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Rememoran unificación de organizaciones juveniles cubanas

Hace casi 47 años el movimiento juvenil cubano logró unificar sus fuerzas. Los pormenores de aquel acontecimiento los recordó a este diario Ricardo Alarcón de Quesada

Autor:

Julieta García Ríos

Ricardo Alarcón. Foto: Angelito Baldrich Ricardo Alarcón disfruta cuando repasa las páginas de un libro que cuenta la historia de la Asociación de Jóvenes Rebeldes. Le recuerda la época en que tenía 23 años y estudiaba Filosofía y Letras en la Universidad de La Habana.

El rostro del ahora presidente de la Asamblea Nacional del Poder Popular rejuvenece mientras habla con espontaneidad del tema.

Fuimos a su encuentro porque estuvo entre los protagonistas esenciales del momento en que el movimiento juvenil cubano se integró en una sola agrupación revolucionaria, el 21 de octubre de 1960.

Entonces era vicepresidente de la Federación Estudiantil Universitaria (FEU) en la Universidad de La Habana y responsable de la Sección Estudiantil del Movimiento 26 de Julio.

Narra que las negociaciones tuvieron lugar en el Hotel Nacional, mientras devela una anécdota que ilustra los acontecimientos de los primeros días del triunfo revolucionario.

«Aquella era la época, 1960, de los alzados en los montes del Escambray. La Revolución se vio obligada a enfrentar los actos criminales de bandidos y agentes al servicio del imperialismo. Entre ellos trataron de involucrarse algunos traidores al movimiento estudiantil.

«Estábamos en una bronca “de madre”. En mi discurso les echo con el rayo; porque los enemigos querían presentar como líderes estudiantiles a quienes eran cabecillas contrarrevolucionarios pagados y dirigidos por la CIA.

«Es por eso que digo que el único líder, el único símbolo de la Universidad de Las Villas es Marcelo Salado, dirigente del 26 de Julio que cayó peleando a pecho descubierto en las calles de La Habana el 9 de abril de 1958, cuando combatía contra la tiranía batistiana».

Plenaria de la Asociación de Jóvenes Rebeldes en 1962. Foto: Rey —¿Por qué la FEU aprueba la unificación y sigue como una organización independiente?

—La FEU era una organización juvenil emblemática. Era por antonomasia la más antigua, y en ella estaban concentradas todas esas fuerzas que se iban a unificar. Además, ella es como el sindicato de los estudiantes universitarios.

«Era una barbaridad pensar que la FEU se disolviera. Pero no es eso lo que se plantea allí. En ese momento era otro el problema. De divisiones y de enfrentamientos.

«Aquella fue una época de fuertes luchas ideológicas. Al comienzo de la Revolución, el gran tema era el de la unidad de las fuerzas revolucionarias. Tres eran las principales organizaciones políticas del momento: el Movimiento 26 de Julio, el Directorio 13 de Marzo y el Partido Socialista Popular. Las tres tenían organizaciones juveniles.

«Lo que ocurre ese día es que se unifican en una sola organización política —en la Asociación de Jóvenes Rebeldes (AJR)— las tres fuerzas revolucionarias a nivel juvenil.

«Aunque también rubrican el documento los representantes juveniles de las distintas organizaciones estudiantiles, campesinas y obreras que existían, pero eso no significó la desaparición de estas».

—¿Qué importancia le concede al hecho de que los jóvenes quedaran unidos en una sola organización política?

—Nos organizamos en plena lucha ideológica. En esos momentos estaba empezando la batalla contra Estados Unidos, comenzando la guerra económica, los preparativos de lo que luego sería la invasión a Playa Girón. Había una actividad terrorista fuerte. Imagínate que en la Universidad de La Habana explotaban bombas casi todos los días.

«En medio de todo aquello lo que hacía falta lógicamente era promover la unidad popular. Era esencial para la Revolución. Fidel es el gran maestro de eso.

«La juventud siempre ha tenido un protagonismo especial porque los jóvenes tienen más energía, más fuerza, más vitalidad. Lo lógico es que asuman responsabilidades.

«Además la nuestra era una Revolución muy juvenil. Empezando por Fidel que bajó de la Sierra con 32 años, todo el resto eran compañeros de la misma generación, con algunas excepciones.

«En el 59 se produce además de un gran cambio social, un cierto relevo generacional. La juventud era básicamente revolucionaria y radical. Por eso la unidad comienza por las organizaciones juveniles».

—¿Cuáles fueron las principales tareas asumidas?

—En el lema, que sigue siendo el mismo, están reflejadas las tareas: Estudio, Trabajo y Fusil. El estudio por una parte se va a convertir en educación, en enseñanza. De nuestras filas salieron los miles de alfabetizadores que propiciaron que al año siguiente Cuba se declarara territorio libre de analfabetismo.

«La defensa fue básicamente la tarea que asumieron los jóvenes. Miles de compañeros se dedicaron a aprender a manejar piezas de artillería, a hacerse pilotos».

—¿En principio la unificación tuvo un carácter semimilitar?

—La iniciativa, la idea de crear esta nueva organización juvenil (la AJR original) viene del Ejército Rebelde. Es el Che el principal inspirador de la AJR, que en su inicio agrupaba a jóvenes sin distinción de raza, sexo o credo religioso. A ella se unieron los campesinos, los estudiantes, los obreros, muchachos desvinculados.

