Juventud Rebelde - Diario de la Juventud Cubana

A la espera del reencuentro

JR diálogo con una camagüeyana, quien por estos días ha sufrido el impacto del aislamiento de sus padres. Su agradecimiento es infinito a quienes luchan contra esta pandemia

Autor:

Yahily Hernández Porto

CAMAGÜEY.- Esta historia inició el 24 de marzo, cuando un matrimonio cubano de esta provincia que se encontraba de visita en Cancún, decidió adelantar su regreso ante la alarma de pandemia que recorría el mundo. Su hija, Yailé Caballero Mota, investigadora de la Universidad de Camagüey Ignacio Agramonte y Loynaz (UCIAL), accedió gentilmente al diálogo con este diario, a través de su chat en Facebook.

Cuenta esta camagüeyana que sus padres debían regresar a finales de abril, pero lograron adelantar su vuelo Cancún-Camagüey y eso alegró a todos en la familia. «Ese mismo día entró en vigor la implantación de nuevas medidas en el país, entre ellas la que refiere establecía el aislamiento durante 14 días a quienes viajaran a Cuba». Desde entonces los padres de esta científica cubana permanecen en Las Clavellinas; una de las instituciones destinadas a ese fin en esta provincia.

El matrimonio, integrado por Irene Mota Martín, de 71 años de edad, y César Alberto Caballero González, de 69, se sintió seguro por la vigilancia y atención de salud que recibieron desde que pisaron suelo patrio, y aún así se sobresaltaron:

«Hemos pasado días muy difíciles y de mucha tensión, porque en México, y específicamente en Cancún, hay muchos casos confirmados con este virus, pero cuando se supo a través del anuncio público que un viajero de ese mismo vuelo dio  positivo a la COVID-19, a todos en casa se nos encogió el corazón. Mi hija Laurita fue la primera en darse cuenta. ¡Para qué te cuento! Ella es una polilla, y siempre está buscando en la página digital de de Juventud Rebelde o de Granma la descripción de los casos. Nos abrazamos, porque el peligro era inminente».

- ¿Pude describirme ese momento?

- Todo fue muy rápido y originó sentimientos que con palabras no se pueden describir. Temor, miedo, sí… esas son las que más se acercan a lo que sentí, ¡lo que sentimos!

«Ese mismo día, afortunadamente, comenzó a realizarse en el país las pruebas rápidas y esperábamos los resultados con ansias. Serían más de las 8.00 p.m. cuando en el noticiero pusieron al ministro de Salud Pública explicando que ya se estaban aplicando los test y que en la región oriental del país se disponía de ellos. Ese instante fue como un rayo de luz, pero a la vez tuve una mezcla de sentimientos encontrados, de tensión y miedo por si daban positivo, y de esperanza infinita. Entonces volví a llamar.

- ¿En ese diálogo que le informaron sus padres?

- Mamá fue la que habló: «Parece que tendremos que esperar a mañana, porque aún no nos han avisado. Pero estén tranquilos que nosotros nos protegimos mucho en México y extremamos las medidas en los aeropuertos y vuelo donde estuvimos. No te preocupes mi hija, aquí no nos hace falta nada. Mañana será un día de sorpresas». Más en casa nadie durmió.

- ¿Al amanecer…?

- Maurito, mi hijo de 7 años, me decía: «Mami los abuelos son médicos y ellos saben muy bien cómo usar el nasobuco». Con esa mezcla de inocencia y a la vez de preocupación, porque es un niño muy sensible, mis hijos me daban fuerza, pero tampoco durmieron.

«Ese día fue como ninguno, cada vez que sonaba el teléfono pensaba que eran ellos, hasta que sobre las nueve de la noche mi mamá nos dijo: "¡Negativos los dos! Fuimos de los cinco primeros. Aquí nadie quedó sin su examen".

«Comenzamos a llamar a familia y amistades, a pasarnos sms y a enviar mensajes por WhatsApp, porque mis padres son personas muy queridas y de muchas amistades. Ellos son médicos y han dejado huellas lindas en varios países y toda esa gente, muchos de sus pacientes, además de todos sus amigos han estado muy pendientes. Fue un amanecer cargado que terminó en un día feliz».  

- ¿Cómo se le aplicó el test a tus padres?

- Mami nos contó que todo estuvo muy bien organizado. Ellos fueron de los primeros por su edad. El examen viene estéril en un paquetico y es personal, y que cuando terminaron de aplicárselos a todos y se confirmó que eran negativos, nadie dejó de aplaudir desde su cabañas para agradecer ese gesto de preocupación, amor y atención que les devolvió la esperanza.

- ¿La atención a tus padres, cómo ha sido?

- No tengo quejas. Ellos me han comentando que todo el personal es muy atento y los tratan con mucho cariño. Además dicen que cocinan muy sabroso y que les pasan visita mínimo dos veces al día para tomarles presión, temperatura, todos los signos vitales. 

- ¿Cuál fue tu recurso para seguir con optimismo y confianza?

- La unidad familiar. Eso es muy importante.

- ¿Qué enseñanza les deja el «sabor amargo» de COVID-19?

- Estos días han sido muy difíciles, pero a la vez nos han demostrado que lo más importante es la familia, la salud, la vida. Nos enseñan además a valorar a quienes arriesgan sus vidas por cuidar de los demás. Mi familia, en especial, le agradece a todos, al país y a mi gobierno humanista por excelencia, a los que están laborando en los centros de aislamiento, al personal de salud, a los transportistas, a los que siguen trabajando por mantener los servicios indispensables, y a ustedes, que aún en tiempos de pandemia siguen saliendo de sus casas para mantenernos informados.

Para cerrar le pregunto: ¿Cuándo tus padres lleguen a casa…?. Tras unos instantes de silencio, leo en mi chat: «Espera, periodista. Estoy muy emocionada ahora. Dame un momento para respirar y contestarle».

Al rato traduce su emoción en palabras: «Falta muy poco para que se cumplan los 14 días. Estamos en conteo regresivo para tenerlos en casa nuevamente, abrazarlos eternamente con mi mirada; decirles que los quiero mucho y que he estado, junto a mis hijos, en espera del rencuentro con quienes amaré siempre, mis padres».

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