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Relato de internet, Cuba y sus jóvenes

¿Ha traído algún cambio en las formas de socializar de los jóvenes cubanos la apertura del acceso a internet que ha vivido el país en los últimos años? ¿Qué nuevos escenarios se abren? Juventud Rebelde se acerca a la temática

Autor:

Yurisander Guevara

En un fin de semana cualquiera, no importa si es sábado o domingo, se pueden ver a muchos adolescentes y jóvenes cubanos reunirse por el simple hecho de pasarla bien. Es esta una costumbre heredada de generación en generación: la vivieron mis padres, la vivió este redactor junto a sus amigos desde la pubertad, y ahora la viven los pinos nuevos del siglo XXI. Sin embargo, esa oleada de jóvenes tiene hoy un componente diferente al de sus predecesores: ahora se reúnen más personas en un mismo lugar debido a la mediación de las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC).

Para los jóvenes de hoy, estas reuniones son «quedadas», término llegado desde España para definir un encuentro de personas que previamente coordinaron la cita a través de redes digitales de internet. En inglés se conoce como hangouts.

La puesta en marcha en Cuba del servicio de datos móviles el pasado 6 de diciembre significó más que un paso en el proceso de informatización de la sociedad, pues inició, además, un cambio en las relaciones sociales, en tanto abrió espacios virtuales que previamente solo eran accesibles en centros de estudio o de trabajo, o en la zona de un parque cubierta por la señal wifi. Como nunca antes, los cubanos tienen en sus manos la red de redes, lo cual se traduce en movilidad, confort y surgimiento de nuevos escenarios económicos y sociales.

Acaso por eso ya se han visto las primeras manifestaciones de este fenómeno, con reuniones masivas en el Capitolio y el Prado habaneros protagonizadas fundamentalmente por adolescentes y jóvenes. Lo significativo aquí es cómo internet ha reconfigurado algunas formas primarias de socialización hasta atraer a grupos de personas, muchas veces desconocidas, para verse frente a frente y «descargar» de temas que les interesan.

Lo que ahora comienza a manifestarse en esas reuniones significa también algo más: que el proceso de informatización de la sociedad cubana es serio, sostenido, y ya empieza a tener resultados palpables. Si todavía no está convencido, detengámonos a analizar algunos números.

Voluntad demostrada

El 56 por ciento de los cubanos son hoy usuarios de internet. El número, reportado por la agencia creativa británica We Are Social, de conjunto con la plataforma de redes sociales Hootsuite en su informe correspondiente al cierre de 2018, corrobora algo que de otras formas se ha venido diciendo en los últimos tiempos: la informatización de la sociedad cubana es una realidad indiscutible.

Quizá no es todo lo que quisiéramos haber alcanzado ya en este apartado, por disponibilidad o precios, pero ese porcentaje, que representa a unos         6 470 000 cubanas y cubanos, está acorde con la media global: 57 por ciento.

Hace cuatro años el Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros, Miguel Díaz-Canel Bermúdez, —entonces Primer Vicepresidente de estos organismos—, aseguró que el Estado y el Gobierno cubanos tienen la voluntad de poner internet al servicio de todos, durante su intervención en la clausura del 1er. Taller Nacional de Informatización y Ciberseguridad. Por ese entonces el acceso a internet en la Isla era del 32 por ciento de la población, de acuerdo con datos de Internet Live Stats, cifra que ya vemos ha aumentado de forma significativa.

Solo en 2018 la cantidad de cubanos que se conectan a internet aumentó en más de 1 270 000, un crecimiento del 27 por ciento que, de acuerdo con We Are Social, ubica a nuestro país en el lugar 16 a nivel global en cuanto al incremento interanual.

La apertura de las zonas wifi en 2015 significó, además, que en el informe de We Are Social del año siguiente Cuba apareciera como el país con mayor      crecimiento en redes sociales, con un 368 por ciento. Luego del boom inicial, en 2017 los usuarios criollos de redes sociales aumentaron 27 por ciento, y al cierre de 2018 ese porcentaje subió otro 47 por ciento, el cuarto más elevado en el mundo y que representa otros dos millones de personas con perfiles en redes sociales que se conectan desde este Archipiélago.

Cuba es también un caso singular en el uso de internet. We Are Social indica que de sus 6,47 millones de usuarios en la red de redes, el mismo número tiene redes sociales. Y el acceso a estas se realiza por 6,41 millones de personas desde sus dispositivos móviles.

Otro dato interesante lo brinda StatCounter. Según esta web especializada, la red social más popular en el país al cierre de diciembre de 2018 era Facebook, con un 51 por ciento de uso, y luego le seguía YouTube, con cerca de un 24 por ciento. Facebook y YouTube habían mantenido una tendencia cercana de uso de alrededor del 40 por ciento cada una, entre agosto y noviembre del pasado año. El servicio de datos móviles en diciembre marcó un parteaguas, pues el uso del video por esta vía no es recomendable.

Este acercamiento a lo que dicen los datos de consultoras internacionales sobre el uso de internet en nuestro país indica que se avanza a paso seguro, aumenta el acceso, y también va siendo necesario que se piensen nuevas formas de interacción con los usuarios de internet, especialmente los jóvenes, para beneficio de todos.

Cubanía vs. Globalización

Las reuniones espontáneas de nuestros jóvenes, previa coordinación a través de internet forman parte de las consecuencias de la globalización y el acceso a las TIC.

Aunque estos espacios difieren de nuestras realidades sociales, se colocan con facilidad en la aceptación de la subjetividad de las poblaciones más jóvenes, especialmente los adolescentes, quienes tienen una tendencia intrínseca a categorizarse en uno o más grupos para construir su identidad.

Sin embargo, no se debe olvidar que la evolución en la formación de grupos ha estado signada por momentos histórico-sociales, realidades económicas, personales y familiares, y las modas impuestas generalmente por grandes ejes hegemónicos capitalistas en el mundo.

La ampliación del acceso a internet en Cuba conlleva a la aparición de estereotipos y conductas internacionalizadas para nuestros jóvenes, modas que hoy se canalizan a través de espacios digitales de votaciones comparativas por su apariencia, entre otros, y que se refuerzan por la calidad de los equipos tecnológicos que posean.

La tenencia de algún dispositivo hoy se traduce para nuestros adolescentes en felicidad, moda o ser parte de un grupo. Generalmente es la familia quien provee y mantiene estos dispositivos, y es allí, de conjunto con la escuela, donde se hace necesaria una formación intencionada para que el uso de la tecnología no se convierta en un mero fetiche consumista.

El poder de las TIC es liberador. Amplía nuestros horizontes, pues brinda un acceso al conocimiento y a espacios de socialización que van más allá de lo local. Acaso también nuestras instituciones deben ver en ello una oportunidad que permita un intercambio más dinámico e inmediato con este público joven, tomando en cuenta que la cubanía y los valores que defendemos ahora se manifiestan también en forma digital.

¿Es esto malo o bueno? Con toda honestidad, siempre que primen las buenas costumbres, el civismo y el sano esparcimiento, bienvenida sea esta forma de encontrarse, pues con ella internet deja de ser una mera tecnología de intercambio para convertirse en herramienta de socialización cara a cara, que, a fin de cuentas, es la que mejores frutos rinde para consolidar o forjar relaciones de amistad y lazos afectivos.

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