Para ilustrar sus palabras Alarcón lee en voz alta un fragmento del llamamiento a los jóvenes de esa

época, realizado al conmemorarse el primer aniversario de la desaparición física de Camilo y que convocaba a la unificación de todas las organizaciones políticas juveniles en la AJR.

«En este día inspirados en el ejemplo singular de Camilo Cienfuegos llamamos a los jóvenes revolucionarios a estrechar sus filas, a unirse a las filas de la AJR, a incorporarse jóvenes del 26, del Directorio, jóvenes socialistas, obreros, campesinos, estudiantes, desempleados, a unirse a la Asociación de Jóvenes Rebeldes a través de sus Brigadas Juveniles de Trabajo Revolucionario.

«Estas últimas eran la estructura más simple de la AJR, lo que hoy denominamos comités de base de la UJC.

«El antecedente más directo de la AJR fue el Frente Estudiantil Nacional, que funcionó en el año 1958 y convocó a la Huelga general estudiantil. Fue una manifestación exitosa que paralizó a todos lo centros de enseñanza del país y a la que se unieron todas las fuerzas revolucionarias juveniles.

«Teníamos una tradición de unidad que venía desde los tiempos de Mella. Era usual que los estudiantes compartieran ideales de lucha, independientemente de que cada uno siguiera en su organización.

«Triunfa la Revolución y las relaciones de cooperación se mantuvieron, e incluso se desarrollaron mucho más con la presión de la amenaza imperialista, del terrorismo, de la guerra económica y la lucha ideológica. Todas esas acciones obligaban más, convocaban más a esa unión, a tener una sola fuerza política».

—¿Hubo algún recelo, algunas asperezas al fundirse en una sola organización?

—Te puedo decir que sí, que había cierta reticencia, pero no tan importante. La AJR tenía ya un buen nombre, de gran simbolismo, jóvenes rebeldes habían sido también compañeros de las tres fuerzas políticas fundamentales.

—¿Qué propició que se unieran a ella y no a otra?

—La AJR era un símbolo nuevo. Estaba asociada al triunfo revolucionario que tenía un gran respaldo popular. Las demás organizaciones venían con una herencia anterior. Con contradicciones y diferencias, por eso anteriormente eran tres y no una.

«Tiene además una gran ventaja, que la inmensa mayoría de los muchachos que integraron las Brigadas Juveniles de Trabajo Revolucionario no se habían agrupado antes.

«Hablamos de miles de muchachos que entre el 59 y el 60 pasaron a tener un despertar, una madurez política, que en estas condiciones se acelera e intensifica con el propio proceso revolucionario».

—¿Cómo valora el hecho de que actualmente todas las organizaciones estudiantiles sean autónomas y que acepten el liderazgo político de la UJC?

—Esa relación entre la vanguardia y el conjunto es precisamente la idea que perseguíamos cuando se unificaron las organizaciones políticas juveniles. Se trata de tener una sola organización de vanguardia, que para los jóvenes primero fue la AJR, la cual adoptó después el nombre de Unión de Jóvenes Comunistas.

«En Cuba hay una fortísima tradición revolucionaria, patriótica y unitaria. El hecho de que Julio Antonio Mella, el fundador de la FEU, sea el mismo que fundara el Partido Comunista y además que participe en la constitución del Movimiento Obrero dice mucho. Es simbólico».

—Los enemigos de la Revolución nos atacan por tener un solo partido político, y estamos recordando la fusión de varias fuerzas politicas. ¿Qué opinión tiene al respecto?

—Trataré de ser breve porque ese es un tema de discusión largo. En primer lugar, hay una frase de Noam Chomsky que plantea que el primer paso es atravesar, es romper «la nube del engaño y la distorsión». En el mundo de hoy no hay nada más importante y Fidel lo ha dicho con mucha fuerza al referirse a la batalla por la verdad.

«La partidocracia, llamada pluripartidismo, es la negación de la democracia. Puede parecer que somos una rareza. Fue George Washington, el padre de la Patria norteamericana, quien fuera presidente dos veces sin pertenecer a ningún partido, quien llamó a su pueblo a no caer en un sistema de partidos políticos.

«Decía además que había que evitarlo porque esa es la perdición de la democracia y condiciona la corrupción. Previó lo que ha estado ocurriendo en su país.

«La democracia la inventaron los griegos hace 2 500 años aproximadamente y los partidos políticos nacen en el siglo XIX, durante miles de años existieron distintas experiencias democráticas con sus altas y sus bajas sin que existieran partidos políticos. ¿De dónde sale ese dogma de que tiene que ser así?

«En el caso de Cuba nosotros tenemos, antes de la independencia —y no conozco otro en la historia— varias elecciones, varias asambleas constituyentes y cuatro constituciones: Guáimaro, Baraguá, Jimaguayú y La Yaya, que fueron discutidas y elaboradas por representantes elegidos por los patriotas en los territorios liberados. Claro, la ausencia de una vanguardia, de una organización es uno de los factores que conduce a la división y a la derrota en la Guerra de los Diez Años.

«José Martí lo analiza, y es él quien inventa la teoría del partido único de la nación cubana como forma de organización. La tradición de tener mecanismos representativos la teníamos los cubanos antes de llegar a ser independientes. Y desde entonces tenemos la idea de un solo partido que es la mejor prueba de que no hay contradicción entre ambas cosas».

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