresponsable y de muy mala educación, pues como cliente tengo el derecho de llamar, averiguar e indagar, pero sin ofender a nadie. Hoy sigo en las mismas, con 78 años, y mi visión es la afectada», afirma.

Lo preocupante es que esta historia apareció en el periódico Tribuna de La Habana el 9 de septiembre de 2018. Y Carlos confiesa que jamás ha recibido respuesta al respecto…

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